El entrenador del Real Valladolid Promesas destacó la importancia moral de la victoria ante un Pontevedra CF cuyo técnico, Luisito, dijo que «la educación deportiva (del filial) brilló por su ausencia»
Dice mucho la imagen de la derecha. Aunque es un gesto de rabia, es más un signo de liberación, la que sintió Rubén Albés con el triunfo de ‘su’ Real Valladolid Promesas ante el Pontevedra CF. Como destacaría después el técnico, los tres puntos «refuerzan y hacen crecer la autoconfianza» del filial, que había encadenado cinco partidos sin ser capaz de ganar a pesar de estar haciendo «buenos partidos».
En su opinión, su equipo fue «muy superior en la primera mitad» y vivió una segunda «muy igualada», que, sumado todo, le hace estar «orgulloso y tremendamente contento» con el rendimiento de sus futbolistas. «Tiene mucho mérito lo que [los jugadores] están haciendo», ponderó, además de destacar las «situaciones claras de gol» y las ocasiones de que dispuso el Promesas antes del descanso, principalmente, cuando debieron irse ya por delante en el marcador.
Además de poner en valor el buen hacer de sus pupilos, el técnico vigués no pudo evitar entrar a valorar las quejas de Luisito, entrenador del Pontevedra, quien, con un malestar evidente, dijo que los futbolistas del filial, de estar a sus órdenes, «no jugarían». Y no lo hizo por entrar en polémicas, sino por defender lo que es suyo, en sentido amplio y estricto.
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Luisito, enfadado y al ataque
No se puede ocultar que Luisito, técnico granate, hizo autocrítica. Pero también levantó polvareda con sus críticas más o menos veladas hacia el árbitro y, sobre todo, con sus ataques al rival. Si durante los más de noventa minutos que duró el encuentro hubo ciertos piques entre integrantes de los dos equipos, dentro y fuera del terreno de juego, estos se mantuvieron luego debido a las polémicas declaraciones del teense.
«Mis jugadores ya estaban avisados. Parece que estos jugadores tienen treinta años. La educación deportiva brilla por su ausencia. Son muy buenos futbolistas, pero me sorprende mucho», aseveró sin cortarse un pelo. «Protestan todo, se tiran… es su estilo. Dios me libre que un futbolista mío haga eso, porque no juega», agregó, si bien reconoció que los suyos se pusieron nerviosos en el tramo final, en el que «entraron al trapo».
No quiso escudarse en esto en la derrota, eso sí. Reconoció que el Pontevedra no jugó «nada bien» en la primera mitad y que «nadie [más que ellos] tiene la culpa de fallar dos mano a mano». No obstante, su lectura dista de la general, ya que allí donde vio que el filial «ganó sin tirar a portería», sí hubo ocasiones blanquivioletas, más que las que destacó en el segundo periodo por parte de los suyos «para ganar con holgura».
Muy enfadado, para el árbitro también tuvo. «Que te piten dos penaltis y te anulen un gol es muy difícil de explicar», aseveró, deseando que en casa le pase algo así, si bien vino a decir en varias ocasiones que no estaba en la mejor posición posible para valorar estas acciones. «Vosotros con las cámaras lo visteis mejor que yo», interpeló.
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