El Club Deportivo Victoria volverá a contar con sección femenina la próxima temporada, con cuatro equipos y confeccionada desde la base
En el siglo XIX, la aspiración del hombre era la suprema gloria y la de la mujer, la extrema virtud. O, al menos, así lo relataba Víctor Hugo en uno de sus poemas. Es cierto que han pasado más de cien años y, afortunadamente, vivimos una realidad bien distinta a la de aquel entonces. Ahora, las mujeres pueden permitirse poseer las mismas aspiraciones que los hombres pero, para ello, deben tener idénticas oportunidades.
También en el balompié.
Al igual que los pequeños futbolistas ansían jugar en el club de sus sueños o parecerse a ese jugador que tanto idolatran, las niñas también lo anhelan. Esto debió pensar Isidoro del Río, director deportivo del CD Victoria Club de Fútbol, en el instante en el que decidió emprender una nueva aventura. Una aventura arriesgada, pero grande, muy grande. Una aventura en femenino.
Y es que las futbolistas vienen pisando fuerte en el último lustro –quizá algo más–, abriéndose camino en un mundo dominado por los hombres. Su recorrido, pausado pero incesante, no ha sido tarea fácil, ni lo seguirá siendo, pero han encontrado un hueco del que no piensan moverse. Cada día es mayor el número de jugadoras profesionales y cada día son más las niñas que sueñan con serlo.
Bien lo sabe este club, un club modesto, de barrio, que decidió contar con una sección de futfem entre todos sus equipos de cara a la próxima temporada. Cabe recordar que esta entidad tuvo ya un pasado femenino; un pasado que dejó huella y que quiere recuperarse. Un equipo que existió durante tres temporadas –una de ellas en Segunda– e impactó notablemente en la zona y en la propia entidad. Así lo asegura Isi: «Nuestra labor es recuperar lo que este club tenía y llevarlo a lo más alto. Cuando se deshizo fue una cosa fugaz, nadie supo más. Tampoco hemos querido conocer la causa».
Tras mes y medio reflexionando la idea, «haciendo cábalas y madurando el proyecto», decidieron dar el gran paso. «Nos ha hecho mucha ilusión a todos, pero lo que más nos animó fue tener al lado una persona como Santos. No voy a atribuirme el mérito a mi solo. Él también lo merece, ha puesto todo su empeño», expone.
Foto: Alba Oliveros
Santos García fue el fundador del Rayo Simancas y del Parquesol femenino. Es una persona a la que no solo le gusta el fútbol femenino, sino que vive para ello. Su dedicación es inmensa. «A nivel provincial es la persona con mayor dedicación, sin ninguna duda», afirma Isi. «Lo primero que le dije fue que no tenía ni idea de futfem y necesitaba que fuese mis ojos. Yo voy a darle todo el apoyo institucional requerido, pero debe ser mi guía«.
El Rayo Simancas nació con un equipo infantil y, al segundo año, ya eran tres los cuadros militantes en la villa: alevín, infantil y regional. Por asuntos económicos, Santos dejó el club y emprendió una nueva etapa en el Club Deportivo Parquesol, lo que propició la desaparición del Rayo. «Estoy muy agradecido con el CD Parquesol, pero allí me faltaba la base», dice. «El seguir creciendo obligaba traer gente de fuera», pondera.
De ahí manó su inclinación por el CD Victoria pues, tras departir con otras entidades, fue este quien le «abrió las puertas con la base y quien más interés mostró». «Estuve en Simancas y sentí los colores del Simancas, estuve en el Parquesol y sentí los colores del Parquesol, ahora estoy en el Victoria y sentiré los colores del Victoria», asevera Santos.
No obstante, los colores que en realidad siente y que siempre ha sentido no se relegan solamente a estos: «Siempre sentiré los colores de las chicas, que es común a los tres clubes, pero lo importante es que ellas los sientan y estén a gusto».
No más ‘de oca en oca’
El fútbol se confecciona desde la base. El arraigo a un equipo, el hacer de los colores de un club un tatuaje en la piel, el formase como persona, y como futbolista, prima sobre el resultado. Para un niño, ganar debe ser un objetivo secundario y aprender disfrutando, la principal meta. Solamente si se le inculcan buenos valores, si aprende de sus errores y (sobre todo) respeto, incrementarán sus aptitudes futbolísticas y será competitivo, pero con madurez.
