Las convocatorias en Segunda B pasarán de ser de dieciséis a dieciocho jugadores. Por la planificación del primer equipo del Real Valladolid, el filial no contará con más de veinte licencias efectivas
Como ya pasó la pasada temporada con Mario Hermoso, Iban Salvador jugará en el primer equipo, aunque con ficha del filial. En el anuncio de la incorporación del atacante hispano-africano el Real Valladolid reconocía que a todos los efectos será jugador del primer plantel, pese a que su licencia será del Promesas, una situación en la que también estará José, a tenor del anuncio de Paco Herrera de que será uno más.
Aunque puede ser –y será– revestido, maquillado o subsanado con promoción interna, esto implica un problema, y es que el número de licencias ‘efectivas’ en el filial será de veinte, toda vez que las máximas permitidas son veintidós y estarán dos ocupadas, siendo, a efectos prácticos, inservibles para Rubén Albés. Ante esto la primera pregunta que uno puede hacerse es, ¿por qué un problema? Porque debido a los cambios introducidos las convocatorias en Segunda B pasarán de ser de dieciséis jugadores a dieciocho.
Un pensamiento derivado de esta cuestión puede ser que el mal es menor o inexistente por el hecho de contar con la cantera. Y sí pero no, porque Iban Salvador no es canterano –sí menor de veintitrés años, por eso puede darse esta triquiñuela– y si de verdad José va a ser uno más podría (o debería) serlo también su estatus. Claro, que así el club se ahorra una cantidad de dinero que se supone que le servirá para seguir reforzándose.
En virtud de la Circular 1 de la Real Federación Española de Fútbol de la temporada 2016/17, el coste de la licencia en Segunda B es de 75’26 euros, por los 264’63 que cuesta en Segunda. Asimismo, el hecho de que la ficha sea de Segunda B, y no de Segunda, exime al Real Valladolid de pagar 23.002’80 euros en concepto de primera inscripción en la categoría y, en el caso de Salvador, 19.997’74 euros de derechos de formación.
Si bien es cierto que estas variables entrarán en juego en el medio plazo, si tal y como recogen sus contratos terminan pasando a ser del primer equipo desde el punto de vista administrativo, en el corto plazo el club se ahorrará con esta media 66.382’05 euros, sin contar otra cuestión: que por el hecho de no ser a efectos ‘legales’ jugadores de Segunda División, podrán cobrar menos de los 77.500 euros que establece como mínimo el convenio entre LFP y AFE.
Ahorro sí, ¿pero a qué precio?
Esta suerte de ingeniería económica permitirá contar con una partida mayor para encajar las piezas del primer equipo. Ahora bien, es vestir a un santo a costa de desvestir a otro que de por sí no viste las mayores galas. Si bien es cierto que el fin del Promesas es surtir de jugadores al primer equipo, el sesgar el número de licencias puede afectar al plano competitivo, toda vez que estas dos podrían cubrirse con otros dos hombres que sí fueran a ser miembros del filial a todos los efectos.
Por otra parte, hay que recordar que por tercer año consecutivo se ha visto reducido el presupuesto para la confección del plantel, de manera que la capacidad adquisitiva de la coordinación de la cantera en vistas a firmar futbolistas que puedan mantener el estatus deportivo del segundo equipo es menor.
Ciertamente sí, la prioridad del Real Valladolid Promesas ha de ser la de formar; ahora bien, en tanto en cuanto es un equipo profesional, también debe competir, y para ello necesita contar con las mejores condiciones posibles. Y, presupuesto al margen, la dotación estructural y en cuanto a número inevitablemente se verá afectada con la decisión adoptada antes explicada.
Con todo, este contexto favorecerá la aparición de juveniles en el filial, ya prevista en los casos de Mito y Juan en unas condiciones semejantes a las que vivieron Dani Vega y Mayoral el pasado curso: serán jugadores del Promesas, y no del División de Honor, a casi todos los efectos, ya que su ficha se curse con este último conjunto. Así, no serán juveniles que suban, sino filiales que pueden bajar.
De este modo subsanará la dirección deportiva una cuestión que puede afectar, en todo caso, incluso a las convocatorias, ampliadas en dos hombres. No hay que olvidar que Anuar y Toni trabajarán a las órdenes de Paco Herrera, lo que podría reducir más los efectivos con los que contará Rubén Albés para completar sus listas. Claro que quien algo quiere algo le cuesta y si se quiere cantera (arriba, pero también su desarrollo en escalones intermedios), quizá sea esta la manera.