La UD Levante mantiene un colchón de puntos importante con respecto a sus perseguidores que no se ajusta a la realidad global: los otros veintiún equipos están en diez puntos

La Segunda División es reflejo de lo que dicen que es el mundo: un pañuelo. Después de catorce jornadas, la igualdad es máxima, hasta el punto de que en una horquilla de diez puntos se encuentran nada menos que veintiún equipos. Así, solo la UD Levante rompe esta igualdad y ya se ha escapado con dirección a Primera. A tiempo está de sufrir una pájara, que se diría en el argot ciclista, pero su fortaleza es tal que no hay quien piense en el conjunto de Juan Ramón López Muñiz como principal favorito al ascenso.
Cómo serán las cosas que después de que haya sumado ‘solo’ cinco de las últimas nueve unidades mantiene una distancia de ocho puntos con el segundo, el Sevilla Atlético, y de diez con el Girona, que es tercero (y con Lugo y el Huesca, que se encuentran empatados con el conjunto de Pablo Machín).
No obstante, hay un dato más llamativo que este, y es que después de la disputa de la decimocuarta jornada hay los mismos puntos de diferencia –ocho– entre el líder y su más inmediato perseguidor que entre este y los puestos de descenso, a priori objetivo en el que cualquiera podría pensar para un filial recién ascendido como es el hispalense.
Pero la cosa no queda ahí: las diez unidades en las que aventaja el Levante al tercero son las mismas que separan al Sevilla Atlético del último, cifra que viene a hablar de lo comprimida que está la categoría y a validar la teoría sempiterna de que en la división de plata del fútbol nacional ganar o perder dos partidos de forma consecutiva te pueden meter en cualquier meollo; en positivo, rozando las posiciones de play-off o incluso tocándolas, y en negativo, cerca del abismo de los puestos de descenso o metido en ellos.
Por si hubiera alguna duda de esta realidad, se podría ir más allá incluso, dado que entre el séptimo clasificado y el decimonoveno, último en promoción de ascenso debido a la situación del filial sevillista y primero en las posiciones que conllevarían la caída a la Segunda División B, hay nada más que cinco puntos.
En la mitad del grueso del pelotón se encuentra el Real Valladolid, undécimo con dieciocho unidades, a solo dos del play-off, pero a tres solamente del descenso, y a la misma distancia (cinco puntos) del segundo clasificado que del último. Y eso que es, junto al Huesca y el Rayo, quien menos empata (tres igualadas). Y eso que es, tras los vallecanos y junto a otros dos equipos, quien más pierde.
Fracasado el objetivo de dar el salto definitivo a la mitad alta de la clasificación, los blanquivioletas afrontan esta semana la visita al CD Numancia, el conjunto con menos victorias (dos; mismas que el Nàstic) y con más empates (ocho). Un rival al cual, pese a compartir comunidad, ha de asestar un golpe que le permita –ojalá– avanzar posiciones de nuevo y deshacerse del regusto amargo que dejó el tropiezo en Elche.