Con doce tantos, Toché se ha convertido en el referente goleador de un Real Oviedo que espera la recuperación de Linares para afrontar el tramo final de la temporada

Con el calendario acechando y la competición cada vez más seria, cualquier error se paga caro en Segunda División. Más aún en la parte alta de la tabla, donde los diez primeros se mueven en diferencias mínimas de puntos. Es por eso que, a esta altura del año, los goles y las victorias se vuelven todavía más vitales.
Y sino que se lo digan al Real Oviedo, al que la categoría de recién ascendido no parece importarle demasiado y está dispuesto a luchar hasta la última jornada por el ascenso directo. Buena parte de la culpa lo tiene el planteamiento del argentino Sergio Egea, que ha convertido al equipo carbayón en la segunda escuadra más goleadora de la categoría.
Aunque el mérito es compartido, el gran artífice sobre el césped ha sido Toché. Ante las lesiones de Linares y Borja Valle y el lento despertar de Koné, el murciano se ha echado el equipo a la espalda y se ha ocupado de que la vertiente goleadora del Oviedo no quede desatendida.
Gol con pasado blanquivioleta
Tras firmar un año discreto en el Deportivo de la Coruña, Toché llegó al Carlos Tartiere en medio de la euforia ante la que sería la primera temporada en el fútbol profesional después de trece años alejados de él. Su tarea, a priori, no era sencilla: la competencia por hacerse con un puesto se presentaba feroz.
Linares venía de un excelente año en el que los veintiocho tantos conseguidos le hacían titular indiscutible, Borja Valle seguía demostrando su calidad cuando las lesiones le respetaban y Diego Cervero continuaba siendo el revulsivo necesario cuando las cosas se ponían más cuesta arriba de lo esperado.
Por si fuera poco, con lo que tenía esperándole en su nuevo destino, el Real Oviedo logró a mediados de agosto la cesión de Mamadou Koné. A pesar de que el marfileño llegó al club carbayón lesionado, la sombra de lo que se esperaba de él era suficiente para aumentar la tensión.
Sin embargo, Toché supo gestionar este ambiente, mezcla de ilusión y expectativas, y se fue haciendo con un hueco. La experiencia de un jugador capaz de conseguir dos ascensos seguidos pesó más que el nerviosismo por hacer las cosas bien, y eso lo agradeció el Real Oviedo.
Foto: colchonero.com
Formado en las categorías inferiores del Atlético de Madrid, en el que destacó con el filial, Toché dio el salto al primer equipo colchonero. Sin embargo, las lesiones no respetaron al murciano, que vio cómo su sueño de debutar en el Calderón quedaba reducido a un solo partido con la elástica rojiblanca.
Comenzó así una historia de idas y venidas, en la que las cesiones se convirtieron en lo habitual para el delantero. Tras jugar un año en el Numancia y otro en el Herculés, Toché recaló en el José Zorrilla de la mano de Medilíbar. A pesar de que los problemas físicos continuaban acechándole, el murciano cerró la temporada con el ascenso a Primera División.
Tras regresar a Soria y conseguir el ascenso con los numantinos, Toché puso rumbo a Albacete. Su paso por tierras manchegas supuso el comienzo de su repunte, que terminó de cuajarse la temporada siguiente en el Cartagena. Bajo la supervisión de Juan Ignacio Martínez, el murciano recuperó sus mejores registros goleadores y consiguió que las lesiones comenzaran a respetarle.
Fue entonces cuando, después de pasar tres temporadas con el Panathinaikos griego, el delantero decidió fichar por el Deportivo de la Coruña. A pesar de no firmar un año brillante, sus goles fueron importantes para que los gallegos consiguieran la permanencia en Primera División.
Los números le avalan
Con el ’16’ a la espalda, Toché ha ido convirtiéndose con el paso de las jornadas en el referente goleador del Real Oviedo. Comenzó la temporada siendo suplente dee Linares, aunque la Copa del Rey permitió al murciano mostrar un adelanto de sus habilidades de cara al gol.
Fue precisamente su exequipo, el Real Valladolid, el elegido para ser su primera víctima. En el que fue su estreno como titular con la elástica blanquivioleta, Toché firmó su primer tanto al transformar el penalti cometido por Juanpe.
Después de tres partidos saltando desde el banquillo, Egea decidió apostar por el delantero y le incluyó en el once inicial contra el Mallorca. Otra vez volvió a cumplir, ya que consiguió el gol del empate en un partido que se había complicado demasiado.
Su buen hacer le valió el premio de la titularidad junto a Linares en la que había sido su casa. Otra vez el Real Valladolid, aunque en esta ocasión en el José Zorrilla, volvió a comprobar la efectividad del delantero, al ver cómo su exjugador anotaba el segundo tanto y volvía a dar ventaja a los carbayones.
Así continuaron las cosas hasta que la lesión de Linares le abrió la puerta de la titularidad absoluta. Ante la ausencia del aragonés y de Borja Valle, el murciano demostró que su potente disparo con la pierna derecha y su portentoso remate de cabeza iban a llevar muchas alegrías al oviedismo.
Con las citadas ausencias, unidas a la suplencia prolongada de Diego Cervero y a la lenta adaptación de Koné, Toché ha sido el seguro de gol que en más de una ocasión ha conseguido la victoria. Su última gran actuación fue hace apenas un mes, cuando sus dos tantos ante el Albacete en el Carlos Belmonte supusieron un punto de oro, en un choque que parecía sentenciado con el 2-0 en contra.
Y es que los doce tantos que lleva anotados son, en buena parte, culpables del tercer lugar que ocupa actualmente el Real Oviedo en la tabla. Con la reincorporación de Linares a la vuelta de la esquina y con Koné anotando sus primeros goles con la elástica azul, los carbayones afrontan el ‘sprint’ final con Toché como dueño del gol azul.