El Real Valladolid Promesas suma un merecido punto en un partido en el que se puso por delante ante un Burgos que se mostró como un igual
No le ha sentado mal la entrada del nuevo año al Real Valladolid Promesas. Imbatido todavía, suma cinco puntos de nueve; esto es, dos empates y un triunfo. Ni siquiera el hecho de que los empates hayan sido en casa y contra teóricos rivales por la permanencia ha de ocultar una realidad: el filial compite. Ha empezado a hacerlo.

Y por eso sacó un punto en la adversidad ante el Burgos, a pesar de no contar con cuatro titulares en el triunfo en León — Ángel, Cristian, Mario y Caye–; de tener que recurrir a la segunda unidad o incluso a la tercera, en la figura de dos juveniles (Costa y Rubén) que acabaron debutando.
Lo que es justo
Cierto es que las primeras ocasiones las tuvo el Burgos, pero eso no ha de hacer de menos el partido del Real Valladolid B. Como el rival proponía un partido físico, de presión alta y cuerpeo, los blanquivioletas se encontraron un tanto incómodos, si por ello entendemos que no jugaron el balón como otras veces. Como una semana atrás, los de Borja Jiménez supieron ver que hoy tampoco era el día de trazos finos, sino de brocha gorda.
Aunque quizá alguno pueda achacar al filial ser poco ídem –quizá achacar no sea la palabra, pero Ángel Viadero habló de ello posteriormente en rueda de prensa–, lo cierto es que supone un paso adelante en madurez la no obstinación en algo que no venía funcionando del todo bien desde el punto de vista de la competición, que era el toque y toque. Que la saben sobar se sabe. A veces, no se puede.
No se podía en esta ocasión, y el Promesas trató de dañar a su rival con un arma que maneja con más virtuosismo que precisión: la verticalidad. Trató de ser profundo y rápido, evitando las habituales conducciones de Anuar y los giros de Renzo en busca de alguien cercano. Así, evitó esas pérdidas en posiciones comprometidas que tan caro han costado a veces.
Si sufrió algo en defensa fue porque Adrián Hernández era un incordio en su pugna con los centrales –Arroyo volvió a jugar en el centro de la zaga ante los problemas físicos de Cristian– y porque Jonatan Valle, líquido y móvil entre líneas (aunque detectable), es bueno a poco que le apetezca, y hasta la lesión que provocó su cambio, esta vez parecía apetecerle.
No hubo ocasiones en el primer tramo de la primera mitad, porque el Real Valladolid B fue capaz de achicar siempre bien y porque, en el otro lado del campo, no terminaba de encontrarse. Lo competido del envite nunca cambió, pero sí esa cuestión, la del peligro generado. Así, entre los minutos veinticinco y treinta el Burgos dispuso de tres oportunidades claras para adelantarse.
Las dos primeras fueron parte de una misma jugada, y las desbarató Julio de manera magistral. Prosi y Jonatan Valle se dieron de bruces con el guardameta vallisoletano, y nunca mejor dicho, porque un choque al tirarse a por el segundo disparo le provocó un golpe que le hizo lucir tirita como si fuera defensa italiano en los 90 o, en su defecto, Alkorta o Luis Enrique. La última, de Ander Vitoria, tras un buen centro desde la izquierda, terminó perdiéndose por encima del arco.
Pasada la media hora, un centro de Toni iba a parar a las botas de Dani Vega, que disparaba a puerta cruzado, tan cruzado que Adrián vio la ‘necesidad’ de remachar a la red en el segundo palo. A decir verdad, el uno a cero quizá no hacía justicia, dadas las ocasiones visitantes y la igualdad latente en el verde. Pero sucedió; el fútbol no siempre es del todo justo.
No siempre lo es, decíamos. Sí esta vez. El filial blanquivioleta logró irse en franquicia al descanso, pero el Burgos consiguió empatar apenas transcurridos cinco minutos de la reanudación, por medio de Adrián Hernández, que poco tiempo más tarde marró lo que pudo ser el uno a dos en un testarazo que se perdió por la línea de fondo. Con todo, sí, efectivamente, el citado tanto hacía justicia a lo visto; la devolvía al marcador.
«Lo que tenemos»
Claro, que, cuando uno empieza ganando y al final no lo hace, a veces se queda con sensación de que podría haber logrado algo más. En torno a la hora de encuentro, las figuras de Toni y José se agrandaron –sobre todo el segundo–, y con ellos el Promesas, sin alardear demasiado, pareció querer decir ‘aquí estoy yo’. Los dos tuvieron sendos disparos con los que buscaron inquietar a Aurreko, sin hacerlo en demasía.
Con el ineludible correr del reloj, y como comúnmente se dice, ambos nadaron guardando previamente la ropa. Sin encerrarse ninguno, tampoco cometieron locuras, hecho que –al menos– advirtió Borja Jiménez desde el banquillo y que recordó Arroyo sobre el césped que era conveniente hacer, cuando, en las postrimerías del encuentro, gritó a sus compañeros «por lo menos vamos a aguantar lo que tenemos».
A pesar de todo, el Real Valladolid Promesas todavía tuvo una última oportunidad para variar el signo del duelo, con un remate a la salida de un córner de Rubén, juvenil y debutante, que acabó en las manos de Aurreko. Como esta vez el balompié sí se había citado con la Dama de la Justicia, y no con la Diosa de la Fortuna, así terminó el choque, igualado, tal y como fue.
Con este empate, el Burgos encadena una racha de seis jornadas consecutivas sin perder. El filial, de tres, algo que solo encuentra parangón en las cinco primeras, en las que no cayó y logró cuatro empates y un triunfo. El punto sirve para continuar mejorando sensaciones, pese a las circunstancias, aunque de poco en el plano clasificatorio. Para mucho más serviría lograr los tres el próximo domingo, ante el Guijuelo de Rubén de la Barrera en la localidad salmantina.
Real Valladolid B: Julio; Deve, Arroyo, Iván Casado, Royo; Anuar, Renzo Zambrano; José, Adrián (Isma Casado, min. 67), Toni (Rubén, min. 91); y Dani Vega (Costa, min. 83).
Burgos CF: Aurreko; Andrés, Odei, Quesada, Verdés (Sergio Esteban, min. 54); Jonatan Valle (Sergio Cortés, min. 36), Rodri, Prosi, José Fran; Adrián Hernández y Ander Vitoria (Fito Miranda, min. 67).
Árbitro: Gómez Landazabal (C.T. Vasco) amonestó a los locales Isma Casado y Anuar, y a los visitantes Álex Verdés, Adrián Hernández y Prosi.
Goles: 1-0, min. 35: Adrián. 1-1, min. 50: Adrián Hernández.
Incidencias: Unos 600 espectadores (200 de Burgos) presenciaron en Los Anexos el partido, correspondiente a la jornada vigésima en el Grupo I de la Segunda División B.