Luismi, cuarto refuerzo del Real Valladolid, se fracturó el cráneo en 2012 tras un choque en un partido ante el Jaén. Recuperado, siguió bregando, algo que hará vestido de blanquivioleta en busca de volver a la élite y afianzarse en ella

En ocasiones la vida concede una segunda oportunidad. Y aunque suene banal o frívolo, Luis Miguel Sánchez bien lo sabe. Luismi, que es como se conoce en el mundo del fútbol al cuarto fichaje del Real Valladolid obtuvo una de esas segundas oportunidades en noviembre de 2012. En la disputa por un balón aéreo, chocó con un jugador del Real Jaén y se fracturó el cráneo.
Quizá decir que su vida corrió peligro pueda parecer excesivo, pero no fue así. Horas después, un TAC determinó que la hemorragia estaba aumentando y tuvo que ser operado de urgencia para acabar con ella. Como suele suceder en esos casos, pasó varios días más en la UCI antes de ser dado de alta.
Aquel golpe le obligó a estar cinco meses lejos del césped. Según reconoció a su vuelta a Estadio Deportivo, fueron «los cinco peores meses» de su vida. Una vuelta después, reapareció. Ante el Jaén, curiosamente.
Acabó sumando seis partidos a los nueve anteriores disputados en el curso, que era el segundo en Segunda B. El frenazo en su carrera fue evidente. No obstante, cuando se especuló en agosto del año pasado con su titularidad en la Supercopa de Europa frente al FC Barcelona, Francisco, que le dirigió en el juvenil hispalense, reconocía a El Confidencial que estaba capacitado para rendir a las órdenes de Unai Emery.
El técnico lamentaba «aquel accidente», puesto que le veía tan apto para dar el salto como a Alberto Moreno, actual jugador del Liverpool. «Luismi tiene un juego parecido al de Krychowiak, quizá más técnico, de mucha fuerza. Es un jugador de Primera, jugará en esta categoría con la gorra», explicaba a las puertas de un choque que finalmente el gaditano no jugaría.
Y es que tener al polaco como competidor era demasiado. Como tener a N’Zonzi. O a Khron-Dehli. Jugadores experimentados, con la vitola de internacionales y más capacitados para ser el ancla, el ‘stopper’ de Emery. De hecho, aunque previamente habían confiado en él, e incluso le habían otorgado el dorsal número ’16’ de Antonio Puerta, la temporada pasó sin que jugara nada más que dos partidos, ambos en Copa del Rey, ante el Logroñés.
Especialista defensivo
Su ascenso al primer equipo se dio en un contexto en el que iba a ser un complemento o jugador de fondo de armario, bien por detrás de esos jugadores citados o bien por detrás de Rami, Carrizo, Kolo y Pareja en el puesto de central. Así, puede decirse que le favoreció el hecho de ser de la casa y de ser una pieza versátil, que puede actuar de mediocentro defensivo o de central en cualquiera de los dos perfiles.
Se trata de un jugador con buena disposición táctica, fuerte, bregador, potente. Físicamente es un toro, aunque esta fortaleza le hace algo lento. No obstante, equilibra en la posición de ‘cinco’, ejerce como recuperador y la entrega con criterio, al cercano, pero sobre todo al alejado, puesto que es, el desplazamiento en largo, una de sus principales virtudes.
En el artículo de El Confidencial citado anteriormente, Pablo Blanco, director de la cantera del Sevilla CF lo define como un jugador «bien dotado técnicamente y con personalidad en el campo; es el tipo de futbolista que todo entrenador quiere». Francisco avala sus condiciones: «Posee una gran fortaleza física y un desplazamiento de balón espectacular. Es agresivo y va bien de cabeza».
Su llegada al Real Valladolid se produce ante la necesidad de contar con un especialista defensivo, que, en puridad, con un físico distinto, no podrá ser Anuar. Que pueda actuar como central es un valor añadido, máxime si se tiene en cuenta que la intención de la dirección deportiva es, a priori, no tener una plantilla excesivamente amplia.
Ante todo luchador, en el plano personal supone una ocasión para encontrar el hueco que le fue imposible hacerse en Sevilla. Quizá con casco –protector que tuvo que utilizar por la fractura relatada– y seguro con la fortaleza de un toro y gran ambición, después de rechazar «no menos de diez ofertas» el pasado mercado invernal, como reconoció Monchi, querrá hacer de Valladolid el lugar en el que aprovechar su segunda oportunidad… para alcanzar la élite.