El Real Valladolid Promesas tratará de reencontrarse con la victoria en casa ante un duro escollo como es el Pontevedra, que se encuentra inmerso en la lucha por los puestos de cabeza pese a ser un recién ascendido

Tras cosechar cuatro derrotas seguidas, el Real Valladolid Promesas volvió a la senda del triunfo el pasado fin de semana en Mareo, en el duelo de filiales frente al del Sporting de Gijón. Sin desarrollar un juego preciosista, ganó, que, llegados a tal punto, era necesario, pues estaba en puestos de descenso a Tercera, de los que salió con esa victoria.
El tanto de José y la posterior asistencia a Caye Quintana vinieron a paliar esta situación pobre, en el momento justo en el que parecía volver a haber una cierta estabilidad en el conjunto que dirige Borja Jiménez. Así, como Miguel Ángel Portugal ha ido recuperando efectivos, por estar con él, solo Ángel fue baja el pasado fin de semana, una situación que habrá que ver si vuelve a darse mañana sábado, a partir de las cuatro menos cuarto de la tarde.
Se sabe que no estarán Cristian y Pelayo, aún lesionados. Lo demás, hasta que el técnico del primer plante, se desconocerá; ahora bien, dada su querencia al poco uso de canteranos, parece que de no haber más bajas para viajar a Albacete ningún filial (más) irá, ni siquiera como relleno, lo que volvería a hacer del once del Promesas algo reconocible.
A la incógnita de Ángel se le suma otra: si Borja Jiménez repetirá dibujo con tres jugadores en el centro del campo. Mario acompañó a Anuar y Renzo en el centro del campo en Gijón y la probatura funcionó, ya que el primero sirvió para fortalecer al colectivo en labores defensivas y potenciar a Zambrano en ataque, permitiendo que pisara más área de lo que acostumbra.
De ese buen rendimiento se puede deducir el dicho habitual en el fútbol de que lo que funciona no se toca, si bien no por qué ser así exactamente. Con ese dibujo, el filial se tapa los pies, pero quizá destape la cabeza; esto es, pierde una referencia ofensiva que, por otra parte, sirvió para sentenciar esa victoria en Gijón. Incluso pensando en el rival, jugar con tres en medio podría servir para frenar sus oleadas, aunque es posible que dos mediocentros sean suficientes para dominar –una vez más– la posesión.
Sea como fuere, por cuarta semana consecutiva, el filial blanquivioleta se enfrenta a un teórico rival por la permanencia, como lo eran el Sporting B, el Peña Sport y el Izarra, último equipo que ganó en Los Anexos. La diferencia es quien estará enfrente, el Pontevedra CF, se halla a día de hoy bastante lejos de esa pugna por la permanencia.
Buena parte del mérito –se podría decir que la gran mayoría– la tiene el ‘hacedor’ del ascenso granate, Luisito, un técnico que ha venido a reavivar a la parroquia lerezana con un discurso pasional, que viene de hacer de él algo así como ‘El Cholo’ granate. No solo eso, sino que ha calado tan hondo que el equipo es la viva imagen de lo que él quiere: trabajo, trabajo y más trabajo.
Competitivo hasta el extremo, el Pontevedra hace bueno el eslogan del club ‘hai que roelo’. Dicho de otro modo: es un hueso duro de roer, como demuestra su buena situación en la tabla, en la que aparece emplazado en el quinto lugar. Ha sumado veintitrés de los últimos treinta puntos y acumula ya veintisiete, que le permiten ser no solo la revelación de la temporada en el Grupo I de Segunda B, sino un soñador que tiene en el bolsillo dos terceras partes de la salvación, objetivo primero y prioritario marcado para este curso.
Lejos de Pasarón, la entidad que preside la empresaria conservera Lupe Murillo ha cosechado tres victorias (Santander, Aranda y Tafalla), dos empate (en Vigo y Gijón) y tres derrotas; ahora bien, estas llegaron en sus primeras tres salidas, ante Cacereño, Lealtad y Racing de Ferrol, lo que indica que los granates son un buen visitante.
El cuadro del barrio de O Burgo llegará a Valladolid sin el mediocentro Luis Fernández, titular habitual junto a Kevin Presa, y con la duda de Jacobo, extremo izquierdo que suele formar de inicio. Se prevé, no obstante, que los dieciséis jugadores que desplace Luisito no estén solos, ya que el club ha habilitado un viaje para que estén arropados por su afición.
Con todo, será una dura piedra de toque que el Promesas ha de ‘cubrir con papel’ para ganar. El conjunto gallego desconocerá –como todos– la disposición de los pupilos de Borja Jiménez, quien apostó en Mareo no solo por ese 4-3-3, sino también por dar continuidad a Royo en el lateral izquierdo y optó por Arroyo como central. Aun con estos y los demás condicionantes, la victoria se antoja necesaria para confirmar la reacción y escapar de la zona baja de la clasificación.