El técnico del Promesas reconoce después de la victoria frente a la Arandina que por momentos vio peligrar el resultado. Javier Bermúdez, entrenador rival, niega estar «en caída libre» en una tensa comparecencia pública
Foto: Rosa M. Martín
Aliviado. Así compareció Borja Jiménez tras la victoria del Real Valladolid Promesas ante la Arandina. Aliviado porque sumar el segundo triunfo consecutivo era importante de cara a aproximarse un poco más al objetivo de la salvación.
Todavía la ve «muy lejos», por lo menos «a siete puntos», aunque reconoció que era «muy importante ganar en casa» tras casi dos meses sin hacerlo. También, porque sumar 38 puntos es «un pasito más» y supone «meter a más gente en esa batalla». Reiteró el burgalés, «estamos hablando de ganar dos partidos» de los siete que quedan, aunque se le vio optimista.
A su modo de ver, «los primeros veinte minutos fueron de los mejores de la temporada en casa», si bien lamentó que en la segunda parte el equipo se metió «muy atrás» a raíz del segundo gol. «Nos ha costado defender balones frontales, con los que en Astorga no habíamos sufridos. Me voy con la mosca detrás de la oreja», explicó, aun a sabiendas de que la entrada de Mario Robles les «desahogó» en esa parcela.
Definió la actuación de Julio como «determinante», y no es para menos, ya que detuvo un penalti que pudo suponer el dos a uno. Poco después, el gol llegó. Y le hizo sufrir. «En todo momento he visto peligrar el resultado; soy muy sufridor y solo he tenido un partido tranquilo, el del Guijuelo», dijo.
A su modo de ver, el equipo pudo «haber matado» antes el partido en alguna contra, pero no estuvo «acertado en el último pase». Parte del mérito del triunfo, sino todo, estuvo en que otra vez el Promesas se mostró muy solidario. «Es la base de lo que estamos consiguiendo, apretar en cada disputa. Nos hemos convertido en un equipo muy aguerrido, raro para ser un filial, pero estamos orgullosos«, afirmó.
La Arandina, que «puede ser un rival directo», perdió el golaveraje en Los Anexos. Todavía está lejos y le desea lo mejor, aunque fija el objetivo en los 45 puntos. Y a pesar de las bajas, parece encaminado a sumarlos. Por eso se mostró contento «con la rotación», destacando la participación de jugadores como Adrián, Mario o Dani Vega.
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Menos calmada fue la comparecencia de Javier Bermúdez, técnico de la Arandina. Después de cosechar la tercera derrota consecutiva, el míster burgalés se sometió a las preguntas de profesionales de la información de su localidad. Y se sintió atacado al ser preguntado por la mala dinámica de su equipo.
Niega que los ribereños estén «en caída libre» y considera los 41 puntos que han cosechado hasta ahora suficientes como para pensar que «va bien el tema». Vio a sus pupilos «un poco desorganizados» durante el primer tiempo, aunque reconoció que intentaron «arreglarlo un poco en el segundo tiempo», sin éxito, aunque cree que pudieron hacer el empate.
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