Los de Paco Herrera vuelven a ganar en casa tras más de dos meses, esta vez ante el Córdoba (2-1) y en un partido en el que mostraron más pegada que fútbol
Muchas nueces y poco ruido. Esa podría ser la frase que resuma el partido de un Real Valladolid que sí, ganó, que es lo que tenía que hacer, pero volvió a dejar la sensación de que falta algo más si quiere lograr el objetivo de entrar en el play-off. Los blanquivioletas suman 46 puntos y vuelven a asomarse tímidamente a la promoción.
Entre otras cosas, faltó fútbol. Durante las últimas semanas en el entorno del Real Valladolid se insistía en la «mala fortuna» que arrastraba el equipo en sus encuentros. El buen juego del equipo no se veía reflejado en el resultado. «Cuando merecemos ganar, empatamos y cuando merecemos empatar, perdemos», se pronunció en su día Jordán. Ante el Córdoba, no fue así. Más bien, todo lo contrario.
Y eso que el inicio del encuentro prometía, con dos equipos que salieron al ataque y sin intención de cerrarse atrás, lo que favoreció que llegaran las oportunidades, sobre todo de los locales, que pisaron área con frecuencia, comandados por Mata y un activo De Tomás.
El canterano del Real Madrid ganó la titularidad y cumplió. Especialmente en la primera mitad en la que presionó arriba y supo aguantar muy bien el balón cuando lo recuperaba. Pero su principal asignatura, el gol, no llegó ni estuvo cerca. Las ocasiones de las que dispuso el ariete se marcharon al limbo.
Pero una cualidad de los grandes delanteros es que, cuando las cosas no van bien de cara a puerta, se visten el traje de asistentes. Es el caso del primer tanto. Pase de De Tomás que aprovechó José con un disparo cruzado que pegó en el poste y entró. Así se adelantaba un Real Valladolid que había buscado la portería rival con más persistencia que su rival.
A partir de ahí el escenario cambió y a medida que pasaban los minutos los blanquivioletas pedían el descanso con mayor insistencia, por las sucesivas ocasiones de las que dispuso el Córdoba. Y es que se juntaron el hambre con las ganas de comer. A la intensidad en ataque de los andaluces se sumaron las carencias vallisoletanas a balón parado. Resultado: cuando menos, peligro.
Por suerte para los pucelanos solo fue eso, peligro. Aunque más que por fortuna, gracias a un notable Becerra que realizó dos intervenciones de mérito. Primero un remate de cabeza de Luso –en una falta– y después otro de Pedro Ríos –en un córner–. No estuvo tan acertado en un libre directo que Javi Lara estrelló en el larguero y que el meta se había ‘tragado’.
Se podría decir que lo peor había pasado para los locales. Sin saber cómo llegaban a la segunda parte por delante, y sin saber menos aún, aumentaron su ventaja. Una empanada defensiva de los cordobeses que Mata aprovechó para recuperar, recortar a Kieszek y marcar a puerta vacía; dos a cero. El nueve pucelano había emulado hasta ese momento su actuación de otros días: mucho ímpetu, pero sin gol. Esta vez sí obtuvo premio.
Los de Herrera se topaban con un premio mayúsculo, ya que si es por juego, no merecía un resultado tan positivo. Sí mostró el equipo más verticalidad, pero con mucha dificultad para sacar el balón. Moyano y Balbi apenas subieron y costó ver más de dos buenas jugadas de combinación. La posesión que le sobraba a los blanquivioletas en muchos partidos se echó en falta; la puntería que apenas aparece en la mayoría de encuentros, hizo acto de presencia.
De nuevo por la mínima
Pero por mucho que el Real Valladolid juegue mejor o peor, hay una extraña manía que no pierde: la de acabar sufriendo todos los partidos. Así que por ser fieles a la tradición y para no quitar razón a los autores de ‘la ley del ex’, Alfaro recortó distancias para el Córdoba. Un error de Ángel al querer proteger el balón en el área que Rodri aprovechó para centrar y que el ex del Pucela remató a placer.
No hubo tiempo para más goles, ni apenas ocasiones en los diez minutos restantes. La afición del Real Valladolid respiró tranquila y, además, pudo presenciar el debut de Espinoza, aunque apenas pudo demostrar nada en el poco tiempo que estuvo sobre el césped. Con el pitido final, se consumó la sexta derrota consecutiva del Córdoba, que continúa marcando la frontera del descenso a Segunda B.
En este Domingo de Ramos le tocó sonreír al Real Valladolid que volvió a ganar en casa, setenta días después, y por enésima vez mira hacia al play-off. Una nueva oportunidad para dejar de solo asomarse y meter los dos pies en la promoción llegará la próxima jornada en casa del filial del Sevilla. Esta semana tocó dejar de lado el buen fútbol y sumar los tres puntos, que falta hacían.