Pese a que llegó al Almería para cubrir la baja por lesión de su habitual lateral izquierdo, se ha convertido en uno de los fichajes más destacados

Si nos atenemos a la última temporada que el hoy rojiblanco Mariano González (Málaga, 1984) jugó en LaLiga 1|2|3 nos viene a la mente un gran recuerdo futbolístico como lateral izquierdo. Nano (como se le conoce en el mundo del balompié), antes de su paso por el fútbol griego, previo a su fichaje por la UD Almería, jugó durante una temporada entera en el decano del fútbol castellano-leonés: la SD Ponferradina.
Durante aquella temporada, la 2012/13, el carrilero zurdo disputó un total de 41 partidos con las elástica blanquiazul (38 como titular), anotó dos goles y, lo que es más importante, recibió solamente tres tarjetas amarillas pese a jugar siempre en la línea defensiva. Aunque, no obstante, más adelante ya tendremos tiempo de centrarnos en su etapa berciana. Empecemos por el principio.
Nano González pasó los primeros años de su carrera profesional deambulando por diferentes equipos de la geografía española. Tras un breve paso por la UD Fuengirola Los Boliches, recala en la campaña 2004/05 en la UD Marbella, donde juega 51 partidos y anota cuatro goles (dos en cada curso). No obstante, en la segunda temporada fichó en el mercado invernal por el Nàstic de Tarragona. Temporada histórica en la que el equipo catalán logró el ascenso a la Liga Santander por primera vez en su historia (aunque el futbolista de la Costa del Sol tan sólo jugó 5 partidos).
Tras este gran logro para su palmarés, Nano fichó por el Barça B, donde compartió vestuario con jugadores como Giovani Dos Santos, Bojan Krkić o los ex blanquivioletas Marc Valiente y Lluís Sastre. Pero otra vez salió en el mercado de invierno, esta vez Córdoba fue su destino, donde jugó quince partidos y logró ascender a Segunda División.
Al año siguiente lo repescó el Nàstic y lo cede a la Unió Esportiva Lleida, con la que juega en Segunda B 35 partidos. En la 2008/09, también en Segunda B, Nano ficha por el FC Cartagena donde estará a las órdenes de Fabri González durante veintitrés jornadas y de Paco Jémez durante quince, además de compartir vestuario con Rubén Martínez (actual portero del Depor) y con el malogrado Miki Roqué. A la postre marcó cuatro goles, su tope como jugador profesional pese a ser un extremo habilidoso y además, de la mano de Jémez, volvió a lograr el ascenso a la Liga 1|2|3.
La siguiente temporada recala en el Cádiz y desciende de Segunda a Segunda B acompañado de otro exjugador blanquivioleta como Bartholomew Ogbeche, antes de recalar en el Real Oviedo y seguir con su nomadismo. Allí jugará dos temporadas en Segunda División B sumando un total de 66 partidos y anotando hasta 5 goles en su última temporada, mejorando una vez más su tope goleador.
Sin embargo, no es hasta la siguiente temporada, la 2012/13, en la que Claudio Barragán (entrenador de la SD Ponferradina esa temporada) se da cuenta que ese extremo zurdo recién llegado de Oviedo tiene que aprovechar aún más su velocidad y su físico ocupando el lateral izquierdo del Municipal del Toralín. Esta posición, la de lateral izquierdo, es la que actualmente ocupa en la UD Almería.
En la temporada que estuvo en Ponferrada, pese a haber jugado 41 partidos en posiciones defensivas, vuelvo a recalcar que solo vio la tarjeta amarilla en tres ocasiones. Sin embargo, con el Almería en doce jornadas ya lleva cuatro cartulinas (si bien hay que reconocer que la mayoría de ellas han sido por protestar y por rifirrafes).
Su gran rendimiento en las últimas temporadas, tras una etapa en el fútbol griego, hicieron que la dirección deportiva del Almería decidiese que tenía que ser Nano el que supliese la baja por lesión de Sebastián Dubarbier (jugador que sufrió una lesión de rodilla carente de gravedad en la segunda jornada de la presente liga). Pese a llegar a la ciudad andaluza en la jornada tres, desde entonces el malagueño lo ha jugado todo y es uno de los jugadores más destacados en el equipo de Fernando Soriano.
Mal recuerdo en el Bierzo
Pese a la gran temporada que hizo bajo la batuta de Claudio Barragán, en Ponferrada no tienen buen recuerdo de Nano González. Aun teniendo contrato en vigor, el jugador decidió no presentarse al primer entrenamiento en su segunda temporada en el equipo de la capital del Sil.
Con las ofertas del CD Tenerife y del Panathinaikos griego sobre la mesa, Nano dejó plantado al club que le había permitido jugar la última temporada en Segunda y al que tantas satisfacciones había dado durante esa misma temporada (logrando el objetivo de la permanencia de una forma más que holgada) y forzó su salida para buscar una mejor ficha que le permitiese ganar más dinero… y firmar por el club ateniense, en el que jugó 87 encuentros, marcó tres tantos y ganó una Copa de Grecia.