La derrota por 2-1 en el campo del Dinamo Guadalajara deja al conjunto rojiblanco a cinco puntos de la salvación, cuando restan cuatro jornadas

Foto: Sergio Sanz
De final en final. Así lleva viviendo el San Pío durante las últimas semanas y, con más motivo, seguirá en las próximas si quiere seguir en la Segunda Femenina. Sobre todo después del último partido, en el que perdió en el campo del Dinamo Guadalajara por 2-1.
Y es que las cosas no le salieron nada bien al conjunto rojiblanco desde el inicio. Las numerosas e importantes bajas obligaron a Martín Olmedo a realizar un encaje de bolillos que se convirtió en un hándicap. Algunas futbolistas tuvieron que actuar en posiciones menos habituales y eso le afectó.
Le costó entrar en el partido a un San Pío que se jugaba mucho. Los resultados conocidos previamente no le acompañaron y estaba obligado a ganar para seguir dando pasos adelante. Pero su rival, pese a encontrarse en una situación más favorable para certificar su permanencia, salió con muchas ganas y se mostró como el equipo rocoso que es.
La fluidez brilló por su ausencia en el conjunto vallisoletano en la primera mitad; y para colmo el resultado terminó siendo desfavorable. Un fallo atrás condenó a las de Olmedo y el 1-0 subió al marcador. Aunque no perdió la cara al encuentro y, después de varios intentos, logró empatar tras un saque de esquina por medio de Lore.
Pero la alegría duró poco en las vallisoletanas, puesto que al minuto siguiente encajaron el 2-1. Las alcarreñas mordieron y, con la misma moneda del córner, aprovecharon un barullo en el área para mandar el balón a la red.
En el descanso, Olmedo movió ficha y su equipo reaccionó. Aunque todo se pudo ir al traste, ya que Zipi entró en una provocación con la portera local, la agredió sin balón y vio la roja directa. La acción de la delantera dejaba al San Pío con una jugadora menos, pero en la media hora que restaba siguió buscando el empate.
El entrenador rojiblanco dispuso una defensa de tres para no tener menos efectivos en ataque. El dominio y las ocasiones tuvieron color visitante, aunque no fue suficiente. El Dinamo jugó con el marcador y se mostró con confianza para desbaratar los intentos de su rival. El partido para las vallisoletanas se convirtió en un quiero y no puedo en el que el marcador no se movió.
Con cinco puntos de desventaja a falta de cuatro jornadas, el San Pío deberá afrontar las últimas citas con el cuchillo entre los dientes y la idea de dejarlo todo en cada campo. La permanencia se le antoja complicada y, tras esta derrota, le deja en una situación muy complicada para alcanzar el objetivo.
«Sabíamos de la importancia del partido», reconoció Martín Olmedo al término de un encuentro en el que consideró que su equipo estuvo «muy mal». Pese a la derrota, el técnico no tira la toalla: «Mientras haya vida, seguiremos luchando». Eso sí, advirtió de que ya no pueden «perder ninguno». En algunas de esas últimas jornadas, a priori, no estará Zipi, a la que, en palabras de su entrenador, «le caerán varios partidos».