La hoja de ruta del Real Valladolid puede cambiar en función del remanente que dejen los primeros fichajes tanto para el primer plantel como para el filial, cuyas posibilidades dependerán, también, de lo que suceda ‘arriba’
La dirección deportiva del Real Valladolid tiene solo establecido un primer camino para reforzar a su primer equipo y al Promesas en este mercado invernal, que pasa porque el primer fichaje que se realice marcará el resto, tal y como reconoció Braulio Vázquez a El Norte de Castilla el veintitrés de diciembre.
Como ya se ha explicado en estas líneas, la intención es reforzar el primer plantel al menos con un central y un delantero y el Promesas, como mínimo, con un punta. Sin embargo, aunque las necesidades están claras, el mercado es dúctil; puede variar en cuanto a los nombres, y de hecho es probable que lo haga, una vez las prioridades estén colmadas.
Esto es; hasta que no se conozca la identidad del primer fichaje, en los dos casos, no se sabrá por dónde irán los tiros con el segundo, dadas las restricciones económicas. Y la razón es evidente: a mayor partida presupuestaria destinada al primer refuerzo, menor será la que quede para el segundo, toda vez que hay un límite que no se puede sobrepasar.
En el primer plantel, dado que el remanente es de 400.000€, puede haber un mayor margen para establecer de manera simultánea diferentes negociaciones. No así en el Promesas, donde el presupuesto restante para refuerzos es muy inferior, lo que desaconseja la mayor. Asimismo, en el caso del filial el mercado puede ser cambiante por las propias ‘indicaciones’ del primer equipo.
La prioridad, en todo caso, es la de fichar a un delantero que venga a competir con Caye Quintana, por el momento, la decepción de la temporada. Pero, como dijo Borja Jiménez el domingo en rueda de prensa, reforzar al equipo en cualquier línea «sería interesante». De esta manera, no sería nada descabellado que se intentara sumar un defensa más, sobre todo en el previsible supuesto de que Ángel siga contando ‘arriba’.
Otro posible escenario sería reforzar al filial en el centro del campo, especialmente si se da alguna salida. Otro gallo cantaría, por ejemplo, si se diera la marcha de Mojica, no esperada, pero barajada en los medios tras su última ausencia en lista. Entonces, quizá lo que el Promesas precisaría sería otro hombre de ataque, toda vez que José entraría más en la dinámica del primer plantel.
Este supuesto es ficticio, pero sirve para ejemplificar la manera en que lo que suceda con el equipo de Portugal podría afectar al de Borja Jiménez. En tanto en cuanto es filial, la planificación del Promesas no irá por libre; se estudiará todo contexto y, por lo tanto, cabe esperar que si Braulio Vázquez apura la ventana de fichajes, Cata, director de las categorías inferiores, también lo haga.
Las operaciones abiertas o los contactos establecidos pueden –e incluso deben– ser muchos, pero la sensación que se tiene en el entorno del club es la transmitida unas líneas más arriba: todo puede cambiar, y mucho, en función de la identidad del primero que llegue. Se prevé, por lo tanto, que este mercado sea, más que nunca, un juego de regateo al más puro estilo Monopoly. La economía manda.