El Atlético Tordesillas tiene pendiente enfrentarse hasta final de temporada a tres de los equipos que ocupan hoy puestos de descenso. En las cinco jornadas que le quedan deberá materializar su permanencia, todavía no hecha

Semana Santa es tiempo de procesiones, y, aprovechando que el Duero pasa por Tordesillas, hay un dicho referido a ellas que le viene al pelo a su equipo: la procesión no acaba hasta que pasa el último párroco. Es por ello que el conjunto de la Villa del Tratado no debe confiarse en estas cinco jornadas finales, puesto que de hacerlo, quizá pueda recibir una oblea, y no precisamente consagrada.
El Atlético Tordesillas afronta el tramo final de temporada bastante lejos de donde muchos le colocaban cuando esta comenzó, encabezando ‘la otra liga’. Su irregularidad, sin embargo, hace que todavía no tenga la permanencia en Tercera sellada, toda vez que se encuentra decimocuarto con cuarenta puntos.
Cierto es que el descenso está a siete. No menos que los arrastres que provocarían los descensos de Palencia y Arandina hacen que esté más cerca, a solo cuatro. Por no hablar de que Guijuelo y Burgos, aunque fuera de la zona roja, todavía no están salvador. Dejarse llevar, decía Vetusta Morla, suena demasiado bien. No aquí. No es una opción.
Al conjunto de Jesús Ángel Turiel le quedan cinco finales, puesto que ante la indeterminación referida a esas posiciones que provocan la caída a la Regional Aficionado no cabe otra cosa que considerar así las cinco fechas que restan hasta la conclusión del campeonato. Aunque por suerte, sin desmerecer a nadie, varias de ellas parecen propicias para sumar, toda vez que tres de ellas son ante equipos que, si la Tercera acabase ya, bajarían.
Los rojiblancos reciben este Jueves Santo en Las Salinas a La Virgen del Camino, décima clasificada. El fin de semana próximo rendirán visita al Villaralbo, colista y ya descendido. Una más tarde, pasará por la Villa del Tratado el Burgos Promesas, penúltimo, a tres unidades de la permanencia ‘natural’ y a cuatro de la real. Su última salida será a Soria para enfrentarse al Numancia B, séptimo y lejos de los puestos en los que se jugaría algo. Y en la definitiva viene a Tordesillas el Sporting Uxama, decimosexto, puesto que no servirá para escapar de la quema si desde la Segunda División B caen dos equipos.
Con lo que queda por delante y sin saber cuántos representantes de Castilla y León pierden la categoría en la de bronce es vano hacer cuentas. La única cuenta posible que le cabe al Torde pasa por ganar cuantos partidos pueda, puesto que solo así se garantizará la permanencia. Y es que si bien el que haya nueve equipos en una horquilla de cinco puntos puede favorecer que sea otro el que caiga, los cuarenta actuales de los de Turiel no parece que vayan a ser tabla de salvación, y por si las moscas siempre es mejor el trabajo que uno debe.
El calendario que tienen los tordesillanos es como para salvarse, pero flaco favor se harán si se confían. Ya se sabe cómo es esto de las procesiones: a veces uno cree que ya han pasado todas las cofradías, pero de repente aparece una a lo mejor y… y si el Tordesillas desciende, hay una que no pasará por Las Salinas: la del perdón.