El cancerbero catalán llega al Real Valladolid con la clara intención de que se convierta en su último paso previo a alcanzar la máxima categoría

El público, el general y el especializado, coinciden: el Real Valladolid ha fichado a uno de los mejores porteros de la Segunda División, sino el mejor. Eso dice el aficionado blanquivioleta y el objetivo-externo, pero también los premios. Dos veces nombrado mejor cancerbero de la categoría y portero menos goleado en la última temporada, Isaac Becerra se presenta como un seguro de vida.
A propios y extraños les puede parecer raro que el guardameta barcelonés termine en un club deprimido, en lugar de continuar en el Girona o de firmar por uno de Primera División. Sin embargo, la tabula rasa que se hará con la plantilla y el nuevo y aparentemente serio proyecto que dirigirá Paco Herrera parecen razones por las que apostar.
También habrán influido, seguramente, el hecho de que sigue siendo el Real Valladolid una entidad histórica y el aliciente de reflotarla. En todo caso, como con el fichaje previo de Alberto Guitián, con esta incorporación el Real Valladolid demuestra que va en serio. Con hechos, y no palabras. Con algo real, llamado cuanto menos paciencia o medio plazo, como indica también la duración de los nuevos contratos firmados hasta ahora.
Se trate del mejor o no, una cosa es cierta: ha demostrado la capacidad suficiente como para mostrarse figura dentro de equipos ambiciosos. Como también lo es que buscará a orillas el Pisuerga el salto definitivo a una élite que hasta ahora le ha sido esquiva, pese a contar con el favor del gran público y tener premios y números de cara.
El perro de Hades
Isaac Becerra es un portero valiente, ágil y dominador del área. A sus veintiocho años, conoce los entresijos de la Segunda División, en la que jugado 138 partidos, viendo su meta perforada en 121 ocasiones. Así, el ratio de goles recibidos es de 0’87 por partido; esto es, uno cada 102’36».

No cabe duda que este dato no se completa sin la valoración de la defensa, si bien habla a las claras de su gran capacidad para cerrar su portería. En su trayectoria en la categoría ha dejado su portería a cero en 51 ocasiones, o lo que es lo mismo, en el 37% de sus apariciones. No es de extrañar, así pues, que en el anuncio que oficializaba su fichaje el Real Valladolid le llamara cerrojo.
Sobre el papel, por tanto, parece el perfecto guardián del averno; el mismísimo Cerbero, el perro de Hades. Aquel cuyo encargo es que ningún ser vivo (balón) entre en sus dominios.
A diferencia del can, que tenía tres, tiene solo una cabeza. Cargada de la suficiente ambición como para que la falta de las otras dos no sea problema. Porque si hay otro rasgo diferenciador en Becerra es su determinación, el carácter y carisma con el que domina el área.
Algo más que un portero felino
Dado que el buen trato del esférico es clave para Paco Herrera, no podía aguardarse otra cosa que no fuera la llegada de un guardameta hábil en el juego de pies. Y aunque quizá no sea su principal fuerte, pues este son los reflejos, cabe decir que tiene un manejo aceptable.
Sin ser un gran hándicap, puede ser este su punto flaco, toda vez que no es el más hábil, si bien suple esto con el resto de sus condiciones. Decidido en las salidas, va bien por alto, pero destaca sobre todo en su rapidez de movimientos. Y en sus dependencias no solo se impone al rival, sino que además está en comunicación constante con su defensa.
Es, con todo, un portero moderno, capaz de jugar unos metros fuera de su arco, aunque su mejor salida seguramente sea en largo a segunda altura. No será óbice para que si su técnico quiere se dé otro tipo de salida, puesto que es tenaz y ha evolucionado con el paso de los años hasta ser algo más que un portero felino. Hasta ser, probablemente, el mejor portero de toda la Segunda División, como podrá Zorrilla podrá comprobar próximamente.