Real Valladolid y RCD Mallorca reviven este sábado una situación similar a las de 2016, 2013 y 2002, con el conjunto bermellón jugándose el descenso en la recta final de Liga

Foto: Futbolia
«¡Pi, pi, piiiiii!». Del Cerro Grande hizo uso de su silbato para decretar no solo el final del partido, sino el de la temporada. Y para confirmar con ello el desastre. Los jugadores del RCD Mallorca agacharon la cabeza, cariacontecidos, conscientes de la fatalidad que acababan de culminar. Mientras, chispazos de color blanquivioleta se acercaban para darles consuelo, ese tan difícil de encontrar cuando has caído al infierno de Segunda División. Corría el uno de junio de 2013, y una victoria rojinegra por 4-2 no era suficiente rédito para salvar un año aciago.
Y es que al otro lado del charco el Celta había conseguido con su victoria ante el Espanyol una remontada prodigiosa en la clasificación cuando el descenso parecía cantado a mitad de curso. En su tierra, en Vigo, los celestes se llevaban en el descuento del campeonato el gato al agua y mandaban con una increíble carambola también al eterno rival, el Deportivo, a la categoría de plata. Algo irrepetible e histórico en Balaídos. Pero volvamos a Mallorca.
Parecido, pero no igual
Allí el club isleño encontraba un destino cruel como era el regreso a Segunda dieciséis temporadas después. Un Real Valladolid entrenado por Miroslav Djukic, salvado hacía varias jornadas, había resultado juez de una locura futbolística que concluía con el peor de los pronósticos para su último rival. Un pozo al que los pucelanos caerían para el próximo curso. Esta es la historia de dos equipos y un mismo destino.
Porque precisamente el destino puede ser muy caprichoso a veces, para lo bueno y para lo malo. ¿Qué sentido tendría sino que ambos volvieran a verse las caras ahora, en una realidad paralela a la de aquel uno de junio de 2013… pero en Segunda? Sí, sí, tal cual. Vale que en esta ocasión, la de este sábado, el Valladolid no puede presumir de tranquilidad clasificatoria, pero el Mallorca sí vuelve a verse envuelto en un potencial descenso.
Bien es cierto que esta vez no se trata de la última jornada del campeonato y que los de Sergi Barjuán llegan lanzados tras firmar siete de los últimos nueve puntos, pero es inevitable pensar que los blanquivioletas vuelven a ser el clavo ardiendo al que se agarran los bermellones. Un tropiezo en Zorrilla sería fatal para las pretensiones mallorquinas. Prácticamente una sentencia de muerte si se tiene en cuenta que la salvación está ahora mismo a tres puntos y solo restan cinco jornadas.
En todo caso no termina aquí la relación de amor y odio entre Real Valladolid y Mallorca. Y es que los isleños se han topado en varias ocasiones en la historia reciente con el Pucela para tratar de salvar el pellejo en la recta final de liga, sea en Primera o Segunda División. Precisamente la que mejor recordarán los aficionados de uno y otro equipo será la del año pasado, en 2016, donde el maldito calendario volvió a empeñarse en que se vieran las caras en la última jornada.
Benditas permanencias
Foto: Última Hora
¿Recuerdan aquello? Seguro que sí, y es que apenas han transcurrido unos meses. Un Valladolid salvado y sin opciones de play-off recibía en la última jornada a un Mallorca desesperado por escapar de la quema que llevaba a Segunda B. Efectivamente, este terminaría firmando la permanencia gracias a una colosal remontada (1-3) que hizo mucho daño a la parroquia de Zorrilla, más por la imagen que otra cosa. Al menos en este caso sí hubo final feliz para los bermellones.
Es la historia de dos viejos enemigos, o amigos, llámenlo como quieran, destinados a entenderse. Porque si uno agarra la máquina del tiempo y se traslada a otra época no demasiado lejana, hasta 2002, el encuentro se repite. Por aquel entonces Tomeu Llompart tomó a dos jornadas del final de Primera las riendas de un Mallorca que había dejado en la cuerda floja Kresic. Y cómo no, con el Pucela como último contendiente.
La historia es digna de ser contada. Un épico empate en el Bernabéu y una victoria por 2-1 en Son Moix ante el antagonista vallisoletano fueron suficientes para que, una vez más, los isleños salvaran la papeleta en este repetitivo capítulo de alegría y sufrimiento a partes iguales entre uno y otro equipo. Y este sábado, más. ¿Qué tocará en esta ocasión?