Miguel Ángel Portugal jugó una temporada en el Real Valladolid, pero apenas pudo participar debido a una lesión de menisco que permitió el ascenso al primer plantel de quien a la postre sería una estrella del fútbol patrio
Miguel Ángel Portugal, nuevo entrenador del Real Valladolid, ya conoce su vestuario. Para él o es nuevo, no solo porque ya ha dirigido a sus nuevos pupilos, sino porque hace años lo pisó como local. El nuevo técnico blanquivioleta militó un año en el Real Valladolid en su etapa como jugador, en la campaña 1987/88.
Su paso fue efímero, no solo porque duró solo un curso, sino porque tan solo pudo participar en tres encuentros ligueros, frente al Sporting de Gijón, ante el Real Zaragoza y contra el Sabadell, debido a una inoportuna lesión. Llegó del Real Burgos, con quien llegó a jugar en Primera División. Y conoció aquí a Don Vicente Cantatore.
«Llegué con mucha ilusión. Era mi vuelta a la élite, después de mi salida del Real Madrid. Cantatore me había visto jugar y confiaba en mí. Sin embargo, me rompí el menisco de la rodilla izquierda en la pretemporada en Suances, y ahí se acabaron todas mis ilusiones», relata el técnico en su página web.
Después de su lesión, continúa explicando, «la rodilla no fue la misma». Sirvió, aquel imprevisto, para que Zorrilla disfrutara de la irrupción de Fernando Hierro, por entonces en el filial, y quien acabaría jugando veintinueve partidos. Luego, cuando se acabó el curso, dado que solo tenía un año de contrato, se marchó al Córdoba, donde terminaría colgando las botas en 1991.
En sus dieciocho años como futbolista profesional, Miguel Ángel Portugal jugó 72 partidos en Primera División –hizo ocho goles– y 34 en Segunda –marcó tres tantos–. Sumando estos encuentros a los que disputó en otras categorías, la cifra asciende a un total de 322, en los que vio puerta en 47 ocasiones.
Su momento álgido lo vivió en el Real Madrid, donde militó cuatro campañas, ganó tres Copas del Rey, una Recopa de Europa, una Liga, una Supercopa y una Copa de la Liga, además de ser una vez subcampeón de Europa y otra subcampeón liguero. Sin embargo, y pese a este palmarés, puede decirse que fue un jugador modesto: jugó dos años en Segunda, seis en Segunda B y dos en Preferente.