Las bajas del Real Valladolid aumentan las posibilidades de que Guzmán juegue el domingo en La Romareda
No es fácil ser el elegido para solucionar un partido. El llamado jugador revulsivo ha sido, ya desde hace tiempo, una figura con denominación de origen en la historia del fútbol. Lo fue Salinas en el FC Barcelona, Dirk Kuyt en el Liverpool o Gunnar Solkjaer en el Manchester United.
En Zorrilla, el papel del hombre de refresco, ‘The Sixth Man’ que llamarían los amantes de la NBA, lo tiene Guzmán Casaseca. El pacense ha jugado nueve partidos y acumula 321 minutos, normalmente saliendo desde el banquillo, en las segundas partes, para insuflar un nuevo aire al equipo.
El caso es que su nombre no aparece casi nunca en el once titular. Ni siquiera con el cambio de míster, que parecía iba a dibujar un nuevo esquema, ha cambiado su rol dentro del cuadro pucelano. Sin embargo, el parón de selecciones sumado a los tocados de la plantilla hace que este domingo sea necesario tirar de alguno de los menos habituales.
Quizás fuera el partido contra la Ponferradina la mejor actuación de Guzmán en lo que va de temporada. En medio de aquel partido gris e inundado por las dudas, el jugador quiso poner la pausa y la cabeza. Media hora le bastó para demostrar que podía asumir el papel de Mojica, que estaba concentrado con su selección.
Casualmente Mojica, de nuevo citado por Colombia, estará ausente en la cita ante el Real Zaragoza. Y así, Guzmán tiene delante una nueva oportunidad. El ex de Las Palmas atesora experiencia en partidos de gran nivel como este. Su polivalencia ofrece múltiples recursos para desatascar una situación complicada y aunque este año –como al resto de sus compañeros– le falte afinar la puntería, tiene gol.
La semana pasada, Miguel Ángel Portugal destacó reiteradamente que la plantilla es corta y que las bajas son un problema. Los presagios del técnico burgalés parecen seguir cumpliéndose, ya que sigue sufriéndolas, pero, antes de echarse las manos a la cabeza, el Pucela tiene que confiar en sus recursos. Uno de ellos se llama Guzmán y está disponible.
Puede que esta vez el revulsivo blanquivioleta tenga que imponer su ritmo desde el principio. A sus 31 años, el atacante extremeño dispone de una ocasión de dar un golpe sobre la mesa, ganar confianza y demostrar por qué el Real Valladolid confió en él este verano.