El ansia de dominar en campo rival está llevando al Real Valladolid a intentar mutar a Álex López y Míchel, los dos jugadores más preparados para asociarse en terreno enemigo
el triunfo ante el Girona con Álex López
Foto: Real Valladolid
Desde los albores de la temporada se viene diciendo que el Real Valladolid quiere dominar la pelota y el espacio. Aunque es pronto, y todavía no ha alcanzado la sublimación, sí ha tenido momentos de buen fútbol en los que se ha hecho dueño de las dos cosas, con la primera primera mitad contra el Girona como la de mayor destreza en relación con aquello deseado por lo menos en un primer momento.
En aquella primera parte ante el Girona CF, el conjunto de Paco Herrera se mostró hábil en la salida de balón, decidido en la creación e incisivo en la generación. André Leão fue solvente en las primeras fases del juego, Álex López pisó mucho terreno rival y Jordán fue el pegamento que ensambló a los dos; solidario en defensa y descargo del luso e imagen que devolvía el espejo al gallego.
Aquel centro del campo, sin embargo, no pudo tener continuidad debido a la inoportuna lesión de Joan Jordán. Esta trastocó el plan y llevó a Míchel a la titularidad. Cuatro jornadas y cuatro derrotas después, el valenciano no ha acabado de encontrarse, seguramente en buena medida debido a que se está viendo obligado a actuar de algo a lo que no está habituado o que le cuesta. Quizá sea cuestión de tiempo, pero lo cierto es que hasta ahora, jugando como ‘8’, no está brillando.
Y no solo a él le pasa, sino que también Álex López se está viendo obligado a adoptar un rol que le es menos hábil que para aquel que venía a cubrir. Y es que de ‘6’, de creador, luce mucho menos de lo que podría hacerlo como conductor; le resta incidencia en campo rival, y aunque muestra una técnica depurada en salida de balón, en corto y en largo, no termina de tener la posesión en tres cuartos, allí donde es verdaderamente peligroso.
Por defecto del uno, del otro o de los dos, el equipo se cortocircuita cuando tiene que dominar en campo rival. El ferrolano viene obrando casi como un segundo pivote junto a Leão y Míchel muchas veces se encuentra lejos, y como los tres atacantes son lejanos, porque lo obliga el dibujo, y sus características también, se podría decir en casi todos los casos, suele existir una zona desocupada en el comienzo del terreno enemigo e incluso una disposición a veces partida.
Un resumen podría ser que el Real Valladolid, en el intento de ocupar el campo rival, se está olvidando de juntarse donde empieza. La línea defensiva trata de pegarse lo más posible a la cal que delimita las dos partes del tapiz, hasta el punto de que frente a la SD Huesca Guitián lo sobrepasó en conducción varias veces, si bien esto a la postre no generó nada: los dos medios cercanos estaban cubiertos y los cuatro de arriba, como se ha relatado, desconectados.
No solo es Míchel
El señalado ante todo esto está siendo Míchel Herrero, y es verdad, no carbura, pero no es solo culpa suya lo que pasa. Quizá, por la posición y el rol que ocupa, de interior, se le pueda achacar algún defecto en el aspecto defensivo, y también en el creativo, pero no es solo que él no se junte, sino que además Álex López, en ese afán de amasar la bola, baja demasiado.
‘O Capo’ está viniendo incluso a la base de la jugada, como si fuera un ‘4’. Lo cual no es del todo malo, o no lo sería, de no ser porque el bloque alto (Míchel y los tres de arriba) no acompaña su movimiento con una proximidad mayor. He ahí el principal problema de circulación del Real Valladolid: no es capaz de juntarse donde todo empieza.
Cabe recordar que la posición de José, antes de que fuera desplazado del centro de la acción hacia un costado por Drazic primero y De Tomás después permitía (o lo hizo ante el Girona) un mejor escalonamiento; del cabecero (Leão) al ‘nexo’ (Jordán) y de este al generador (López), que tenía cercanos al anterior y a José y en una segunda distancia a los extremos.
A partir de esta disposición, el Pucela fue mixto; capaz de volar con los tres de arriba, pero también de juntarse gracias a un medio de acompañamiento (Jordán), a uno que vive en campo rival (López) y a José, cuyas salidas de la zona de influencia reservada al ‘nueve’ eran inabordables por parte de la zaga de Machín. Y aunque los cambios posteriores hayan tenido como fin ganar en generación de oportunidades y remate, eso también hay que tenerlo en cuenta: queriendo comer ya, se ha tirado de ‘comida rápida’; de acumular más atacantes posicionales.
Jordán, ¿la solución?
La solución a la que todo el mundo apunta, con el ideal de aquel encuentro de Zorrilla en la cabeza, es Joan Jordán. Con él, el Real Valladolid podría volver a la naturalidad posicional para así ser más claro. Más cercano a lo que es un mediocentro puro que el gallego, permitiría que Álex López volviera a tener la anhelada libertad para pisar campo rival y sin que esto implique dejar de dominarlo (al contrario), porque Jordán también lo pisa.
Teniendo en cuenta que todos los dedos señalan a Míchel, lo fácil sería que fuera él el sustituido, aunque el valenciano cabría si se volviera a la idea preconcebida del rombo, algo, en todo caso, casi descartado por Herrera este jueves. No obstante, esto permitiría ver, por fin, la sociedad López-Herrero actuar en su ámbito de influencia con una libertad que ahora no tienen.
Como en el Ciutat de Valencia solo se espera un cambio en el once inicial, parece poco probable la vuelta al origen en la línea ofensiva, y más con todo lo que viene generando. Pese a lo relatado anteriormente con respecto a la posición de José, sobre el papel no parece un drama: entrando desde el costado genera igualmente peligro y con De Tomás se ha ganado presencia en el área.