Antes de su sanción, ‘El Duende de Aroche’ se acercó a su mejor versión. Tras ella, querrá demostrarla con independencia de lo que vaya a suceder con su futuro

«El algodón no engaña», decía el anuncio, y es verdad; y si no hagan la prueba. No hay superficie cuyo estado sea incapaz de certificar dicho material, y si no hagan la prueba, como la que hará Juan Villar este fin de semana. De blanco algodón y pantalón azul (al menos cuando juega el casa), el CD Tenerife se presenta como un buen test para probarse y demostrar cuál es su estado de forma.
Antes de la sanción por acumulación de amonestaciones que le hizo perderse la salida a Girona, el onubense dio muestras de recuperación, con el que por lo menos parecía su mejor momento de la temporada. Este mismo jueves en sala de prensa reconoció algo así. «Físicamente estoy muy bien», dijo, una vez superados los fantasmas de diferente lesiones que le han impedido tener una verdadera continuidad durante el curso.
Coincidió aquella quinta amarilla prácticamente con el cierre de la ventana de transferencias de enero, mes durante el cual los rumores sobre una posible salida fueron poco a poco disipándose después de que el CD Leganés mostrara su interés por hacerse con sus servicios ya en noviembre. Fue una época de rumores, de ‘ruido’.
Concluida esta, aun a sabiendas de que todavía falta saber qué pasará con él la próxima campaña (termina contrato el treinta de junio), querrá vivir desde ya una primavera anticipada, un resurgir que le posicione lo mejor que sea posible de cara a la firma de su próximo contrato, ya sean en el Real Valladolid o en otro lado. Con un lacónico «lo que tenga que venir, vendrá» respondía entre semana a las preguntas sobre su renovación, unido a otra afirmación: «Voy a seguir luchando, lo tengo súper claro».
Esta situación puede parecer o terminar siendo semejante a la vivida con Javi Guerra en 2014. Después de un cierre de mercado movidito, en el que se pudo marchar, la puerta de salida se le acabó cerrando hasta junio, cuando se fue, algo que desde el mismo enero se barruntaba que sucedería. No es el caso de Juan Villar, al menos por el momento, pero su afán será sumar hasta el final, como Becerra o Mata en el Girona la temporada pasada. Aunque ya tenían sendos acuerdos con el Real Valladolid, lucharon por subir hasta el último día.
Si con él sucediera lo mismo, Paco Herrera ganaría un jugador diferencial en la categoría, de esos que son capaces de decantar un partido en cualquier chispazo. Porque sin duda alguna ‘El Duende de Aroche’ es magia y es emoción, y con él entonado las opciones de éxito de los blanquivioletas ganarían enteros. Y si no, basta con recordar sus quince goles en medio de la depresión del pasado año.
Con su presencia en el once ante el CD Tenerife fuera de toda duda, el choque ante los tinerfeños se presenta en el plano individual como una prueba de esas del algodón. Si de verdad está en su mejor momento del curso y cerca de su mejor versión, difícilmente haya un escenario y un momento mejores para demostrar que está de vuelta. Si es así, todo el mundo lo agradecerá.