El Real Valladolid Promesas logra una importante victoria frente a la Arandina en un derbi en el que dominó un buen rato y sufrió otro más corto
El Real Valladolid Promesas dio en la tarde de este jueves un nuevo paso hacia la salvación al vencer a la Arandina por tres goles a uno, en un partido en el que demostró solidaridad y madurez, en el que supo dominar durante un buen rato y sufrir otro más corto, cuando el rival se vino arriba como consecuencia de su gol.
Las cosas se pusieron pronto de cara, gracias a una genialidad de José. La cogió en el centro del campo, en el lado izquierdo, y echó a correr hacia la puerta rival, adentrándose poco a poco. Antes de pisar área, soltó un latigazo centrado que sorprendió a Álex y entró de manera inapelable, cuando apenas había transcurrido nueve minutos.
Cuando el viento sopla a tu favor es más fácil remar, sabido es, aunque esto no ha de restar mérito al filial, al contrario. Si tuvo la suerte de cara desde muy pronto fue simple y llanamente porque se la forjó. Si se adelantó rápido no fue fruto del azar, sino del buen hacer que luego seguiría. Solidarios, los blanquivioletas salieron mandones, y los ribereños no fueron capaces de neutralizar ese dominio.
Fuertes en cada disputa, derrochadores en la entrega, los de Borja Jiménez ganaron cada acción dividida o dudosa. Y además supieron tratar el balón; fueron ese equipo que se siente cómodo en la transición, como le pasa al primero. El gol de José fue la viva prueba; bien lo podría haber firmado Mojica o Juan Villar.
No obstante, costaba llevar cada conducción a buen puerto; no fueron muchas las ocasiones generadas. Aunque se sentía cómodo con el esférico, quizá por el solo hecho de tenerlo y que no lo tuviera el rival, faltaba claridad de tres cuartos hacia adelante, donde la brega de Caye y José, más intermitente que otras veces pero como siempre decisivo, intentaban romper la monotonía.
La primera parte fue un tanto anodina. El Real Valladolid B no arriesgaba en zonas comprometidas e intentaba mover el balón en busca del dos a cero, pero se topaba siempre con una disposición defensiva rival, si no buena, al menos sí fuerte. Por eso no se generó más peligro, al margen de un buen centro desde la izquierda que puso José y que despejó la zaga antes de que llegara a Quintana.
Las dos líneas de cuatro que conformaba en defensa el filial le permitían no sufrir. Asimismo, permitía que hubiera robos y recuperaciones que convertir en carreras al espacio. A partir de la media hora, la Arandina creció con envíos directos, pero no llegó al área, solo tras un desajuste llegó un remate de Pau Franch que Julio, tras rehacerse, despejó a córner.
La segunda mitad empezó con una buena nueva semejante a la de la primera. A los cinco minutos, Arroyo vio, recién sobrepasada la línea de mediocampo, el movimiento hacia el interior del área de José, y le puso el balón en la cabeza, para que lo rematara como un nueve típico. Con el dos a cero y el rival tocado, la tarde parecía que sería plácida en adelante, pero luego no.
La Arandina mostró carácter y buscó de manera casi instantánea meterse en el partido. Cristian cometió un penalti en el minuto 58 y Julio lo detuvo tras adivinar las intenciones de Sergio. Evitó así que los ribereños recobraran vida, algo que hicieron más tarde con el tanto de Pau Franch. Trajo su gol el sufrimiento a las filas locales, ya que dejaron estos de mostrarse tan atinados al rechazar sus acometidas.
Borja Jiménez dio aire al grupo con la incursión de Mario Robles, que vino a fortalecer la franja ancha. Pero más tarde, Anuar tuvo que marcharse, desorientado, tras darse un golpe en la cabeza, y las piernas temblaron. Los burgaleses, volcados, liderados por Adri, descuidaron su parcela trasera en un ‘morir o matar’ y esto al final lo aprovechó el Promesas.
En el 93′, Dani Vega condujo con maestría un contragolpe por la izquierda y cedió para que Caye recibiera el premio del gol y sentenciara un partido que hubo que luchar. Porque ese es el sino, trabajar, trabajar y trabajar; solo así llegará la ansiada permanencia. Por el camino hasta aquí, el filial ha cambiado de identidad y se ha convertido en algo atípico, pero ha potenciado (potencia) el juego de sus piezas más potenciales, valga la redundancia.
Pase lo que pase en el grueso de la jornada, que se disputa en los próximos días, el Real Valladolid Promesas seguirá siendo decimocuarto, ahora con 38 puntos. A falta de que se juegue, amplía la ventaja con el descenso y el play-out a seis unidades, pero lo que es tan importante o más: se acerca a otros como el Coruxo o la propia Arandina. El próximo partido será ante el Logroñés.
Real Valladolid Promesas: Julio; Arroyo, Iván Casado, Cristian, Nacho Porcar; Anuar (Dani Vega, min. 85), Juliá; José, Renzo Zambrano (Adrián, min. 74), Toni (Mario, min. 81); y Caye Quintana.
Arandina: Álex: Ruba, Mauri, Borja Plaza, Sergio, Gonzalo, Javilillo (Manu Martínez, min. 65), Ochoa, Pau Franch, Nico (Adri, min. 77) y Carlos.
Goles: 1-0, min. 8: José. 2-0, min. 53: José. 2-1, min. 80: Pau Franch. 3-1, minuto. 93: Caye Quintana.
Árbitro: Caparrós Hernández, auxiliado en las bandas por Argente Millán y López de los Mozos Merino. Amonestó a los locales Cristian y Manel Royo, y a los visitantes Álex, Sergio y Gonzalo.
Incidencias: Trigésima primera jornada del grupo I de la Segunda División B. Buena entrada en Los Anexos. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria y homenaje a todas las víctimas del terrorismo y de Johan Cruyff, fallecido este jueves.