El angoleño vivirá su primer enfrentamiento con el club que tan fuerte apostó por él

El Dios de ébano. Pocos nombres y calificativos pueden ser más grandilocuentes para referirnos a Mateus Alberto Contreiras Gonçalves (07/03/1983), enemigo de facto del Real Valladolid este domingo en Vallecas, su casa desde hace más de dos años. Para muchos, ya fue enemigo blanquivioleta militando aquí, y si no, basta con recordar su autogol en el minuto 89 de la jornada 38 de la Liga Adelante de la temporada 2011/2012 frente al Hércules. Gol en propia puerta que privó, quizás, al Real Valladolid de conseguir el ascenso sin el doloroso trámite del play-off. Por el bien de todos, se acabó ascendiendo.
Una semana antes de ese gol en propia puerta, Manucho marcó, también en el minuto 89, pero esta vez en beneficio blanquivioleta, frente al Deportivo, en uno de los goles más recordados de aquella temporada. Ejemplo este de las dos caras que siempre ofreció Manucho. Al año siguiente, sería una de las piezas clave en la consecución de la permanencia con Miroslav Djukic, llegando a igualar el número de tantos que su hoy todavía compañero Javi Guerra logró.
Alguien que llegó a hacer de Baltasar en la Cabagata de Reyes, símbolo del Real Valladolid más discotequero (en su defensa, aduciremos aquel refrán que dice: “Unos crían la fama y otros cardan la lana”) y más cool que se vio en mucho tiempo. Un tipo que, como ya hemos referido tantas veces en esta web, no dejó indiferente a nadie.
Desde su marcha, que se certificó con un descenso –sí, otra vez- ha militado en las filas del Rayo Vallecano de Paco Jémez, y para este curso de Sandoval. Aquellos que con mayor obstinación e instigación contemplaron la figura de ‘La palanca negra’ se refirieron, en torno a su fichaje por el conjunto rayista, como un fracaso anticipando, argumentando que el choque de estilos del equipo y el ariete acabaría por finiquitar esa relación.
Mal interpretado, sobre todo si tenemos en cuenta que Manucho ofrece unas variantes que lejos de ser óptimas, son diferentes, sobre todo en un juego de posición tan marcado como era el del Rayo Vallecano de Paco Jémez. Así lo demostró en el último año de Djukic y así lo ha hecho en Madrid, o al menos en parte, como así atestigua su renovación hasta junio de 2017.
En cuanto a números, si tenemos en cuenta que Manucho no es y nunca fue un goleador, sus dos temporadas en Vallecas no han sido malas. En la primera, actuó en 37 partidos (doce como titular) y logró cinco goles, mientras que en la pasada, con menos protagonismo, sumó cuatro goles en 945 minutos. Esta vez sí, por detrás de Javi Guerra.
Y para demostrar que los números nos cuentan que los de Manucho en esta última temporada no fueron malos (su rendimiento lo juzgan otros parámetros, pero su renovación será debida a algo) mostraremos algunos datos sobre el ratio goles/minutos de otros delanteros que el año pasado militaron en la mejor liga del mundo. Y, repetimos que pese a ser un delantero centro, no se le debería juzgar por aquello que no es su fuerte: el gol.
Así pues, Manucho logró ver puerta cada 236 minutos, cifras no muy distantes de las de, por ejemplo, Nolito y Toni Sanabria (cada 206 minutos) y mucho mejores que las de delanteros que presumiblemente ostentan más gol como Soldado (un gol cada 449 minutos) o el ‘Chino’ Araujo (un tanto cada 317 minutos).
No ha triunfado, no es ni será nunca el megacrack que a su llegada nos hicieron creer que sería, pero el fichaje más caro de la historia del Real Valladolid no es, ni de largo, el peor fichaje de la historia del Real Valladolid. No hay que retroceder mucho tiempo, apenas unos meses, para encontrar un delantero con peor rendimiento de cara al gol.
Rodri Rios acabó el año pasado con un ratio de goles/minutos de 453, mientras que Manucho, sumando las estadísticas de sus cuatro temporadas en Valladolid arroja unos datos de un gol cada 255 minutos. Por detrás de él se colocan delanteros de las últimas temporadas como Óscar Díaz (711 minutos para marcar un gol) o Vincenzo Rennella (un gol cada 295 minutos). Para hacernos una idea de lo que estos números significan, Javi Guerra en sus cuatro años en Valladolid promedió un gol cada 165 minutos.