Paco Herrera llevaba pidiendo a su Real Valladolid durante las tres semanas precedentes una victoria que les colocase en la pomada de LaLiga 1|2|3

Al más puro estilo de Donald Trump, el Real Valladolid construyó el año pasado un muro inexpugnable que no le permitía avanzar. Como si el Pucela fuese un mexicano sin papeles, intentaba una y otra vez saltar esa pared y acceder a los puestos de privilegio de la Segunda División, pero una y otra vez se estrellaba contra esa frontera hasta que se vio obligado a volver para atrás y quedarse en una muy peligrosa tierra de nadie.
Por eso, el comandante de los blanquivioletas, Paco Herrera, quería derrumbar ese muro. Él sabe lo importante que es destruir esas fronteras porque «te vas marcando objetivos más altos». El Pucela llevaba tres jornadas a falta de ‘un poco más’ para meterse en los puestos de privilegio y ya lo ha hecho.
Cierto es que todavía no se han alcanzado los puestos de play-off (aunque, en verdad, el Pucela está en promoción de ascenso pues el Sevilla Atlético no puede jugarlo), pero eso es algo que, siguiendo está línea, llegará. El propio Herrera se muestra más que contento con el lugar que ocupa su equipo en la tabla clasificatoria. «Teníamos que pasar al otro lado que no quiere decir estar en play-off, pero si estar entre los ocho primeros», aseguró el catalán tras el encuentro contra el Sevilla Atlético.
El séptimo lugar que ocupa ahora mismo el Real Valladolid es el puesto más alto que ha ocupado desde que se terminó la temporada 2014/15 en la que los blanquivioletas terminaron quintos. Por triste que suene, el Pucela no llegó a estar por encima de la novena posición la temporada pasada y por eso Paco Herrera ha hecho especial hincapié en meterse en la pomada y mantenerse, como quien dice, «estar ahí».
Y es que la parte moral en el fútbol es tremendamente importante. Si ayer lunes Moyano explicaba que la racha negativa de victorias ha hecho al equipo más fuerte, hay que recordar que el año pasado el equipo no tenía esa fortaleza y sentía vértigo cada vez que se asomaba a lo alto de la clasificación.
Herrera no quiere esos vértigos y sus chicos lo saben. En una plantilla con una mezcla de veteranía y juventud, es necesaria la calma que el míster transmite a su plantilla y que el club, a su vez, transmite al entrenador. Algo así como un «vale, hemos perdido cinco partidos seguidos, pero ahora remontamos y nos ponemos arriba, no pasa nada chicos». Y tal cual ha sido. La paciencia es la madre de la ciencia.
Ahora falta mantenerse, que tampoco será fácil. Los futbolistas saben que están en el camino adecuado pero que todavía no han hecho nada. «Vamos con pies de plomo porque quedó demostrado hace bien poco que por detalles puedes perder los partidos», explicó Moyano, uno de los pesos pesados del vestuario. Y razón no le falta. Al Pucela le espera un mes de noviembre bastante duro; dos salidas consecutivas, Elche y Soria, y la visita del Almería, que, aunque no atraviesa sus mejores momentos, no deja de ser uno de los equipos llamados a estar arriba.
El objetivo blanquivioleta ahora está en mantenerse en esa Norteamérica que supone estar en zona de poder luchar por ascender y luchar por ese ‘sueño americano’ y no volver a México y ver como al otro lado del muro la vida parece más feliz. Ojalá que el Pucela sea insolidario, sea Trump; que construya la barrera, que no pase ni uno. Mantengámonos arriba.