Nuevo esperpento en el encuentro de despedida de una de las peores temporadas del Real Valladolid en los últimos tiempos

Díficil tarea la de analizar tácticamente el último encuentro liguero del Real Valladolid, sobre todo teniendo en cuenta lo propuesto por parte de los locales.
Nuevo paupérrimo encuentro del conjunto blanquivioleta. Afortunadamente se trata del último de esta infumable campaña. Alberto López, que solo ha sido capaz de conseguir una victoria en los siete choques que ha dirigido al equipo, optó por el clásico 1-4-2-3-1, con la principal novedad del debutante Bruno Varela en la portería.
Nada hacía presagiar, tras lo visto en los primeros minutos, que el partido iba a terminar de la manera en la que lo hizo. Y es que en el primer tramo del encuentro, el Mallorca salió atenazado por lo que había en juego.
Por su parte, los pucelanos salieron al campo con la intención de gustarse, ahora que ya habían desaparecido los nervios y la presión que ha acompañado al equipo durante buena parte de la temporada.
Corría el minuto ocho cuando el máximo goleador del equipo, Juan Villar, conseguía adelantar a su equipo tras una gran asistencia de Nikos. Lo más llamativo es que el tanto vino cuando el equipo estaba momentáneamente con diez hombres –Borja era atendido tras recibir un fuerte golpe en la cabeza–.
Desgraciadamente, se trataba de un espejismo. El Real Valladolid, a pesar de que en los primeros compases trató de realizar un buen fútbol, se fue diluyendo superado por el tesón de un Mallorca que creyó fuertemente en la remontada.
Y así fue. Los bermellones, liderados por el infranqueable Héctor Yuste y por Brandon, se pusieron manos a la obra y se fueron haciendo con la manija del encuentro. El Real Valladolid perdió el control del centro del campo y se convirtió en un equipo plano, mal que ha adolecido a lo largo de esta infausta temporada.
En el segundo tanto balear, un individualista Del Moral cometió un fallo garrafal tras perder el balón al intentar regatear cerca de la portería de Varela. De esta forma, Brandon anotaría el segundo de su cuenta y ponía en ventaja a su equipo al borde del descanso.
Todo lo que aconteció después del entretiempo es impropio de un equipo que tenga un mínimo de orgullo, dignidad y amor propio. En los segundos 45 minutos, el Real Valladolid se dejó llevar por el empuje y las ganas de los mallorquines, que consiguieron cerrar el partido con el tercer tanto.
Por su parte, los cambios no aportaron nada destacable. De hecho, los dos primeros no trajeron consigo variante táctica alguna –entraron Rodri por Roger y Alfaro por Óscar–. Tras el tercer tanto balear, Alberto confió en el canterano José como revulsivo, en el lugar de un ovacionado Álvaro Rubio. En ese momento permutó el dibujo táctico, pasando al 1-4-4-2 (con Alfaro de mediocentro, Jose en la banda derecha y Villar en la delantera junto con Rodri).
Ni la entrada del talaverano, ni el cambio de esquema supusieron mejora alguna en el equipo y el partido iba a concluir sin que ninguno de los dos conjuntos hicieran nada por variar el resultado, concluyendo así una temporada aciaga. Y gracias…