El Real Valladolid Promesas consigue un merecidísimo punto ante el Real Racing Club tras jugar cincuenta minutos con un hombre menos pero nunca en inferioridad

Foto: Jesús Domínguez
Hay momentos en la vida en los que uno introduciría una cuchara para poder saborearlos mejor. Hay instantes, ratos, que saben a gloria sin que los pueda degustar el paladar, porque al fin y al cabo son eso, no algo ingerible.
Y sin ser ingeridos, hay momentos, ratos, instantes que a uno llenan, que le ensanchan. Y el partido que disputaron el Real Valladolid B y el Real Racing Club es uno de ellos. Porque el Promesas personificó la resistencia y la valentía. Aguantó cincuenta minutos con un hombre menos, y no solo eso: jugó, además, un gran encuentro ante el mejor visitante de la categoría, un Real Racing Club que se dice aspirante a todo.
El conjunto santanderino no dio imagen de ser tan grande, y eso, vista su posición en la tabla y los nombres que aparecieron sobre el tapiz de Los Anexos, es mérito de los pupilos de Rubén Albés, que se sienten grandes cada vez que juega ante su público. Cierto que esta vez había también bastante afición del rival, pero no importó; fue el filial de los mejores días y fue uno de los mejores días del filial, sino el mejor, visto el contexto en el que se movió.
En el primer tramo de encuentro su osadía no encontró el premio del gol, pero dio más de un susto. Higinio, que recuperaba la titularidad, fue un incordio para los centrales, sobre todo para Santamaría, a quien rompió en varias ocasiones. La oportunidad más clara fue antes de que se cumplieran los diez minutos, en un disparo que Iván Crespo rechazó a córner.
Al cuarto de hora de partido el Racing de Santander se adelantó con un cabezazo inapelable de Israel Puerto a la salida de un saque de esquina, pero esto no llevó a los blanquivioletas a perder el norte. No le importó tampoco que en otra acción a balón parado el goleador rozase el segundo, salió respondón y siguió manejando el esférico más que el rival y tocándolo en su campo con bastante acierto.
Así, solo se puso nervioso por dos decisiones arbitrales perjudiciales y que entendió injustas: una durísima entrada de Santi Jara a Royo que solo se saldó con amarilla y la expulsión a Santi Samanes por doble amonestación, la primera por protestar una posible falta en el cero a uno y la segunda por dejarse caer fuera del área. Algo crispado, o cuando menos caliente, se fue a vestuarios con la sensación de ser al menos un igual que aquel que iba por delante de una forma inmerecida.
Lo mejor todavía estaba por llegar, porque, lejos de descomponerse, el Promesas hizo que la inferioridad numérica no se notara en toda la segunda mitad. Cierto es que en los primeros compases el Racing amasó más el balón que en el primer periodo, pero no fue capaz de conectar con sus hombres de ataque, desactivados por una buena defensa.
Incluso, Higinio se volvió a dar de bruces con Iván Crespo, mientras que Dani Aquino –sí, el exblanquivioleta, actualmente rubio platino y con los mismos dejes que cuando pertenecía al Real Valladolid– no encontró a Héber (se la dio muy larga) en un intento de combinación tras otro pelotazo en largo, recurso manido de los racinguistas al verse incapaces de superar el bloque rival.
El reloj corría, podía parecer que en contra de los locales por aquello de estar con uno menos. Sin embargo, el fútbol estaba de su lado, puesto que sin ser dominadores de la pelota (al menos en exclusividad), sí daban sensación de empaque e incluso de merecer el empate, ya que cada vez que corría era capaz de generar sensación de peligro incluso sin terminar en ocasión.
Mayoral empata como Ronaldo que lleva el diablo
Foto: Jesús Domínguez
Y en estas apareció Mayoral. Bajo la atenta mirada de Paco Herrera, que veía el partido en la bocana de vestuarios junto a Braulio Vázquez y Cata, el abulense agarró un rebote en el centro del campo y empezó a correr como Ronaldo que lleva el diablo. Cierto es que enfrente había menos rivales que la vez aquella en que al brasileño lo quisieron prohibir, pero su gol se asemejó en que se la echó larga y, con varios gestos técnicos en una baldosa, se desasió de sus defensores y se la dejó franca para definir con la izquierda, desde ese instante su pierna menos buena, que no la mala.
Aquello lo quiso guardar cada aficionado en la retina, como si fuera un tarro donde se conservan las mejores esencias, o como si efectivamente fuera la memoria el cobijo de los mejores recuerdos (y nada más). Y cómo no querer hacerlo, si fue genial, como tantas cosas que uno quiere conservar.
Después de que ‘El Jabalí’ empatara el Promesas no se conformó, aunque el Racing puso un puntito más, eso sí, sin llegar a poner en aprietos a Tanis Marcellán, debutante bajo palos y seguro durante los noventa minutos. Si acaso el susto vino ya con el tiempo cumplido, con una falta en la frontal que puso a los de Ángel Viadero en disposición de llevarse la victoria. Santi Jara la tiró fuera y el silbatazo final selló un punto con sabor a victoria por todo cuanto se hizo bien a pesar de las adversidades.
Con el silbatazo final y durante el saludo previo a la ducha, llegó uno de esos instantes antes referidos que uno quiere guardar en la retina: la comunión con una afición que supo premiar a sus chicos por cuajar uno de los mejores partidos de la temporada, sino el mejor, con una ovación que fue tan sentida como su propia celebración.
Se postraron cuantos asistieron a Los Anexos a la evidencia de un Real Valladolid B genial como antes se postró Mayoral a los pies de sus compañeros tras el gol. Como si él no mereciera la reverencia también. Disfrutar de esos instantes y de esos ratos que desgraciadamente no se pueden ingerir, pero que sin duda saben a gloria: la que ofrece ser cada día mejor que el anterior.
Real Valladolid Promesas: Tanis, Arroyo, Mario, Calero, Royo, Rai, Anuar, Dani Vega (Mayoral, min. 51), Zambrano (Miguel Mari, min. 67), Samanes e Higinio.
Real Racing Club: Iván Crespo; Córcoles (Gándara, min. 38), Israel, Santamaría, Castañeda; Sergio Ruiz (Javi Cobo, min. 76), Álvaro Peña; Santi Jara, Dani Aquino, Héber (Beobide, min. 60); y Abdón Prats.
Árbitro: El colegiado aragonés Herrero Arenas expulsó Samanes en el minuto 40 por doble amarilla. También expulsó al segundo entrenador del filial, Jesús Rueda, y a Corral mientras calentaba en la banda, también por protestar. Además, amonestó a los locales Mario, Royo e Higinio, y a los visitantes Córcoles, Santi Jara, Mikel Santamaría y Aquino.
Goles: 0-1, min. 15: Israel Puerto. 1-1, min. 77: Mayoral.
Incidencias: Unos 1.200 espectadores (400 de ellos de Santander) presenciaron en los Anexos este partido, correspondiente a la jornada 26ª del Grupo I de Segunda B, en tarde primaveral.