El técnico burgalés ha cumplido veintiún partidos al frente del Real Valladolid con una media que llevaría al equipo al ascenso

Foto: Raquel Gómez
Cuando Miguel Ángel Portugal se hizo cargo del Real Valladolid en la décima jornada tenía la difícil misión de cambiar el rumbo de una entidad que iba a la deriva. Su predecesor, Gaizka Garitano, dejó al equipo en puestos de descenso con la paupérrima cifra de nueve puntos y con una autoestima por los suelos. Cuatro derrotas obtuvo el de Derio en esos nueve encuentros, las mismas que el técnico burgalés en veintiún partidos.
Tan solo una vuelta después, el de Quintanilla de las Viñas ha conseguido dar tranquilidad y estabilidad al equipo. El miedo del descenso ya no sobrevuela Zorrilla y ese temor se ha tornado en ilusión. Ilusión propiciada, en gran parte, por la escala en la clasificación —el equipo está situado diez puestos por encima de lo que se encontraba en el momento en el que Portugal cogió el mando–.
También destacan los 35 puntos en veintiuna jornadas, con una media de 1,67 puntos por partido. Si el Real Valladolid la hubiese tenido desde la primera jornada, es decir, con Portugal al mando desde el principio, estaría situado en puestos de ascenso con cincuenta puntos.
La media goleadora también ha sido mejorada. Con Garitano se anotaron nueve tantos en sendos encuentros (a un gol por partido), mientras que con Portugal en el banquillo se han marcado veintiocho (1,33 goles por jornada). Mientras, los números de los encajados han sido reducidos en casi la mitad. Con el técnico vasco el equipo recibió trece (1,44 por partido), mientras que con el burgalés dieciséis (0,76 por choque).
La dinámica del equipo es claramente ascendente. En las últimas once jornadas, ha encadenado cinco victorias, otros tantos empates y tan solo una derrota. Con Garitano en el banquillo pucelano no se consiguió vencer fuera. Por su parte, Portugal está logrando unos resultados extraordinarios lejos de casa: cinco triunfos, cuatro ‘X’ y solo un partido perdido –en Girona–.
El optimismo también proviene de la mejora en el juego del equipo, con grandes partidos como el de Córdoba en Zorrilla o el de Oviedo más recientemente. En los últimos choques se ha visto una mejora sustancial –siete goles a favor y uno en contra–. Ahora el conjunto blanquivioleta sabe a lo que juega y, también, cómo afrontar cada encuentro. Y todo ello a pesar de las varias lesiones de larga duración que le asolan –Alejandro Alfaro, Manu del Moral, Nikos, Álvaro Rubio y André Leão–.
Ese es otro de los méritos de Portugal, ya que ha sabido recomponer al equipo a pesar de las numerosas ausencias. Sin ir más lejos, en el último partido ante el Llagostera, a las ausencias anteriormente mencionadas se sumaban las de Marcelo Silva y Juanpe. El técnico castellano supo mover sus piezas para que las bajas se notaran lo más mínimo. Y así fue. Futbolistas como Chica o Mario Hermoso jugaron en posiciones diferentes a las que venían desenvolviéndose y ambos cuajaron un excelente choque.
Para el partido de Miranda, Portugal tiene un «béndito» problema, ya que es previsible que pueda contar de nuevo con Juanpe y Marcelo Silva, aunque está por ver que ambos vuelvan a la titularidad tras el gran partido realizado por la zaga en la última jornada.
Ya saben un lema que tienen los entrenadores. «Cuando las cosas van bien, es mejor no tocarlas». Y las cosas, por fin, parecen que empiezan a ir bien por Zorrilla.