El exfutbolista Carlos Muñoz recuerda el partido de la temporada 1995/96 entre Real Oviedo y Real Valladolid y analiza la actualidad de ambos conjuntos de cara al choque de este sábado

y la crónica de aquel partido
Foto: colgadosporelfutbol.com
Partidos que serán recordados por los aficionados hay muchos: grandes finales que suponen la consecución de un nuevo título, un ascenso que devuelve la alegría a la hinchada o, incluso, un triste descenso en el último minuto que quiebra todas las esperanzas.
Sin embargo, que un partido a priori intrascendente termine por volver a la cabeza de los seguidores de ambos clubes cada vez que se enfrentan no es lo normal. Si a la ecuación le sumamos una dosis de surrealismo, el resultado solo puede ser uno.
Es el caso de Real Oviedo y Real Valladolid, dos equipos que en la temporada 1995/96 vivieron los noventa minutos más extraños que nadie pueda recordar. Se trata del famoso 3-8, un choque del que tantas veces se ha hablado esta semana.
El partido con más penaltis señalados –nada más y nada menos que seis– sirvió como excusa para que las dos aficiones celebren cada temporada una hermandad que con el paso de los años se ha ido haciendo más fuerte.
Si surrealista fue para los seguidores que presenciaron dicho partido aquella tarde de mediados de mayo, más lo fue para los veintidós protagonistas que lo disputaron sobre el césped del antiguo Tartiere. Uno de ellos fue Carlos Muñoz –exdelantero oviedista que anotó el tercer gol carbayón–, quien califica aquel encuentro como uno de los más extraños. «Lo que recuerdo es que aquel partido fue algo anormal. Tantos penaltis y el modo en el que se produjeron no es normal en el fútbol», explica.
A pesar de que el árbitro, Japón Sevilla, se llevó todo el protagonismo aquella jornada, Carlos destaca la energía con la que ambos conjuntos saltaron al césped. «Nosotros estábamos salvados y el Valladolid necesitaba la victoria para poder salvarse. Creo que eso se notó en la intensidad que mostraron ambos equipos«, expresa el exoviedista.
Lo que comenzó con una sensación de estupor generalizada, mezclada con la alegría blanquivioleta por haber conseguido la permanencia, terminó por ser señalado como el nacimiento de la hermandad entre las dos hinchadas. «Puede ser motivo de hermanamiento; lo que está claro es que conseguir una victoria por tres goles a ocho y además salvarse es digno de ser parte de la historia del fútbol«, reconoce Carlos.
Tras firmar su retirada deportiva en México el dieciocho de noviembre del 2000, el que durante ocho temporadas fue dueño del ’10’ carbayón continúa actualmente ligado al fútbol. «Todavía sigo en este mundo, aunque ahora estoy en paro, a la espera de que salga algo para volver a entrenar», afirma.
Un choque de nivel
Como profesional que dedicó la mayor parte de su carrera a defender el escudo del Real Oviedo, Carlos sigue la actualidad del conjunto de carbayón y ve con optimismo su futuro más inmediato. «Esta temporada me parece que es el equipo que mejor plantilla tiene y es un firme candidato al ascenso directo«, asegura el exdelantero. Consciente de los malos años pasado, Muñoz da especial importancia a la estabilidad reinante entre los asturianos. «Las cosas se están haciendo bien. Hoy en día solo se habla de fútbol y eso es lo mejor que puede pasar para tener éxito», añade.
Tal y como están las cosas, el partido del sábado es de suma importancia para los intereses más cercanos de ambos conjuntos. Al igual que en aquella ocasión, los blanquivioletas llegan al Tartiere con necesidad de sumar los tres puntos, especialmente si quieren seguir presentando pelea y llegar a la zona alta de la tabla. Ante esta tesitura, Carlos Muñoz reconoce el gran nivel que tendrá el encuentro. «Es un partido importante. El Valladolid viene de una racha mala y no pintan bien las cosas; y el Oviedo en casa está fuerte y contundente», expone.
A pesar de la dificultad que supondrá para ambos equipos alzarse con la victoria, Carlos Muñoz confía en que los tres puntos se quedarán en el feudo oviedista. «Yo creo y espero que el Real Oviedo gane«, sentencia el exdelantero. El resultado se sabrá este sábado a partir de las ocho y cuarto de la tarde. Lo que está claro es que, suceda lo que suceda, el Carlos Tartiere será un ejemplo de hermandad, como lo fue aquella loca tarde de mayo.