Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Y si no quieres caldo, toma dos tazas. ¿Que toca un rival complicado que te pone contra las cuerdas y que te hace volverte a casa con el rabo entre las piernas? Pues esta semana, otro hueso duro de roer. De esos que llegan siempre en el peor momento, sin que nadie les haya invitado. El Real Valladolid afronta su próximo compromiso con dudas, con pájaros que le sobrevuelan la cabeza y que le hacen tambalearse y cuestionarse sobre su capacidad real de tocar el ascenso.
Pero no hay tiempo para ello, no sabiendo que todo un Tenerife llega a Zorrilla con el cuchillo entre los dientes para intentar pegar otra estocada. Más que como un peligro, los de Paco Herrera tienen que ver el enfrentamiento como una oportunidad de levantarse y resarcirse, para terminar de recuperar la fe de la afición. ¿Quién dijo que fuera a ser fácil?
En plena racha
Efectivamente, el conjunto insular desembarcará en Zorrilla con una ristra de partidos sin conocer la derrota bastante considerable. Un argumento más que válido para ponerle las cosas complicadas a los de blanco y violeta. Cuarto en la clasificación con 37 puntos, a apenas tres del Valladolid, otro tropiezo más podría ser letal para las aspiraciones de los locales. Ya no solo en cuanto a números, que también, sino en cuanto a sensaciones.
Bien claro queda que el Tenerife ha decidido ponerse las pilas tras unas últimas temporadas más bien discretas. Decimotercero en la tabla a final del año pasado, esta vez la meta es por lo menos el play off a tumba abierta, sin miedo a decirlo en voz alta a estas alturas de campeonato. Si soñar es gratis, hace unas cuantas jornadas que los isleños compraron el billete.
Y hablando de jornadas, es oportuno recordar que los entrenados por José Luis Martí acumulan nada más y nada menos que seis encuentros sin conocer la derrota, traducidos en cuatro victorias y dos empates, con el último referente de la semana pasada de un 2-0 en casa ante el Elche. Nada mal. Y más teniendo en cuenta que precisamente estos últimos años el Tenerife ha paseado sin pena ni gloria por la categoría, sin encadenar demasiadas rachas de este estilo.
Precisamente el hecho de que en este verano se hayan hecho algunos fichajes de relumbrón, o por lo menos más que válidos para la categoría, está demostrando que el acierto no tiene que suponer grandes desembolsos. Este equipo juega bien, sabe lo que se hace sobre el césped gracias a la varita de Martí, pero tiene una clara debilidad; pierde enteros lejos del Heliodoro.
Cero confianzas
Sí, el Tenerife es un conjunto serio, bien armado, que sabe aprovechar los fallos del rival para convertirlos en ocasiones a toda velocidad a la contra -son veintiséis goles los que suman por veinte en contra en estas veinticuatro jornadas-, pero es a la hora de agarrar el avión para ejercer como visitante la cosa se enfría. Un gran estímulo para un Pucela necesitado.
No hay más que mirar los números, casi siempre irrefutables, para comprobarlo. Como local, veintisiete puntos de treinta y nueve posibles, sin una sola derrota. Como visitante, diez puntos de treinta y tres, con solo dos triunfos en once choques. Coger el billete lejos de casa marea a los tinerfeños, desde luego.
No por ello debe confiarse el Valladolid, claro. A fin de cuentas el Tenerife sabe lo que se hace. Y si no que se lo digan a jugadores conocidos por la capital del Pisuerga como Amath Diedhiou, joven promesa que con solo veinte años ya ha revolucionado la categoría con siete goles a sus espaldas.
Y por no hablar de un ya conocido en la isla como Lozano, quien suma tres dianas, o un clásico incombustible como Suso Santana, con cuatro muescas en su revólver. Y todo esto con algunos fichajes invernales por demostrar lo que valen como el exótico fichaje japonés Shibasaki, conocido como el héroe del Mundialito de Clubes, o Rachid, procedente del Sporting. Pequeños apuntes para terminar de bordar con hilos de oro lo que se espera que sea una gran temporada, con el próximo paso en Zorrilla.
Curiosidad del rival de esta jornada: No hay que remontarse demasiado tiempo atrás para encontrar un dato positivo para el Tenerife y negativo para el Pucela en Zorrilla. Resulta que el feudo blanquivioleta fue testigo de como, el 29 de noviembre de 2009, el conjunto isleño consiguió la mayor remontada de su historia tras levantar un 3-0 hasta el 3-3, en apenas veintiún minutos. Un día para olvidar.