El preparador físico del Real Valladolid Promesas hizo las veces de técnico ante la ausencia de Borja Jiménez, lo que provocó que el colegiado le mostrara el camino a vestuarios al carecer del título de entrenador pertinente

Foto: Víctor Álvarez
Este pasado domingo, en el partido entre Real Valladolid Promesas y Real Club Racing de Santander, el colegiado gallego Sergio Espasandín Cores expulsó en el minuto setenta, cuando en el marcador campeaba un empate a uno, a Toni Madrigal, preparador físico blanquivioleta, que hasta ese momento estaba ejerciendo de entrenador del equipo debido a que la ficha del nuevo técnico del filial, Borja Jiménez, no había llegado a tiempo para el partido, lo que le llevó a verlo desde la grada, sentado justo detrás del banquillo.
Posteriormente, el míster dijo en rueda de prensa que Toni Madrigal había sido expulsado debido, efectivamente, «a que tiene licencia de preparador físico». Y dio con otra clave: «No puede estar levantado en el área técnica y solo puede estar fuera de banquillo para calentar», comentó. La solución intermedia adoptada por Madrigal, que no convenció al colegiado, fue la de estar de pie en el banquillo sin pisar el área técnica, con una circunstancia particular: los banquillos en El Sardinero están soterrados y, por ello, sobresalía del mismo.
Pese a esta circunstancia, cuando fue expulsado, parte de la grada y de los periodistas presentes en El Sardinero se cuestionaron sobre el motivo y la idoneidad de la expulsión.
En primer lugar, hay que decir que el estar dando instrucciones desde el área técnica sin tener permiso para ello sí es una infracción, pero que no constituye por sí sola motivo de expulsión. Sin embargo, cabe recordar que el primer asistente advirtió en dos ocasiones –minutos seis y veintidós– a Toni Madrigal de que detuviera esta conducta.
Según refleja el acta del partido, el árbitro terminó amonestándole por este hecho en el minuto 54, dieciséis minutos antes de que le ‘invitara a irse’. Así, se puede decir que el motivo real de la expulsión no es la infracción en sí, sino su reiteración, haciendo caso omiso a las indicaciones del asistente, en primer término, y en segundo lugar del trencilla.
En los últimos años, se han visto distintos precedentes en los cuales estas conductas tienen una respuesta permisiva por parte de los colegiados –incluso con jugadores, no solo técnicos–, si bien esto ha cambiado, presuntamente, por recomendación de esferas mayores, después del polémico ‘caso Zidane’, que dirigía al Real Madrid Castilla sin poseer la titulación exigida para tal labor.
Según dicta el artículo 231.2 del reglamento de la RFEF, «únicamente el entrenador, entendiéndose como tal al que se encuentre en posesión de licencia de primer o segundo entrenador, tendrá la facultad de levantarse a dar instrucciones a su equipo». Y, como matiz, cabe añadir que para ejercer de primer o segundo entrenador, también desde este mismo año y por el ‘caso Zidane’, se ha de estar en posesión del título de Entrenador Nacional Nivel 3.
Llegados a este punto, el acta refleja una curiosidad, y es que, en el acta del partido, Toni Madrigal aparece como segundo entrenador… cuando no posee ese título de Nivel 3 –tiene el Nivel 2– y su licencia es de preparador físico, como comentó Borja Jiménez. Por lo tanto, lo llamativo viene de que en un principio es ‘aceptado’ como segundo entrenador y luego es expulsado por cumplir con su ‘cometido’.
Una última cuestión llamativa es que, una vez fue expulsado, el preparador físico del Promesas se quedó en la bocana del túnel de vestuarios, cuando el mismo artículo 231, en su apartado quinto, dice que «los que resulten ser expulsados, deberán dirigirse a los vestuarios sin posibilidad de presenciar el partido desde la grada». A lo que añade que «el incumplimiento de la citada obligación será objeto de sanción disciplinaria», una posible sanción a la que también hacía referencia el apartado dos.