El chileno, gran promesa en su país, quiere reafirmar sus cualidades en el Real Valladolid tras dos temporadas en las que no terminó de destacar en el fútbol europeo
La historia de Igor Lichnovsky está marcada por diversas idas y venidas. El nuevo central del Real Valladolid destacaba desde que era un niño, sobre todo por su nombre y apellidos, poco comunes en su Chile natal. Su padre es austríaco y huyó de Viena oculto en una caja de zapatos. Por aquel entonces, la Segunda Guerra Mundial asolaba Europa, y los abuelos de Igor decidieron cruzar el charco en busca de un lugar seguro donde criar a su hijo recién nacido.
Fue así como, por capricho del destino, terminaron estableciéndose en Chile. Una carambola que parece grabada a fuego en la trayectoria de Igor. Y es que ‘El Polaco’, apodo con el que se le conoce desde joven, ha ido probando fortuna en diferentes clubes hasta recalar en el Real Valladolid. Curiosamente, el destino le ha llevado a deshacer el camino que sus abuelos emprendieron años atrás.
Fulgurante promesa de ‘La Roja’ y primeros pinitos en nuestro país
Foto: La Nación
Nacido en la ciudad de Peñaflor, a menos de cuarenta kilómetros de Santiago, Igor ingresó en las categorías inferiores del Club Universidad de Chile. Poco a poco se fue haciendo hueco en los diversos equipos hasta llegar al primer plantel con apenas diecisiete años.
Aunque no llegó a ser titular indiscutible, su valía sobre el césped le hizo ganarse la confianza de Sampaoli. Y de Universidad de Chile, a la selección. Igor ya había hecho sus pinitos en las categorías inferiores de ‘La Roja’, siendo especialmente destacable su participación en el Campeonato Sudamericano de Fútbol sub 20 –en el que firmó un más que meritorio cuarto puesto–.
Con la mayoría de edad llegó su debut con la absoluta. Sampaoli confió en él y le convocó para los amistosos contra Venezuela y Uruguay en noviembre de 2014. Jugó los noventa minutos contra la selección ‘vinotinto’, lo que le sirvió de billete para volver a ser convocado. Fue entonces cuando su nombre comenzó a sonar entre los grandes clubes europeos.
Fue cuando Igor hizo las maletas y puso rumbo a Porto, donde se unió a las filas del equipo de Julen Lopetegui. A pesar de haber pagado por él cinco millones de euros, Igor formó parte del filial ‘dragão’ durante todo su primer año a orillas del Duero. Para su segunda temporada, decidió cambiar el vino por la sidra, aunque sin demasiada fortuna.
Igor llegó para reforzar la defensa del Sporting de Gijón, aunque finalmente solo disputó dos partidos con la elástica rojiblanca. Curiosamente, en ambas ocasiones lo hizo contra el Barça, dejando sorprendido a más de uno en su debut con los ‘guajes’. Sin embargo, el destino decidió jugar otra vez en su contra. Y es que, a pesar de haber suplido uno de los puestos más necesitados en la zaga asturiana, Abelardo terminó prefiriendo a Luis Hernández y a Meré.
Cuando ya se especulaba con su vuelta a Chile, el destino –esta vez de color blanquivioleta– volvió a interponerse en su camino. El Real Valladolid anunció su fichaje este martes, e Igor viene a cubrir uno de los puestos en los que más ha patinado el Pucela en las últimas temporadas.
Foto: Real Sporting de Gijón
Un central con buen dominio del balón
y del juego aéreo
Si hay algo que caracteriza a Igor Lichnovsky es, sin duda, su gran capacidad para controlar el juego aéreo. Su altura, 1’90, le permite ser un central de gran envergadura, de esos que escasean hoy en día. De hecho, sus características físicas han hecho que en más de una ocasión se le compare con Gerard Piqué.
Pero más allá de su altura, Igor destaca también por su dominio del balón, con el que le gusta salir jugando. No le asaltan las dudas a la hora de iniciar las jugadas y lo hace con precisión, con unas tablas que le asemejan a un veterano zaguero.
En un equipo como Universidad de Chile, que destaca por ser un conjunto volcado al ataque, Igor destacó por sus habilidades de marcación al rival, anticipación y velocidad en el repliegue.
A pesar de que su envergadura podría ser un inconveniente en los contrataques, la gran zancada del chileno termina por desbaratar todos los planes de los atacantes rivales.
Si hay algo que puede jugar en su contra, eso es sin duda la falta de continuidad durante las dos últimas temporadas. Si bien es cierto que tuvo un papel destacado en el filial del Porto, la falta de oportunidades con el primer equipo pueden haberle mermado; especialmente, en lo referente a la competitividad de una gran liga europea como la portuguesa. Lo mismo le sucedió en el Sporting, donde no consiguió acumular los minutos suficientes para ganar experiencia en nuestro país.
Ahora, Igor Lichnovsky llega al Real Valladolid cedido por el Porto hasta el final de temporada. Su reto será demostrar que lo que adelantó en Chile no fue un simple espejismo.