La falta de decisión firme a la hora de contar o no con Julio Iricibar ha sido el detonante de su marcha del Real Valladolid

A estas alturas ya se habrán enterado: Julio Iricibar abandona el Real Valladolid después de catorce años. Antes incluso de que fuera oficial a través del propio guardameta, la noticia se conocía gracias al Diario de Valladolid, que amanecía este miércoles diciendo que no cuenta.
Sin embargo, el detonante de su salida fue la reunión que mantuvieron este mediodía Braulio Vázquez y su representante, posterior a la presentación de Guitián, en la cual el director deportivo dijo que era «complicado» que el guardameta siguiera. En esa cita no hubo un no rotundo, pero sí una duda que alimentó la certeza hasta el punto que las partes decidieron no seguir unidas.
Tal y como había explicado previamente Braulio ante los medios, la prioridad es cerrar al primer portero, que tal y como apuntan diferentes medios todo parece indicar que será Isaac Becerra. Una vez esto suceda habrá que ver cómo ensamblar el resto de piezas, dado que el presupuesto será más reducido que en la campaña precedente. Precisamente como habrá que hacer encaje de bolillos, en función del dinero que quede para el segundo portero podría caber, aunque no era la prioridad.
Esta duda con respecto a la cabida de Julio no es nueva, ya que desde que el Promesas terminó la temporada la dirección deportiva emplazó a su representante a esperar. De hecho, el debate interno ya apareció –o no– el año pasado, cuando se fichó a Bruno Varela después de que saliera Diego Mariño para cubrirse las espaldas en caso de que sucediera una coyuntura grave.
Aunque la temporada ha sido provechosa para el vallisoletano, debido a que jugó casi todo en el filial y dos partidos en el primer equipo, su entorno entendía –y entiende– que él podría haber ocupado el puesto del portugués. Preguntadas por esta cuestión, fuentes próximas a las oficinas dicen que a su modo de ver la apuesta por Julio existió, en tanto en cuanto se firmó a otro guardameta que no impedía su participación en momentos puntuales.
En cuanto se conoció el contenido de la reunión, el jugador anunció su marcha en las redes sociales. Desde entonces se han ido sucediendo muchos comentarios negativos de la afición y en privado unas cuantas quejas de sus allegados, que, debido a la falta de decisión a la hora de apostar por él, consideran que la dirección deportiva no le valora lo suficiente.
Pero no solo eso. También ha habido otra cuestión que ha causado resquemor, y es que nadie del club se ha puesto en contacto con él para notificarle personalmente su salida. Si bien es cierto que esta información la obtuvo de primera mano, a través de su representante, el entorno del cancerbero lamenta que después de catorce años en la entidad no se haya tenido esa deferencia.
Julio, que llevaba desde su etapa benjamín en el Real Valladolid, ha suscitado el interés de varios equipos de cara a la próxima temporada (esas mismas fuentes hablan de conjuntos como el Racing de Ferrol o el Real Murcia, si bien este portal no ha podido confirmar tales intereses). Su prioridad será jugar, encontrar un equipo que le vaya a garantizar minutos y crecimiento. En honor a la verdad, estos podría no haberlos tenido en el supuesto de que se hubiera quedado, si bien en ese caso habría puesto por delante su apego a los colores.
En todo caso, esto no es más que la crónica de una muerte anunciada, que diría aquel, puesto que desde el pasado verano parecía condenado a salir, por diferentes motivos, que han ido aumentando con el desarrollo de la temporada. Asimismo, dentro del club no estaban del todo contentos con su rendimiento de esta campaña, cuestión con la cual si bien eran comprensivos, debido a que en parte se debía a problemas personales de diversa índole, a buen seguro habrán alimentado esa duda, casi certeza, sobre su futuro, que, ya es sabido, no irá de la mano del Real Valladolid.