El técnico alicantino dio un pequeño susto durante el desarrollo del partido
Foto: Juan Carlos Amón
El entrenador del Deportivo Alavés, Pepe Bordalás, viejo conocido de la parroquia vallisoletana desde aquella fatídica eliminatoria de play-off frente al Elche, ya había sido protagonista en la previa del encuentro por sus declaraciones en rueda de prensa.
Allí, en Vitoria, alimentó el fuego que consume muchos pareceres blanquivioletas, en lo que a las actuaciones arbitrales se refiere, con las siguientes declaraciones: «El Real Valladolid es un equipo muy agresivo que juega al límite del reglamento». Más o menos discutible esto, resulta curioso oírlo en boca de un Bordalás que nunca ha caracterizado a sus equipos con la etiqueta del fair play, precisamente.
El caso es que durante el desarrollo del encuentro, el técnico alicantino se erigió de nuevo en protagonista, aunque, en este caso, de forma involuntaria y negativa.
En el descanso del partido entre el Real Valladolid y el Deportivo Alavés, Pepe Bordalás sufrió una indisposición que le obligó, primero, a ser examinado por los médicos; y segundo, a ser trasladado, posteriormente, a la ambulancia que se encontraba en el estadio para confirmar, tras las pertinentes pruebas médicas, que no era nada grave.
Por suerte, así fue. Una indisposición estomacal le produjo una sensación de malestar y ganas de vomitar. Así se explicó tras el partido Bordalás, quien, en ningún momento, fue trasladado a ningún hospital de Valladolid. El propio técnico del Alavés quiso quitar hierro al asunto y solo habló de «indisposición», como se colige de las declaraciones recogidas por el periodista de El Norte de Castilla Arturo Posada: «Ya esta mañana no estaba bien, la noche la he pasado regular y bueno, al final, la acumulación de falta de descanso, de estrés… no sé, cualquier cosa. Pero estoy francamente bien».
El propio Deportivo Alavés anunció a través de su cuenta de Twitter que, una vez recuperado de su indisposición, Bordalás regresaba con el equipo de forma totalmente normalizada.
El técnico alicantino tiene razones más que de sobra para alegrarse con la marcha de su equipo, al que, tras la victoria de este sábado, y pese al pequeño percance sufrido en el descanso del encuentro, sitúa en primera posición de la tabla con veintinueve puntos, once más que un Real Valladolid que ha visto cómo el efecto Portugal, al menos en lo que a resultados se refiere, parece haber terminado y que acabará la jornada muy cerca de los puestos de descenso.