El jugador argentino desembarca en el Real Valladolid con el cartel de gran promesa de su país, donde es comparado con Ángel Di María. El Villarreal pagó el pasado verano algo más de siete millones por su fichaje
El fútbol es un deporte muy dado a las comparaciones cada vez que aparece un joven valor. Cristian Espinoza, última incorporación del Real Valladolid, no se escapó en su país de estos símiles antes de saltar a este lado del charco. En Argentina, donde la rompió en Huracán, como dirían allá, se ganó el ser conocido como el Di María diestro.
Aunque en España pueda ser tratado como una promesa, y en cierta manera con esa consideración desembarque en Valladolid, lo cierto es que el bonaerense se granjeó gran fama en su país gracias a sus buenas actuaciones con ‘El Globo’, donde coincidió con ‘El Lucho’ Balbi. Y es que no es un simple proyecto de tantos que cambian pronto de continente: antes de cerrar su fichaje por el Villarreal, se convirtió en uno de los mejores jugadores de la liga argentina.
Formado en las inferiores de Club Atlético Huracán, debutó con diecisiete años en la máxima categoría y desde entonces no paró hasta alcanzar la nada desdeñable cifra de 107 partidos en la élite, en los que marcó catorce goles y repartió veintitrés asistencias, según datos ofrecidos por la UEFA. No obstante, por más que los números desvelen parte de su buen hacer, no son más que una aproximación a su fútbol.
Espigado, como ‘El Fideo’, con quien es comparado, también destaca por su gran velocidad y su habilidad. Posee un cambio de ritmo que puede resultar diferencial, es explosivo, hábil, incisivo y descarado en el costado y ataca con voracidad los espacios y el área, sobre todo desde el segundo palo, en busca de proferir el grito sagrado de gol.
Y, pese a su juventud, ya sabe lo que es levantar títulos, puesto que tiene en su palmarés una Copa Argentina y una Supercopa, además de ser una pieza clave en el camino que llevó a ‘El Globo’ a la final de la Copa Sudamericana de 2015, merced a sus cuatro tantos y tres asistencias de gol. Y, por si esto fuera poco, en ese mismo 2015 fue campeón sudamericano en categoría sub 20 con Argentina, con quien disputó, además, los últimos Juegos Olímpico.
Foto: Olé
Compañero de Balbi en Huracán
El diez de febrero de 2016 es una fecha que a buen seguro el atacante argentino tendrá grabada a fuego, y más después de la reciente desgracia del Chapecoense brasilero. Aquel día el colectivo de Club Atlético Huracán sufrió un accidente de camino al aeropuerto de Caracas (Venezuela) en el que el nuevo jugador del Real Valladolid no se vio envuelto, y que sin embargo, como es lógico, le provocó un gran susto.
Uno que vivió en sus propias carnes Luciano Balbi, quien sí iba a bordo de aquel autobús –sufrió heridas de carácter leve– y con quien compartió vestuario el extremo diestro en aquellos buenos tiempos en los que el santafesino ocupó el carril zurdo de la defensa del ‘Globito’ durante la consecución de la Supercopa argentina y en ese exitoso camino hacia aquella final continental ante el Club Independiente de Santa Fe colombiano.
Con ‘Pichi’ Escudero en el recuerdo
En la mente de más de un aficionado del Real Valladolid, con todo, habrá asomado el recuerdo de otro extremo argentino que llegó cedido por el Villarreal Damián ‘Pichi’ Escudero. Aunque era rosarino y zurdo como Balbi, guarda alguna similitud más con Espinoza, como por ejemplo el hecho de que llegó a Europa muy joven, después de un fuerte desembolso, por cinco temporadas, después de jugar en la sub 20 de la albiceleste y tras despertar el interés de varios grandes del Viejo Continente, en su caso, procedente de Vélez Sársfield.
También anunciado como un futbolista habilidoso y veloz, su rendimiento no fue descollante, como querrán tanto el Real Valladolid como la afición que lo sea el de Espinoza, toda vez que disputó una quincena de partidos sin correr gran suerte. Pero, lejos de ser un gafe, eso no impide que el último jugador en ponerse a disposición de Paco Herrera sea el futbolista que se necesitaba, al menos sobre el papel.
Se trata de un jugador específico de banda, algo de lo que había una carencia evidente, que si bien se desenvuelve principalmente en su lado natural, puede hacerlo a pie cambiado, convirtiéndose así en un recurso más para su técnico. Además, se amolda al tipo de fútbol vertical que promueve o desea Herrera en ocasiones o, como poco, puede ejercer como revulsivo en aquellos encuentros en los que se adolece de ‘chispa’.
Por delante tiene unos meses si no para hacer buena aquella comparación con Di María sí al menos para confirmar al Villarreal que no se equivocó firmándole, como tampoco lo hicieron otros como el Atlético de Madrid poniendo su foco sobre él o el Real Valladolid considerando, como ha hecho, que es el extremo que necesitaba.