El partido ante el Coruxo confirmó la mayor incidencia en campo rival del ceutí y el peso específico que tiene en un Real Valladolid Promesas que ya se le queda pequeño. La renovación y su ascenso al primer equipo, en el horizonte

Foto: Víctor Álvarez
Durante años, pero sobre todo después de su ascenso al Real Valladolid Promesas, por ser el considerado el último escalón previo al primer equipo y, por tanto, el último formativo, hubo en la Avenida Mundial 82 ciertas dudas con el techo que podía tener Anuar. Si bien el mediocentro ceutí siempre fue de los destacados de su generación, le pesaba el que no era capaz no ya de destacar, sino de sumar en campo rival.
Su capacidad pulmonar siempre ha estado fuera de toda duda, con todo lo que a ella va aparejada. Sin embargo, como después de crear una primera línea de pase para la salida se apagaba su incidencia se limitaba a ser la de un simple ‘stopper’ sin grandes alardes técnicos más allá de la conducción, hasta hace no tanto se creía que quizá no fuera a ser ‘jugador LFP’.
A pesar de que se vio rodeado de pobreza, su actuación con el primer equipo ante el CD Lugo durante la pasada campaña sirvió para ver que, cuanto menos, merecía una oportunidad para terminar de comprobar sus aptitudes, más aún si cabe teniendo en cuenta la contratación de Paco Herrera –conocido ‘potenciador’ de jugadores jóvenes– como entrenador.
Unido a esto, el Real Valladolid decidió una vez por todas el pasado verano edificar los puentes necesarios para que el canterano que sobresalga pueda llegar al primer plantel. Y hoy por hoy, si hay alguien cuyo buen hacer invita a pensar en el salto de categoría, dentro del alto rendimiento coral que está ofreciendo el Promesas, es sin duda alguna Anuar. Y como muestra el último partido contra el Coruxo.
Contra los vigueses se vio que no queda rastro de aquella incapacidad o poca incidencia en campo rival, y que ya es más que aquel jugador con tres pulmones y con pretensiones. En aquel Real Valladolid – Lugo puso su dinamismo y su despliegue físico al servicio del recorrido para intentar llegar a más zonas del campo, y eso es lo que hace ahora: se ha convertido en un futbolista de mayor rango y capaz de alcanzar con o sin balón la orilla del área rival.
Después de una primera parte en la que el filial se encontró atascado, en parte por tener que modificar los automatismos de salida de balón por su ausencia, en la segunda, nada más salir, la cosa cambió. Volvió a favorecer que la salida desde atrás fuera con los centrales abiertos y él entre ellos, no tanto con los centrales hacia una segunda línea –en la que aparecía más Rai que Miguel Marí–. Una vez con el esférico en los pies, se propulsaba hacia el campo rival.
En un buen número de ocasiones tiró de potencial para romper la primera línea rival, dejando atrás a los centrocampistas gallegos, aunque su recorrido no terminaba ahí; la entrega, siempre clara, siempre limpia, se producía, superado el fin del círculo central, frecuentemente más próximo al carril del diez que a este. Si antes acompañaba la jugada hasta la mitad del medio campo enemigo, ahora ya no: ahora es capaz de llevar el peso de la creación, como un mediocentro organizador puro.
Bien es verdad que ayuda el tener un escudero de la inteligencia táctica de Rai, un ancla y a la vez salvavidas, pero es que además no ha perdido sacrificio y sigue mostrándose como un bastión defensivo. Por ejemplo, en una acción atropellada en tres cuartos que pudo terminar con una pérdida suya de balón el filial continuó disponiendo del cuero debido a una feroz presión que terminó en robo.
Si por rango se entiende condición de jerarquía, esta está fuera de toda duda porque el equipo le busca; sabe que crece a partir de su intervención en la jugada. Y si la anterior narrada sirve para definir al ‘viejo Anuar’, habla muy bien del nuevo el que participara en los dos goles de la postrera victoria.
Así, en el primer tanto aparece en la salida y, a la vez, en la fase de creación. Tras romper en conducción la amenaza/presión de los delanteros abrió el balón al costado izquierdo, desde el cual la jugada continúa hasta llegar a los pies de Dani Vega. Mientras tanto, en el segundo gol aparece en la fase inicial y en la de generación de la acción ofensiva, sirviendo el centro que remata a la red Dani Vega en el segundo palo.
De la misma forma que su ausencia en el primer acto condicionó el transcurso del encuentro, su presencia durante el segundo cambió el devenir del choque gracias a una actuación de otra categoría, de centrocampista dominador y dominante. No conforme con ello, arrancó a la grada un «ooohhh» de admiración después de marcharse entre dos rivales al más puro estilo Xavi Hernández, con el balón pegado al pie tras girar sobre sí mismo.
Anteriormente se podía hablar de un volante defensivo puro, aunque con rasgos (movilidad y apoyo) de mediocentro de acompañamiento, ahora estamos ante un mediocentro mixto y plural, ese que los ingleses y los ‘parabólicos’ vendrían a llamar ‘box to box’, ya que participa en todas las fases del juego salvo quizás la última, la de finalización.
Con todo, juega en su contra en el corto plazo de cara a que pueda actuar en el primer equipo el hecho de que su principal virtud es a la vez su mayor enemigo, el desorden que genera con su movilidad, algo que si bien el Real Valladolid B interpreta bien por y para él, otorgándole peso específico, en el primer plantel parece difícil que pueda suceder debido a que el entramado es distinto y para que tuviera encaje y/o para explotar las cualidades antes descritas necesitaría un dibujo distinto y unos comportamientos diferentes.
No obstante, la confianza que muestra y el importante crecimiento que ha experimentado en lo que va de curso obligan a pensar en un futuro con él en el primer equipo. Si bien termina contrato, porque por las reservas que tenían las dos partes el pasado verano llevaron a que firmara una ampliación por solamente una campaña, la dirección deportiva y su agente están condenados a entenderse: él quiere seguir –está fuera de toda duda su sentimiento blanquivioleta– y el club quiere que siga.
En todo caso, que su renovación sea un hecho podría pasar porque tenga garantías de ascenso al primer equipo, algo que, en vistas al momento futbolístico que vive y al nivel que ha adquirido, debería ser un hecho. Señalado siempre como jugador potencial dentro de la base, se está destacando como un futbolista, sino ya hecho, sí al menos capacitado para dar ese salto. Una vez ha dado el de calidad, el salto de categoría debería ser cuestión de tiempo.