El madrileño deja el club berciano tras encajar la cuarta derrota consecutiva ante el Mallorca. El Numancia cede los tres puntos en el descuento y el Mirandés se gusta ante un Osasuna con nueve
Ponferradina 0–2 Mallorca
La cuarta derrota consecutiva de la Ponferradina se lleva por delante a un Manolo Díaz que no aprovechó el matchball ante el Mallorca. Los bercianos, a dos puntos del descenso, mostraron insolencia frente a un conjunto de Vázquez que vuelve a ganar fuera casi ocho meses después.
Y El Toralín dictó la sentencia de su entrenador en la que se esperaba que solo fuese la despedida de Yuri. La parroquia ponferradina no aguantó más la paciencia del equipo berciano y, tras cuatro encuentros seguidos perdiendo, también le diría adiós a un Manolo Díaz que acababa en la guillotina minutos después de caer contra el Mallorca. El técnico madrileño hace las maletas en los peores dos meses de la Deportiva, que se queda a dos puntos de meterse en zona de descenso.
El míster, ya exblanquiazul, justificaba la derrota con la ansiedad de la clasificación y la racha descendente del club del Bierzo. El contexto afectaría seriamente a un equipo sin alma y a la deriva de un Mallorca que, sin hacer un alarde de apariciones en la meta de Santamaría, haría lo justo y necesario para llevarse los tres puntos. Los hombres de Fernando Vázquez salieron concentrados y, sin dejar apenas jugar a la Ponfe, provocaba cierto pánico local por la bombilla que encendía un Lago Junior ensangrentado en un choque con Alan Baró, el lateral por Adán.
Entre el exmirandesista y Acuña en la punta de lanza, el conjunto bermellón emprendía la fogosidad que le faltaba a un cuadro berciano que tenía la primera y casi única llegada en un remate de Acorán que desviaba la zaga insular. Y también la acción, pues antes del descanso el paraguayo sufría un fuerte costalazo al cabecear al larguero justo después de que probase la misma suerte David Costas. Faltaba lograr el gol para una escuadra que dejaba en el banquillo a Ortuño, apostando por el ex del Zaragoza en la segunda parte.
El murciano debutaba fuerte con la casaca bermellona cerca de la hora de partido, al poco de que a Djordjevic se le anulase un gol por falta a Wellenreuther. Ese era quizá el último resquicio ofensivo de un equipo que trataba de buscar una solución con Pablo, Jebor o Aguza. Por desgracia, el fútbol seguía ausente y ni se podían ver las cualidades del debutante madrileño, como un Raíllo titular en la defensa en sus primeros minutos en El Toralín.
Pero ni él ni Alan ni Santamaría, en última instancia, podrían salvar el instante del penalti provocado sobre Brandon en el 80′. La perla de Santanyí superaba en velocidad a la zaga local y el guardameta derribaba claramente al ’28’ visitante, incluso haciéndose un daño prolongado el resto de encuentro. Pereira despistaba completamente al navarro y adelantaba a los suyos desde los once metros firmando su tercer tanto.
Diez minutos finales donde se mascaba la tragedia en los de casa, tras una intervención meritoria del portero local en un mano a mano con Lago Junior que terminaba en saque de esquina. De ese mismo lanzamiento llegaba el 0-2 para los de Vázquez, con un desafortunado gol de Andy en propia puerta. El granadino no podía evitar el remate de Ortuño al palo e introducía el esférico en su arco. Así pues, El Toralín pedía con éxito la cabeza de un Manolo Díaz que cede el testigo a Tomás Nistal y Rubén Vega, los encargados provisionales de preparar el derbi en Valladolid.
Mirandés 4–0 Osasuna
Oda al fútbol y a la tranquilidad en Anduva. El conjunto burgalés destrozaba en la segunda parte a un Osasuna desquiciado por el poco protagonismo y las expulsiones de Javier Flaño y Merino. Eguaras, con dos penaltis, Néstor y Abdón firmaban un partido para el recuerdo en su feudo.
Foto: LFP
No hay mejor forma de levantarse de la derrota de Sevilla en Copa que con una victoria tan aplastante como la del Mirandés este domingo frente a Osasuna. El equipo jabato le endosaba a los de Enrique Martín un contundente 4-0 para resarcirse del sufrido en Leganés en el último compromiso liguero a domicilio. Los hombres de Carlos Terrazas disfrutaban en el campo, merced a una entidad rojilla que perdía dos jugadores en la segunda parte por dos expulsiones. Justo triunfo, aunque maquillado por un rápido penalti poco después de la reanudación.
Justo, porque los locales se lanzaban a por su objetivo en cuanto se movió el esférico. La zurda sería la zona de más influencia local, con Kijera como el ejecutor y con Álex García para romper la defensa de cinco en Osasuna. Hasta el segundo tiempo no sería posible, si bien el bilbaíno, en un enorme estado de forma, obligaba a intervenir varias veces a su excompañero Nauzet. El cancerbero se quedaba a un palmo de encajar un remate de cabeza de Ortiz en el segundo palo que se perdía ligeramente por el primero.
