El Real Valladolid vuelve a encajar cuatro goles por segunda salida consecutiva

Este Real Valladolid es capaz de lo mejor y de lo peor. Por desgracia, desde que hace un mes los blanquivioletas venciesen en el Carlos Tartiere, la cara mala es la más habitual y cada vez es una visión más fea. Tras la bochornosa derrota en Miranda, donde el equipo burgalés endosó cuatro a los vallisoletanos, el Pucela ha cosechado una nueva humillación en Leganés.
El Real Valladolid, experto en dejar pasar trenes –aunque estos vayan más despacio que nunca–, roza lo intolerable. La balsámica victoria en Oviedo se ha difuminado en las siguientes dos visitas en las que Kepa ha encajado ocho goles.
Miguel Ángel Portugal, consciente de la debilidad que mostró el equipo hace dos semanas en Anduva y contando con la baja de Rennella, decidió apostar en este partido por tres mediocentros, en detrimento de jugadores como Rodri o Manu del Moral.
Pese a que Tiba, que hace poco declaró que su posición es la de mediocentro, jugó un poco más adelantado, la idea era que, entre Borja, Álvaro Rubio y el luso, el centro del campo blanquivioleta, y en general el equipo, fuese mucho más solido que en pasadas fechas, pero ni de lejos fue así.
Precisamente, el equipo pareció que nunca supo cómo estaba jugando. A ratos el Pucela parecía que jugaba con un 4-3-3 y a ratos una especie de 4-2-3-1. En cualquier caso, ninguno de los dos esquemas dio solución al conjunto blanquivioleta, que no supo aprovechar las ocasiones de las que dispuso en la primera parte y, lo que es peor, no descubrió cómo sujetar a un Leganés que aplastó a los castellanos en intensidad.
Una de las claves del partido estuvo en el centro del campo, en donde Sastre y Timor, acompañados por un soberbio Gabriel, hicieron lo que quisieron en la zona de creación blanquiazul; repartieron juego con una facilidad pasmosa, ante una pasividad blanquivioleta que en la segunda parte rozó el esperpento.
El baño que dio el ‘Lega’ al Real Valladolid es si cabe aún más humillante si tenemos en cuenta que Sastre, Omar y Timor fueron titulares. Además, el primero anotó el segundo de la noche –igualando así sus mismos goles que en tres temporadas en Zorrilla– y el tinerfeño se fue de quien se puso delante, culminando su actuación con una buena asistencia en el primer gol pepinero.