El exjugador del Atlético Tordesillas sonrió, de nuevo, como rojiblanco y ahora afronta una experiencia en Islas Feroe

El fútbol da muchas vueltas, es un estado de ánimo continuo. Un día estás arriba, en lo más alto, y al siguiente en algo parecido al infierno. Algo parecido le ha sucedido a Carlos Quintana, que se recuperó anímicamente en el Atlético Tordesillas y ahora afronta un nuevo reto en Islas Feroe. El jugador habló en #HacemosCantera antes de emprender este viaje.
«Era algo que deseaba desde hace bastante tiempo. Me llegó hace una semana y no me lo pensé dos veces», afirmó. Una decisión difícil, pero valiente, ya que el segoviano se marcha a un país desconocido para él. «No lo conozco mucho, aunque he leído cosas sobre la isla».
El B68 Toftir será su nuevo equipo, al que también descubrirá –si bien, explica, sabe que es un recién ascendido–, aunque ya se ha intentado informar. «Sé que ha sido campeón de Liga alguna vez y que ha jugado eliminatorias de Champions League y de UEFA. En su momento fue un conjunto importante y me imagino que querrá volver a serlo», señaló.
Pero, ¿cómo surgió el interés? «Les debieron de hablar de mí y les gusté bastante», dijo. Pero cree que todo ya sido por medio de vídeos. «Que yo sepa, no vinieron a verme», afirmó. Reconoció que «era una oferta bastante buena». «Voy para dedicarme al fútbol y me sentiré profesional», pronunció orgulloso.
Tendrá ventaja respecto a parte de la plantilla, puesto que «en una semana empieza la pretemporada y en marzo la liga». «Los representantes me han dicho que tengo que ir y hacerme el reconocimiento médico. Me tengo que adaptar al país, a la climatología, al idioma y a los sistemas de juego», admitió.
Todo ello es un regalo para Quintana, que le llegó «el Día de Reyes». «Por la noche me lo confirmaron y al día siguiente me enviaron el contrato», comentó. Es consciente de que esta experiencia «no se paga con dinero». «Es un punto a favor en lo futbolístico y en lo personal», añadió.
2015 no fue un año bueno del todo para él, ya que en la temporada pasada no lo pasó bien. «El último año en Galicia perdí un poco la ilusión por el fútbol, pero ahora la he vuelto a recuperar», señaló. Mucha culpa de esa sonrisa que ahora esboza en su casa la ha tenido el Atlético Tordesillas, por el que tuvo «dudas» a la hora de tomar la decisión. «Me sentía muy querido y me daba un poco de pena», reconoció. Ya se encuentra en Islas Feroe, donde los aficionados del B68 disfrutarán de sus goles tanto o mas de lo que lo hacía la hinchada rojiblanca en Las Salinas.
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