Los locales solo tendrían una intervención destacada, la de Raúl a disparo de Olavide en una contra de los navarros, pues el Mirandés seguiría siendo dueño y señor del cuero. Con el cambio de Carnicer por Provencio daba comienzo el segundo tramo de un partido que perdería el color amarillo en el minuto 51, con una mano de Unai García que propiciaba el máximo castigo para los de Martín. Eguaras no titubeaba en el penalti y hacía el primero de la tarde, con una ejecución perfecta a la escuadra antes de que Urko Vera pisara otra vez Anduva.
De nuevo el antsoaindarra se las vería con Nauzet en el 63′, por una dura entrada de Javi Flaño a la altura de la rodilla de Álex García, que le costaba la expulsión por segunda tarjeta amarilla. Esta vez el guardameta adivinaba la trayectoria, pero no impedía el segundo de Eguaras. A partir de la inferioridad numérica, Osasuna perdía en todos los frentes y que llegase el tercero era algo muy probable.
Los de Terrazas se deleitaban con el balón y saboreaban con mucho gusto lo que quedaba de contienda, para trenzar la jugada del tercero con parsimonia. Así, los locales encontraban un hueco en la zona central para firmar el 3-0, en una dejada de Abdón Prats para Néstor que culminaba en un remate por debajo de las piernas de Nauzet. Encuentro totalmente encarrilado para más inri con la autoexpulsión antes del final de un Maikel Merino que tendría una certera ocasión de cabeza atajada por Raúl.
Con nueve jugadores, el Mirandés cosía pases y cantaba el cuarto en el minuto 87, por mediación de Abdón Prats. La acción horizontal la comenzaba Alain, luciéndose en sus primeros minutos de liga con los burgaleses, pasando por Néstor y resolviendo el atacante balear en el segundo palo. Un 4-0 que relanza a los de Terrazas en la misión por llegar a los seis primeros. Con este acelerón, la escuadra burgalesa ya está colocada a tan solo dos puntos del play-off, dos más que un Lugo que le recibe en el Ángel Carro tras empatar sin goles en Palamós.
Numancia 1–1 Girona
El Girona le devuelve la cara de la moneda al Numancia después de quitarle Lekic en el 91′ los tres puntos a un conjunto soriano que había ganado en Montilivi en el descuento, gracias a Pablo Valcarce. En Los Pajaritos, el recién renovado le daba la asistencia a su hermano Luis.
Los finales de partido se están convirtiendo en una canción de nunca acabar para el Numancia. Ya se cuenta por once el número de veces esta temporada que en los últimos cinco minutos le hacen gol o lo hacen los propios pupilos de Arrasate. Además, ante el Girona, los rojillos han desnivelado la balanza con desventaja de seis contra cinco en esas once jornadas por culpa del gol de Lekić antes de la conclusión, si bien en el último tramo el empate era más cercano.
El conjunto de un Pablo Machín que volvía a casa se veía superado por una escuadra local que, con la novedad de Pedraza y el recuperado Julio Álvarez, conseguía adelantarse pasado el minuto veinte de choque. Entre los Valcarce se cocinaba la acción del 1-0, iniciándola Pablo y rematándola Luis al penetrar hacia al área de Becerra por su parte izquierda y finalizar por bajo ante el arquero albirrojo. Sin embargo, el lateral berciano pagaba el esfuerzo de la galopada y se vería obligado a abandonar el césped en lugar de Ripa, en los instantes posteriores al intermedio.
En la segunda mitad el equipo local empleaba más el movimiento directo que el elaborado por una mejor colocación del combinado catalán. Julio Álvarez, con su precisión, no encontraba a Álex Alegría, el hombre más avanzado de los de Arrasate, aunque Ripa aportaba llegada por el lateral, donde antes había estado el autor del primer tanto. El aragonés avisaba a Becerra con un potente chut que se alejaba de la escuadra. Hacia esa dirección también iría el lanzamiento de falta del capitán rojillo cerca de la frontal rebasada la hora de encuentro.
Por el contrario, el marcador seguía con la mínima ventaja y Machín daba entrada a Javi Álamo y Mata en el ecuador de la segunda parte para atacar más intensamente en terreno local. Y así sería, gracias a que con el atacante, en lugar de una única amenaza por alto de Lekić, ahora eran dos. La dirección a seguir en los visitantes era muy clara: perseguir el empate a través de los centros de los carrileros para encontrar la dupla atacante. De esta forma, en cinco minutos, los albirrojos tendrían una oportunidad para cada ariete: primero, el serbio, de cabeza a rosca de Aday, y, más tarde, Mata, con una peligrosa volea desviada por la izquierda de Munir a pase lateral de Javi Álamo.
La insistencia visitante daba sus frutos cuando ya se había decretado el añadido con el tanto del balcánico. El lejano libre directo de Granell lo recibe Kiko Olivas y se topa con Munir, quedando el cuero muerto para que Lekić remachase por encima del guardameta marroquí. Enésimo jarro de agua fría para los hombres de Arrasate, que al dejar escapar la victoria de Los Pajaritos siguen inmersos en la zona media baja, a cinco puntos del pozo y ocho de la promoción. Lugar donde no está el Elche, su próximo rival, por sumar cinco goles menos que el Nàstic de Tarragona.