El Real Valladolid arrolló al RCD Mallorca a pesar de que algunos comentaristas denunciaron, con 0-0, la nula preparación del encuentro

No diré que me sorprende, ya que he estado muchos años metido de lleno en el mundo de la comunicación y sé cómo funcionan algunos delante y detrás del micrófono. Tampoco diré que me molestó, porque los buitres vuelan cada vez más bajo cuando los malos resultados toman forma de carne muerta a la que acechar. Lo que sí me llamó la atención fue la crudeza con la que se hizo lo que se hizo.
Hablo de lo sucedido en una importante y conocida emisora de radio durante el RCD Mallorca – Real Valladolid. Corría la media hora en el Iberostar, con empate a cero en el marcador, y los comentaristas del partido –alguno de ellos presumiendo de ser fino analista y entrenador en sus ratos libres– empezaron a atacar sin rubor a Paco Herrera por lo que estaba sucediendo en el terreno de juego. No diré quiénes eran ni en qué emisora tuvo lugar. ¿Debería? Sí. Pero esto no es una denuncia, sino una fotografía que ilustra lo enfermo que está un amplio sector de la prensa deportiva.
«No hay ideas», lanzó uno de los comentaristas. «Parece que Paco no ha preparado bien el partido», añadió otro, argumentando que el Mallorca defiende así y asá, que presiona así y asá y que coloca sus piezas así y asá. Un rato después, 0-3. Empapados por su propio ridículo, se dejaron caer sobre el cómodo colchón de la efectividad, la pegada y lo débil que se mostró el Mallorca en defensa. Nada importaba ya. El Pucela había goleado fuera de casa, pero no merecía los piropos, ya que en la primera parte se había llevado los palos. En pleno 2016 sigue siendo mejor escurrir el bulto que reconocer tus errores.
Ya en sala de prensa, no hubo valor de preguntarle a Paco Herrera por su nula preparación del partido o la escasez de ideas que, según ellos, lució el Real Valladolid en Mallorca durante la primera mitad. Se olvidaron de todo o hicieron como que se olvidaron. Se hicieron los suecos. Aquí no había pasado nada. Con un poco de suerte, nadie le hará llegar el bochornoso audio al entrenador blanquivioleta y los protagonistas seguirán sonriendo y estrechando manos.
Es curioso que gente que no ha empatado con nadie pese a presentarse como entrenadores, tenga la sangre fría de sentarse en un estudio, despotricar contra el técnico de un club de Segunda División y hacer como si nada minutos después de consumarse el ridículo –el enésimo, dicho sea de paso–. Una nueva muestra de esta sociedad enferma en la que muchos saben más que el resto hasta que los propios acontecimientos te golpean con violencia la cara y te dejan en evidencia. Lo peor es que ni siquiera en ese momento se bajan de su pedestal. El Real Valladolid ganó de casualidad y sin tener un plan, que para eso lo dijeron en la radio.