Miguel Ángel Portugal ha probado hasta tres formas de jugar diferentes pese a que el 4-4-2 es la más habitual

El curso empezó mal. Gaizka Garitano estaba al frente del conjunto blanquivioleta, pero no conseguía dar con la tecla adecuada para que su equipo funcionase. El vasco apostó por el ahora tan de moda 4-2-3-1, ya que su idea de juego era estar cerrados atrás para salir con tres o cuatro jugadores rápidos a la contra. La idea era sencilla; estar muy recogidos atrás para, nada más robar, correr.
Aquello no funcionó. El equipo no estaba hecho para eso. Ni Tiba, ni Álvaro Rubio, ni André Leão eran mediocentros de esas características y tan solo Timor parecía encajar en el pivote del conjunto vallisoletano. Tampoco los extremos, Mojica y Juan Villar son dos jugadores que destaquen por fajarse en defensa, ni mucho menos Óscar.
El planteamiento de Gaizka Garitano se vino abajo en la jornada doce. La llegada de Miguel Ángel Portugal cambió todo, desde la dinámica del equipo hasta el propio esquema.
Durante sus primeros partidos, Portugal siguió jugando con el 4-2-3-1, aunque con una apuesta más ofensiva. Los mediocentros tenían más movilidad y Timor, que con Garitano era titularísimo, empezó a pasar, poco a poco, a un segundo plano. Álvaro Rubio y André Leão tomaron entonces las riendas del equipo, y los blanquivioletas comenzaron a parecer otro conjunto.
No obstante, el técnico del Real Valladolid no terminaba de ver con buenos ojos ese 4-2-3-1. El burgalés, en sus anteriores clubes, tenía como esquema tipo el clásico 4-4-2, pero la plantilla albivioleta contaba solo con dos delanteros, Rodri y Diego Rubio, y ninguno de los dos era ni resolutivo ni del gusto del míster.
Así pues, se llegó al mercado invernal con el 4-2-3-1 como sistema habitual. En él destacaba, cuando no padecía ninguna lesión, Manu del Moral como un enganche capaz de crear juego y marcar goles. Óscar, en cambio, con la llegada de las lluvias y del invierno, vio como su lumbalgia podía con él y hasta la fecha sigue fuera del equipo, debido a sus problemas en la espalda.
En enero llegaron dos puntas, pues el equipo carecía de pólvora. Enzo Rennella y Roger Martí fueron los dos hombres elegidos por Braulio para marcar los goles de este Pucela y, la verdad, lo han hecho.
El cambio de esquema no fue traumático, ya que Portugal aprovechó una baja por gripe de Manu del Moral en San Mamés para introducir la variante del segundo punta y, por fin, jugar con su esquema predilecto, el 4-4-2.
La variante táctica no pudo funcionar mejor y el Real Valladolid consiguió ganar en el Nuevo San Mamés. El equipo, entonces, experimentó una mejora del juego fundamentada en la pareja de mediocentros y en los dos puntas, aunque no se reflejó en los resultados, pues el Pucela solo sacó dos puntos en los siguientes tres partidos. En el cuarto, llegó la visita a Oviedo, y ahí los blanquivioletas vieron que si sabían jugar con este esquema.
El 4-4-2 trajo consigo un mayor uso de las bandas; Villar y, sobre todo, Mojica han encontrado una mayor profundidad, a la par que un mayor recorrido, debido a que sus posiciones defensivas han sido algo más retrasadas para apoyar a los dos mediocentros. Por otro lado, la presencias de dos delanteros es fundamental para fijar más a los centrales rivales, por lo que se suelen crear más espacios entre la zaga rival y la línea de mediocampistas.
La necesidad de Rennella
El juego de combinación que propone Portugal sigue como pauta fundamental. Pero, del mismo modo, jugar con Rennella, un nueve alto, permite hacer jugadas más directas en las que el propio Enzo baje la pelota para jugarla o prolongue el balón para la carrera de Roger.
También ha tenido implicaciones defensivas; ahora el Real Valladolid ha subido sus líneas de presión y, tanto Roger, como Rennella, son los primeros zagueros cuando el equipo contrario saca la pelota.
Sin embargo, este esquema no puede llevarse a cabo con la baja del ex del Betis porque se necesita un nueve alto y corpulento capaz de bajar balones, y no hay más jugadores de ese perfil en la plantilla del Real Valladolid. Es por eso que, ante la baja del franco-italiano, Portugal ha vuelto a cambiar su esquema, aunque esta vez no por un 4-2-3-1, sino por un 4-3-3.
Con un trivote formado por Borja, Álvaro Rubio y Tiba, el preparador castellano intentó hacer frente al Leganés. Su idea fracasó estrepitosamente, pues el equipo se hundió por las bandas, donde Szymanowski y Omar Ramos doblegaron con facilidad a los laterales pucelanos y, una vez desbordados estos y con el resultado en contra, todo el equipo se desarboló y se perdió la cara al partido.
Ante la probable baja de Rennella, este sábado frente al Real Zaragoza, el abanico de posibilidades está abierto; jugar con dos puntas que pueden ser Rodri y Roger, volver a contar con Manu del Moral de enganche o repetir con Tiba junto a Borja y Álvaro Rubio, para así fortalecer el centro del campo y confiar en un mejor resultado que el cosechado la semana pasada.