El central de Peñafiel ya está recuperado de su lesión y quiere entrar en el once: «El día que venga a entrenar y no quiera jugar me iré a mi casa»

Bendito problema el que le surge a Paco Herrera. Sus dos centrales titulares habitualmente ya están en condiciones de volver a entrar en el once pero los que eran sus suplentes, Guitián y Álex Pérez, lo han hecho tan bien que es complicado sacar a unos para meter a otros.
“Sí, es complicado entrar y es lo bueno y lo bonito. Que entre gente y lo haga bien es importante pero si miras atrás, creo que yo también estuve a un buen nivel«, argumentó este jueves en rueda de prensa Rafa, después el entrenamiento diario, en el que estuvieron todos los jugadores a las órdenes del míster.
Y es cierto. El ex del Padeborn alemán fue de lo más destacado del equipo en las primeras jornadas hasta que cayó lesionado. Cuando esto sucedió, y unido a la marcha de Lichnovsky a Chile, Alberto Guitián y Álex Pérez tomaron la alternativa y lo hicieron francamente bien; con ellos llegaron las victorias.
Pero eso ya es pasado y ahora Rafa está recuperado y quiere jugar. «El día que venga a entrenar y no quiera jugar me iré a mi casa», sentenció, aunque quiso aclarar que «ahora lo que toca es que el míster decida» y que es un tema que se mira más «desde fuera que desde dentro del equipo».
Desde la grada y con más calma, Rafa ha podido examinar las derrotas del Real Valladolid. «Las cinco derrotas consecutivas no eran merecidas», comentó, antes de añadir que si algo fue lo que el equipo había perdido era «intensidad», algo que como las sensaciones, ya se ha recuperado: «Contra el Huesca y el UCAM tuvimos muchas ocasiones y no marcamos. Si hubiéramos metido como lo estamos haciendo ahora hubiesen sido tres puntos claros«.
Rafa también se paró a comentar un fallo propio de la inmadurez de un equipo joven. «En casa hemos pecado un poco de nerviosismo cuando íbamos ganando a falta de veinte minutos», expresó uno de los capitanes del Real Valladolid que, como tal, ha tenido que hablar con algún otro futbolista de la plantilla para explicarle que la liga es «muy larga» y que ellos –los capitanes– van a estar «en las buenas y en las malas».
El nerviosismo que padecía el Pucela es el que ahora sufre en sus carnes el Real Zaragoza. Con dos puntos de los últimos cinco posibles, los maños no atraviesan su mejor momento. «Son un buen equipo y nosotros debemos jugar con todas las bazas. Ellos están discutidos allí y si podemos jugar con su nerviosismo es lícito y lo haremos«, señaló un Rafa que vio en esa inestabilidad uno de los puntos flacos del rival del domingo.
No obstante, el canterano blanquivioleta quiso aclarar que el Real Valladolid no debería fijarse tanto en los rivales porque el equipo tiene «una seña de identidad» y prestar demasiada atención al rival sería una «equivocación».
Cinco derrotas y verse rozando el descenso no tiene que ser plato de buen gusto pero el Pucela ha hecho bien las cosas y ha mantenido la calma. «Desde el club se ha hecho muy bien. Todos los mensajes que nos han llegado han sido de confianza en los jugadores y en el cuerpo técnico», agradece un Rafa que sigue teniendo en mente el obejtivo final del equipo: «Acabar entre los seis primeros».
Finalmente, ante el cambio en la dinámica blanquivioleta, el de Peñafiel reconoció que el equipo estuvo unido y confiado. «En el vestuario sabíamos que las cosas no se estaban haciendo tan mal como los resultados mostraban y hemos sido capaces de ver los errores y dar la vuelta a la situación«, declaró el capitán.