La mediocentro juvenil naranja ha dado un paso adelante este curso después de darlo atrás en el terreno de juego y de terminar de acoplarse al centro del campo

Hace ya algún tiempo, un entrenador dijo a quien escribe sobre uno de sus futbolistas que en verano, cuando se apostó por readaptarlo a una nueva posición, más retrasada en el campo, la decisión se tomó porque se prefería que fuera templado o incluso caliente en la nueva que frío en la que ya conocía.
Algo parecido debió pasar meses atrás en la cabeza de Óscar González, entrenador del CD Parquesol, cuando pensó que Barbi, una de sus juveniles, estaba hecha para jugar en el mediocentro, y no (o no solo) por delante, como solía hacer. Con el tiempo todos ganaron. Ella, porque tiene un mayor contacto y participación en el juego. Y su equipo porque cuando ella está activa el juego es fútbol es más fluido.
Con el paso de las jornadas, y escoltada por la ‘todoterreno’ Nata, se ha convertido en la ‘regista’ del conjunto naranja, en la directora de una orquesta que suena más afinada cuanto mejor interpreta ella la partitura. Así, si bien no lleva siempre la batuta, porque la evolución del grupo pasa por un reparto adecuado de minutos, es quien suele llevar el peso de la creación.
Cuando el equipo se atasca en la primera fase, la de salida de balón, ella ofrece una primera línea de pase. Y tanto si le llega el cuero entonces como si lo hace ya en el siguiente paso, para comenzar la fase de creación, es capaz tanto de buscar a la compañera libre como de romper líneas en conducción mientras a su alrededor todo pasa y todo fluye (cuando el contexto acompaña; esto es, cuando las de delante están bien, cómodas).
Es hábil, lo que le permite que esas conducciones sean con el esférico muy cerca del pie, para dificultar así el robo rival. De carácter asociativo, posee una buena visión de juego, principalmente en corto y al lado que le es más cercano, aunque es capaz en el pase profundo y, tanto o más, de ser profunda en la carrera, así como de acompañar la jugada.
Asimismo, brega cada vez más y mantiene cada vez mejor la posición, por lo que se está convirtiendo en una jugadora, sino caliente, al menos cada vez más templada, que diría el técnico amigo de uno, tal y como demostró contra el Torrelodones, en un envite en el que ella y su compañera en la parcela ancha fueron lo único salvable de las naranjas.
Aunque es cada vez menos habitual ver a las parquesolinas dar una imagen así de pobre, es casi un habitual que incluso cuando las demás están mal Barbi luzca, o por lo menos rinda algo mejor. De esta forma, escapa, tal y como quería su técnico, de la posibilidad de ser una ‘trequartista’ de calidad pero desconectada y es, en cambio, una ‘regista’ con participación.
Para que entiendan los neófitos o desconocedores del conjunto del Saso: pudiendo ser Riquelme, se ha convertido en Rakitic, y eso es algo que celebran el Parquesol y el fútbol femenino de Castilla y León, al que aporta también su granito de arena como integrante de la selección juvenil. Y precisamente por estar aún en esta etapa cabe ser optimistas: puede –y debe– seguir mejorando y, lejos de ser un problema, la competencia que tiene –y que aumentará cuando vuelva Lore– ha de ser un aliciente para que continúe progresando.