El delantero franco-italiano firma cedido hasta el treinta de junio y será a todos los efectos blanquivioleta a partir de entonces, cuando su nuevo club tenga que acometer una obligación de compra

A las once y diez de la noche, con nocturnidad y alevosía, el Real Valladolid ha anunciado su primer refuerzo invernal. Seguramente en algún lugar alguien habrá gritado, siquiera por romanticismo, aquello de «¡paren las rotativas!» después de que se hiciera público el acuerdo de cesión de Vincenzo Rennella hasta el treinta de junio.
El contrato rubricado en las últimas horas de este jueves catorce incluye una obligación de compra una vez termine la temporada, por lo que posteriormente a todas luces el delantero franco-italiano, cuyo pase pertenece entonces al Real Betis Balompié, será jugador del Real Valladolid hasta 2019.
La actual es la cuarta temporada en España, y cuarta también en Segunda División, donde antes militó en Córdoba, Lugo y en el propio Betis, con el que ascendió a Primera el pasado verano. En la primera, jugó 33 partidos y anotó siete goles. En la segunda, actuó en 35 encuentros y marcó trece tantos, en el que hasta ahora es su mejor campaña como profesional. En la tercera, hizo seis en 34 encuentros. Y en la presente, en estos primeros meses, participó en seis envites y vio puerta una sola ocasión.
De esta manera, acumula 108 partidos en España y veintisiete goles, a razón de un gol cada dos partidos y medio. Si tenemos en cuenta los minutos que ha disputado en competición liguera sobre la piel de toro (6.318), se obtiene una media de un gol cada 234; esto es, cada 2’6 partidos, muy semejante a la anteriormente obtenida. Por lo tanto, se puede hablar de él como un delantero con gol aunque nunca haya roto en una campaña de, pongamos por caso, veinticinco.
Para eso, para marcar, precisamente, llega al Nuevo José Zorrilla, donde vivirá su puesta de largo el martes a partir de la una y cuarto de la tarde. Si bien en un principio parecía prioritaria la llegada de un central, con la apertura del mercado cambió la perspectiva de la dirección deportiva que viene a tratar de paliar el poco acierto de cara a puerta con un jugador todavía joven, de veintisiete años, que venía dándose de bruces con la competencia de Jorge Molina y Rubén Castro, como el pasado curso, y con el holandés Ricky Van Wolfswinkel.