«Las propias palabras lo dicen, deporte base. Somos un club que forma jugadores. Para mí esto no tiene otra explicación». Isi asegura que «hacer un equipo femenino para un año es fácil», pues vale con buscar financiación y algunas jugadoras. El problema se presenta cuando esa generación deja de jugar. «Ya no lo tienes y, quizá, ni haya merecido la pena perder el tiempo. ¿Cómo te merece la pena? Así, desde la base, con el mismo sistema que los chicos. Así lo vemos, como algo normal, instintivo».
La formación es algo adyacente al club, un acto irreflexivo; es su cometido. Velar por el presente, pero también por el futuro, por no ver más jugadoras ‘de oca en oca’. A partir de la categoría cadete no se permiten los grupos mixtos y deben buscar nuevos equipos si pretenden continuar jugando. «Las chicas al final no se arraigan a ningún club, lo que no tiene ningún sentido. Hacer un equipo compuesto por el noventa por ciento de fuera no sirve de nada. Hay que trabajar muy bien la base, es nuestra obligación como formadores de futbolistas que somos», alega el director deportivo.
Foto: Alba Oliveros
Y es que el proceso de formación es muy dispar entre géneros. Las futbolistas presentan un ritmo de aprendizaje muy distinto al de sus homólogos masculinos. «El fútbol femenino no tiene nada que ver. Dentro del campo las exigencias son las mismas o incluso mayores, pero desde fuera es distinto completamente. Además, jugadoras hay muy pocas y, por el contrario, si levantas una piedra te sale otro jugador», explica Santos.
En ocasiones, el ‘uso’ de las chicas en los equipos mixtos se divide entre quienes otorgan los minutos de la basura y quienes les dan minutos en una categoría por debajo porque físicamente es mayor, «más alta o se le da bien», algo «con lo que se busca resultados, no su formación ni su futuro; cuando no me sirva, que se busque su futuro», lamenta el director deportivo con respecto a esa ‘utilización’.
Aunque con el lanzamiento de este proyecto pretenden llevar a la entidad a lo más alto, no se fijan objetivos arriba, aún. Tener una solidez, una fortaleza, una humildad que les permita fijarse nuevas metas, es el camino a seguir.
«El objetivo es en primer lugar crear y establecer; que una niña que quiera jugar al fútbol venga al Victoria. Queremos que sea algo automático. Vamos a comenzar desde abajo, jugando, jugando, jugando y generando. Todo lo que venga lo iremos afrontando», garantiza Isi, tras reconocer que el objetivo es crecer «haciendo algo serio desde abajo».
A juicio de Santos, uno de los mayores obstáculos que presenta el fútbol femenino en nuestra comunidad es la escasez de patrocinadores que crean y apuesten por un proyecto. «Castilla y León tiene mimbres y jugadoras para que haya un equipo en Primera División. Lo que falta es un patrocinador fuerte y, para que confíe es necesario tener algo establecido y bien hecho desde abajo», expone.
Por tanto, de cara a la campaña venidera, el CD Victoria retomará su sección femenina conformada desde la base. A los veinte equipos que transitan actualmente por el Luis Minguela, se les sumarán tres o cuatro femeninos y otros cuatro masculino, por lo que la necesidad de infraestructuras será mayor. «Vamos a ampliar nuestras instalaciones. Tenemos que hacer malabares para poder entrenar y jugar todos ahora, por lo que con veintisiete equipos para el próximo año es fundamental», afirma Isi.
Por lo pronto, el proyecto va viento en popa y, tras un primer contacto con Alberto Bustos, concejal de deportes, lo presentarán, en breve, ante la Fundación Municipal de Deportes: «Estamos seguros de que apostaran por él porque, que al fin y al cabo, tiene un fin deportivo y social«. En este sentido, es inevitable pensar en casos como el paradigmático del BM Aula Cultural o el del Club Atletismo Valladolid, ambos en la élite de sus deportes.
La iniciativa en la que el CD Victoria está trabajando invita al optimismo, a creer que una continuidad en el fútbol femenino vallisoletano es posible. Y ojalá otros clubes se fijen en su labor e imiten su cometido, pues nada haría más feliz a esta web que poder publicar más casos como el aquí relatado.