Braulio Vázquez y Domingo Catoira, director deportivo y secretario técnico, firman su renovación con el Real Valladolid hasta 2019

La temporada del Real Valladolid arrancó antes que la competición y antes, incluso, de que lo hiciera la pretemporada. Las primeras comparecencias arrojaron una desilusión y desagrado por parte de Carlos Suárez con respecto al trabajo y los resultados de la campaña 2015/16. Sin embargo, un hombre se atrevió a calificar su propio trabajo como un «fracaso». Él fue Braulio Vázquez, quien rechazó por esa misma cuestión la renovación tiempo atrás.
Pero, ¿qué ha cambiado desde finales de la temporada pasada a ahora? Para resolver esta cuestión, debemos proyectarnos a un pasado cercano, pero que comprende el primer proyecto de Braulio Vázquez y de Domingo Catoira al frente de la dirección deportiva y de la secretaría técnica del Real Valladolid.
El elegido para el banquillo en aquel primer año fue Rubi y la plantilla estuvo compuesta por jugadores que venían de descender con el equipo como Carlos Peña, Jesús Rueda o Marc Valiente y jugadores con cosas por demostrar como André Leão o Roger. El inicio fue positivo y el equipo siempre se mantuvo arriba, pero su juego según avanzaba el curso se fue difuminando hasta el punto de que muchas voces pidieron la cabeza de Rubi.
En el mercado invernal de aquel año, Braulio buscó en el maltrecho bolsillo blanquivioleta algo con lo que paliar la baja de Roger y dar un plus al equipo. Para lo primero se trajo a Jonathan Pereira y Túlio de Melo y para lo segundo a Hernán Pérez. Su rendimiento fue dispar, y mientras los primeros no aportaron lo esperado, el segundo fue la única baza real que jugó el equipo vallisoletano en las semifinales del play-off frente a Las Palmas de un futuro blanquivioleta como Paco Herrera.
La no consecución del ascenso no fue tanto el motivo para la limpieza de plantilla que se produjo en ese verano, como la sensación de desgaste de un proyecto ya antiguo basado en jugadores que no tenían ya mucho más que ofrecer aquí. Así pues, para la temporada 2015/16, la dirección deportiva pensó en un entrenador y unos jugadores de un perfil adecuado para la Segunda División: Garitano, Juanpe, Rodri…
Se buscaban hombres y no nombres, pero no se encontró ni una cosa ni la otra. Se despidió a Garitano e, incluso, a Portugal, su sustituto. La mediocridad de Alberto López y de la Segunda División salvaron del descenso a un Real Valladolid sin alma, totalmente desconectado de su afición, que había dejado de tener en buena estima a la dirección deportiva.
En ese contexto se inicia la presenta campaña, también con el ya mencionado reconocimiento del fracaso por parte de Braulio Vázquez. Se proyectó una potenciación de la cantera en el primer equipo –que finalmente ha sido menor de la esperada–, se intentó ser más blanquivioleta que nunca y, por primera vez en estos tres años, el entrenador, Paco Herrera, fue anunciado con prontitud y sobre sus preferencias se cimentaría el proyecto que hoy ilusiona a una ciudad entera.
Rectificar es de sabios, aunque cierto es que ese cambio de nombres a hombres y de estos a jugadores de fútbol ha venido marcado también por la agenda económica, cada vez más angosta, pero que no es un yugo definitivo para la dirección deportiva del Real Valladolid, quien parece haberse redimido en esta temporada y hasta el momento de los errores del pasado.
Con esta premisa de arrepentimiento, de mejora y, por qué no decirlo, de aprendizaje, Carlos Suárez ha tenido a bien mantener la oferta de renovación que este miércoles, nueve de noviembre, la dirección deportiva del Real Valladolid, con Braulio a la cabeza, por fin ha accedido a aceptar.
Domingo Catoira,
‘el hombre invisible’
Como Braulio Vázquez es la cabeza visible de la dirección deportiva y el trabajo de José Antonio Prieto ‘Cata’ también lo es, Domingo Catoira suele pasar desapercibido. Por las labores inherentes a su cargo como secretario técnico, buena parte de su labor –o al menos una parte importante– se desarrolla lejos del principal foco mediático del Real Valladolid.
Aunque no se pasa la vida viajando, es importante hablar de la lejanía de este foco y de su discreción incluso cuando se deja ver por Los Anexos. Por todo, es algo así como ‘el hombre invisible’ de la dirección deportiva, aunque, a la vez, alguien de peso que, por ejemplo, fue el encargado de ojear in situ a Renzo Zambrano o a Jorge Juliá, entre otros, como paso previo a su fichaje.
Por lo tanto, su condición de ‘invisible’ no hace de menos su labor. Al contrario; la discreción es una característica que parece marcada a fuego en una dirección deportiva cuyo trabajo es entendido como positivo por Carlos Suárez con independencia de que el camino de vuelta a Primera haya sido más pedregoso de lo deseado. En esta temporada, o en las dos que tienen por delante él, Braulio y Cata, buscarán confirmar el anhelo; aquello para lo que han sido renovados.