El Real Valladolid Promesas remonta ante el Cacereño y consigue vencer en casa después de tres meses tras cuajar un buen partido, casi sin fisuras y en el que fue dominador
El Real Valladolid Promesas logró una importante victoria ante el Cacereño, rival por la permanencia, después de conseguir remontar el tanto inicial de los extremeños. El gol, obra de Valverde, no inquietó en exceso al filial, que dio otra muestra de madurez y fue capaz de voltear el resultado y volver a ganar en Los Anexos después de tres meses.
Después del contundente triunfo en Guijuelo, y tras acumular cuatro partidos consecutivos sin perder, se antojaba necesario lograr los tres puntos, más aún teniendo en cuenta que el rival se encuentra en la misma lucha, por huir de la zona baja de la clasificación. Con tanta necesidad como expectación se afrontaba el choque, ya que era día para confirmar el buen momento, además, mandando. Y el filial no defraudó.
Desde el inicio el balón fue suyo, trataba de manejarlo con tino y con tiento, llevarlo en la primera fase con precaución y acierto para, superada la media, activar a los siempre dinámicos jugadores de ataque.
El Cacereño, por su parte, planteaba un duelo de intensidad, en el que intentaba llevarse cada disputa y ser directo a la espalda de la zaga blanquivioleta. Buscaba no complicarse con el esférico y sin él, cuando los filiales intentaban hacerse fuertes y generar peligro por dentro, por el carril del diez y los dos que le rodean, donde José, Toni y Renzo intentaban interactuar con un siempre voluntarioso Caye.
Los extremeños se fajaban en cerrar espacios, a veces, sobrepasando los límites del reglamento, y así, evitaron que las ocasiones vallisoletanas fueran claras. Nada más arrancar lo intentó José, luego lo hizo Toni y Renzo envió un testarazo al palo tras un buen centro de Arroyo, sobrepasada la media hora. Para entonces, Amaro, excapitán del filial, ya se había retirado del tapiz por una lesión.
En la reanudación no se inquietó el Promesas y siguió insistiendo, cociendo el fútbol a fuego lento atrás y con la prisa a partir de tres cuartos de campo. Lejos de ser mala consejera, esta era necesaria. Solo así, corriendo, los de Borja Jiménez podrían comer; esto es, podrían llevarse un gol a la boca. Sin embargo, en uno de los dos únicos balones en los que falló la defensa, el Cacereño se adelantó, por mediación de Valverde, que remató a la jaula un centro de Toni.
Duró poco la alegría en casa de Marcos. Apenas dos minutos después, Renzo Zambrano empató. Lo hizo después de una brillante acción individual por la derecha, escorado y cerca de la línea de fondo, que puso al palo contrario de un disparo certero. El solo parpadeo venía a hacer justicia al filial, que había querido más y venía haciéndolo mejor.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que se viera el dos a uno. Juliá cazó un rechazo dentro del área tras una acción a balón parado, puso en franquicia al Promesas y se regaló un premio a su buen hacer. Con él en la media, acompañando a Anuar, el Promesas ha ganado en equilibrio, tranquilidad, y, en el fondo, en juego.
Entonces el Cacereño se envalentonó y los blanquivioletas, aunque cada vez que salían a la contra generaban sensación de peligro, dejaron caer el partido en una dinámica peligrosa, por permitir que se convirtiera en correcalles, en lugar de dormirlo. Así, en el 81′, en el segundo error de la zaga en la mañana, Valverde ganó la espalda y se topó con el cuerpo de Julio.
Borja Jiménez buscó retomar el control –que no el mando, ese seguía siendo suyo– con la entrada de Mario Robles en sustitución de Renzo. Sumaba una pieza con la que luchar, aun a riesgo de perder una de vuelo. No importaba; con José, Mayoral e Higinio bastaba para lanzar contragolpes. El tercero parecía lo normal, algo por llegar, y lo hizo.
Higinio, batallador, profundo, inteligente en la lectura del juego, fue objeto de un penalti que él mismo transformó para hacer así su primer tanto con la casaca blanca y violeta. Sirvió su tanto para sentenciar, si es que había alguna duda sobre el resultado, que no la había, pero bueno, ya se sabe, fútbol es igual a caos, a imprevisibilidad.
La victoria es la primera en casa desde el uno de noviembre, desde que se ganó al Atlético Astorga. Y vino a premiar el buen hacer de los vallisoletanos, maduros en las últimas semanas, capaces de adaptar su juego a las necesidades del encuentro, y lo que es más importante, de sumar.
Llevan, así, cinco semanas consecutivas haciéndolo, sumando once puntos de quince, gracias a los triunfos ante la Cultural, el Guijuelo y el Cacereño y los empates ante Celta B y Burgos. Se encuentran, de este modo, en el mejor momento de la temporada, superando así los siete puntos sobre quince del arranque y, por primera vez, encadenan dos triunfos seguidos.
El Real Valladolid Promesas cierra la jornada con siete puntos de renta sobre los puestos de descenso y aleja al Cacereño a tres, además de ganarle el golaveraje. Si es clave esta cuestión, más lo será proseguir con este buen hacer el próximo fin de semana ante el Tudelano, un recién ascendido, pero que se encuentra en la parte alta de la clasificación.
Real Valladolid Promesas: Julio; Arroyo, Cristian, Iván Casado, Royo; Anuar, Juliá; José, Renzo Zambrano (Mario, min. 85), Toni (Mayoral, min. 67); y Caye Quintana (Higinio, min. 77).
Cacereño: Vargas; Ale, Mejías, Mansilla, Toni; Aarón, Leo Ramírez, Gallego, Amaro (Kofi, min. 25); Cuerva (Javi, min. 85) y Valverde.
Árbitro: El vasco Rezola Etxeberria amonestó al local Iván Casado y a los visitantes Cuerva, Mansilla y Kofi.
Goles: 0-1, min. 55: Valverde. 1-1, min. 57: Renzo Zambrano. 2-1, min. 66: Juliá. 3-1, min. 89: Higinio, de penalti.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 23ª en el Grupo I de la Segunda División B disputado en Los Anexos al Estadio José Zorrilla ante unos cuatrocientos espectadores.