El Real Valladolid se reencontró con la victoria en un partido que nos demostró que el canterano puede y el técnico sabe
Hay encuentros que no duran más de un cuarto de hora. Encuentros diseñados a la perfección por un entrenador y ejecutados rápidamente por un futbolista capaz de marcar la diferencia. Algo así vimos el sábado en Zorrilla. Paco Herrera descosió al Alcorcón en la pizarra y José lo hizo sobre el terreno de juego con dos acciones en las que mezcló rapidez, inteligencia, verticalidad y gol.
Es un dos a cero del que se hablará poco porque su subida al marcador fue tan inmediata que hasta parece que se produjo por casualidad. Sin embargo, el Pucela saltó al terreno de juego sabiendo cómo debía atacar. Paco Herrera juntó a Joan Jordán, André Leão, Álex López y Míchel Herrero, pero dejó que el Alcorcón tuviera la pelota.
La idea era clara: robar en zona de medios y lanzar pases en profundidad hacia Villar y/o José por el pasillo central. Así llegaron los dos goles. En ambos, el canterano blanquivioleta ganó la espalda a los centrales y se plantó ante el portero para mandar el esférico a la red.
José se va dando cuenta de que tiene cualidades suficientes como para brillar sin tener que ser quien no es. Contra el Alcorcón mostró personalidad y no intentó cosas fuera de su alcance. Se limitó a hacer lo que sabe. Y lo hizo muy bien. Explotó sus virtudes con insultante naturalidad. Fue José y le bastó para ser el mejor. Paco Herrera, consciente del diamante que tiene entre manos, le entregó una lectura de partido enfocada a que él saliera por la puerta grande. Acertó.
Los ocho mil fieles que se dieron cita en Zorrilla intuyeron que, pese a la desastrosa racha de derrotas, en el Pucela hay algo que invita al optimismo. Se multiplicaron los aplausos y las sonrisas en una tarde plácida que reencontró al equipo con la victoria y las sensaciones de finales de agosto. Fue como la noche en la que Thomas Shelby se topó de frente con el amor años después de haberlo enterrado.
Paco Herrera ya tiene los tres puntos que quería para revertir la situación. Lo mejor es que se lograron con merecimiento y haciendo cosas lógicas, no por casualidad o con acciones aisladas. Todo salió bien el pasado sábado. Hasta André Leão se contagió de la resurrección colectiva y firmó una actuación potentísima. El siguiente paso es vencer y convencer lejos de Zorrilla. Yo creo, ¿y tú?