Las prisas por el ascenso marcan la renovación de la delantera blanquivioleta

Foto: Real Valladolid
Rodri, Diego Rubio y Erick Moreno. Y en el Promesas, aunque con serias posibilidades de estar arriba, Caye Quintana. Esa era la delantera del Real Valladolid al comienzo de la presente temporada.
Rodri es el delantero titular. Es una asfixia para las defensas rivales y una desesperación para el aficionado blanquivioleta de cara a puerta. Tiene muy poquito gol. Cierto es que esto de introducir la pelotita va por rachas, pero la sorpresa con el delantero soriano, quizás la excepción, es el gol. Nunca es el peor, pero parece ser que nunca llegará a aportar los goles que tanto demanda el equipo. ¿Qué facilita muchos a Juan Villar? Cierto, pero, ¿y si no estuviera Juan Villar?
Diego Rubio ahí está. Parecía el delantero que poco a poco tendría que marcar el rumbo y parecer ser que el suyo propio puede arribar cualquier otro designio. Ha estado y está aquí, pero como si no. No demasiados minutos, ningún gol, alguna cosilla… pero nada. Nos queda el que es joven (veintidós años) y que tiene mucho que aprender y bastante más por mejorar. Sin embargo, de primeras no la ha roto.
Erick Moreno no ha hecho ni de Baltasar en la Cabalgata de Reyes. Lo más que podemos conocer de él son sus fotos en Instagram. Y basta. Cuarenta minutos entre un partido de Liga y otro de Copa son su bagaje. Ya marchó al Tondela portugués, colista de la competición regular lusa.
Caye Quintana ha tardado mucho en arrancar. Llegó como refuerzo de lujo para el Promesas y un buen hombre de fondo de armario para el primero equipo. En cambio, llegó a ser un lastre en el segundo equipo blanquivioleta. Ahora aporta goles –por fin-, de momento lleva cinco, pero no parece que tenga opciones de sacar la cabeza lo suficiente como para sumar en el primer equipo.
Así empezábamos, pero, ahora, reseteen su mente. Erick Moreno está fuera ya, Caye Quintana no va a pisar –como ya hemos adelantado– el primer equipo. Diego Rubio puede salir, aunque siempre a un destino fuera de Europa, ya que aquí ha jugado ya con el Sporting B y el Reall Valladolid. Para el futuro, quédense con Rodri, que está cedido y solo lleva cuatro goles. ¿La solución? Improvisar.
De primeras, logras traer a Vincenzo Rennella; un delantero que viene avalado por los goles que marcó en Lugo hace dos temporadas (trece, concretamente) y con una cláusula de compra obligatoria cifrada en 300.000 euros si el equipo no asciende y 500.000 si lo hace, según publicó El Desmarque.
Y hablando de ascenso, la vuelta de Roger. El delantero valenciano no ha acabado de cuajar en un Levante con una delantera bastante completa y competitiva. A Deyverson y Ghilas se les ha unido el sorprendente fichaje de Guisseppe Rossi, otrora, estrella de la liga en el Villarreal. Parecía claro que el tiempo de Roger en el club granota se había terminado y así se ha confirmado con su cesión al Real Valladolid hasta final de temporada.
Rodri, Diego Rubio, Rennella y Roger. Hemos cambiado la mitad de la delantera, pudiendo aumentar el porcentaje si, finalmente, Diego Rubio acaba saliendo en busca de minutos. ¿A qué se debe esto? ¿A qué corresponde el fichaje de Roger cuando el cupo de delanteros parecía cubierto?
El fichaje de ‘Billy el Niño’ es un solo de saxofón. Una improvisación dentro de la improvisación que es la confección de la delantera del Real Valladolid. La dirección deportiva del Real Valladolid debe de ser asidua a nuestro tan querido Herminios, y, contagiándose de esos ritmos de jazz, improvisa sobre la marcha.
Y la chispa ha sido el mejor partido del Real Valladolid en mucho tiempo: el del pasado domingo frente al Córdoba. En el club se lo juegan a una carta, en parte obligada por la premura y penuria económica: hay que ascender este año sea como sea. Y en el sea como sea se intuye la improvisación, el desmantelamiento y renovación de la delantera que concebiste a principio de temporada.
La banda de jazz que es ahora la punta de lanza del equipo de Miguel Ángel Portugal tiene sobre sí misma una losa que deberá aguantar: ascenso. Concebida e improvisada con un único fin que no es otro que abandonar Segunda División. ¡Qué bien suena!