El Sevilla Atlético fulmina a un Real Valladolid sin sentido táctico alguno, perdido con cualquier sistema

Con un 6-2 no hay mucho más análisis. La vergüenza tapona cualquier sentido de exploración táctica de un partido que el Valladolid perdió en los primeros once minutos.
Pensó Herrera que formar un tridente en el medio campo con Álex López, Jordán y Leão podría ser una buena solución, aun prescindiendo de Míchel, fijo como interior con llegada (aunque en las últimas jornadas había adaptado su rol a un perfil más constructor en áreas más atrasadas).
Pensó, igualmente, que depositar la confianza en el plano ofensivo a De Tomás, Mata y Villar sería una decisión sensata después del buen encuentro frente al Córdoba. Y lo era, desde luego.
En lo que no pensó, y probablemente casi nadie, era en la fantástica salida del Sevilla Atlético, también con tres mediocentros, en bloque alto.
El filial andaluz, desde el primer momento, desactivó cualquier atisbo del Valladolid de sentirse cómodo con balón y de llegar al área de Caro.
El hecho de que Yan ocupara tanto campo y ejerciera como medio llegador le sirvió para anotar el primer gol del partido. Desde entonces, el derrumbe de los blanquivioletas fue tan sonoro que enterró cualquier tipo de reacción. En 10’, Gual marcó el segundo. En 20’, el delantero volvía a perforar la meta de un desacertadísimo Becerra. Al filo del descanso, una extraña salida del meta catalán terminó en el cuarto tanto sevillista.
*Quizá, el único elemento del cuadro pucelano que intentó algo con relativo peligro, tanto en la primera como en la segunda mitad, fue Raúl de Tomás.
Herrera, tras el descanso, decidió quitar a Villar y Jordán por Míchel y Rafa. A priori, este cambio buscó recobrar algo de control en zonas intermedias y reforzar la defensa, que estaba siendo un completo desastre.
Aunque el Pucela encontró breves fases de más dominio sobre el balón, el contexto era tan negativo que ni el gol de penalti de Raúl de Tomás pudo cambiarlo. Tras este amago de reacción, el Sevilla Atlético consiguió dos goles más para alimentar el escarnio.
También tuvo Espinoza algunos minutos para correr con el balón. El día en Sevilla, soleado, cegó las últimas posibilidades del Valladolid de disimular su falta de competitividad. El escudo vuelve sucio a casa.