El nuevo técnico del Real Valladolid buscará resucitar a una plantilla deprimida por los malos resultados, empezando por los últimos en llegar, Pedro Tiba, Diego Rubio y Erick Moreno, casi inéditos hasta el momento

Miguel Ángel Portugal tiene mucho trabajo por delante. La orquesta vallisoletana cambia de director sin haber llegado nunca a sonar como se esperaba (o por lo menos debía). Apenas había terminado la despedida de Gaizka Gartiano, cuando su nuevo técnico ya posaba para las cámaras de los medios estirando la bufanda blanquivioleta. El fútbol es así. A rey muerto, rey puesto.
Llega otro técnico, del que se espera que sea capaz de sacar el máximo rendimiento de sus jugadores, empezando por el llamado ‘clan de los portugueses’, del que forman parte Pedro Tiba, Diego Rubio y Erick Moreno, últimos refuerzos en llegar, desde el país vecino, y hasta ahora casi inéditos.
Casualmente, el origen de estos tres es el apellido de su nuevo entrenador, llamado a darles un mayor uso que el precedente. Aunque estaban llamados a dar un salto de calidad al plantel, pues para eso se les esperó tanto, como agua de mayo, por ahora no han rendido en lo poco que se les ha visto. No obstante, en los dos primeros casos se les vio –o se les esperaba– lo suficiente como para que la afición demande más minutos.
Pedro Tiba ha participado en cinco partidos, solo uno como titular, y acumula tan solo 176 minutos. Sin embargo, y aunque en ese envite en el que jugó de inicio no llegó a enamorar, ha sido un intento de revulsivo que ha llegado a convencer a la grada, máxime cuando lo que falta al Real Valladolid, entre otras muchas cosas, es alguien que mueva el balón, que lo conduzca y cree juego y ocasiones.
Por su parte, Diego Rubio y Erick Moreno aún no han saltado de inicio en ninguna ocasión en liga, y han disputado 87 minutos repartidos en cuatro encuentros y 17 en uno, respectivamente. Mientras al cafetero no se le vio cómodo –más bien al contrario: se le vio torpe–, el chileno en su debut dejó algún pequeño destello que invita al optimismo. No obstante, por ahora no ha sido más que eso.
Basta señalar que, pese a haber estado lesionado y debutar en la jornada seis, Manu del Moral ha jugado más que ellos: 279 minutos en cuatro envites, dos de ellos, los dos últimos, como titular. Por lo tanto, como se ha comentado, esa será una de las tareas principales de Portugal, ‘rescatar’ a los refuerzos provenientes de ‘su país tocayo’ y acabar de integrarlos de manera activa en el grupo.
André Leão… y los que no son portugueses
Como no se espera que Bruno Varela tenga una importante participación, salvo eventualidad grave con Kepa, el portero no «computa» entre los jugadores de los que esperar más. Sí lo hace otro portugués, también de cuna, aunque este ya estaba: André Leão. El ‘León de Freamunde’ no ha terminado de cuajar desde su llegada a la capital del Pisuerga, más allá de un puñado de partidos sueltos el pasado año en los que ofreció un nivel alto.
Esta temporada, a las órdenes de Garitano, se le ha visto perdido, oculto en las labores defensivas e incapaz de generar el fútbol que se presuponía a su llegada. Será otra asignatura pendiente del nuevo técnico, recuperarlo para la causa y lograr que alcance una regularidad todavía no vista.
Con todo, es de recibo reconocer que Portugal toma las riendas de un equipo a la deriva, de un grupo de futbolistas que prometían formar una plantilla de mayor calidad de la vista hasta ahora dentro del campo.
Tras varias jornadas fatales, el Pucela ha caído, hasta los puestos más bajos de la tabla. Una fugaz mirada hacia abajo basta para que aparezcan los escalofríos. Por eso el Real Valladolid reinicia la partida, con menos vidas, pero, eso sí, con la esperanza de que en el próximo partido futbolistas y aficionados suelten con el pitido final un largo suspiro de alivio al ver que se encuentran un poco más lejos del abismo.
Indudablemente, el equipo tiene más calidad de la que se ha visto. Los refuerzos de este verano llegaban ilusionados al recalar en un club histórico que esperaba iniciar un difícil camino hacia Primera División. Ahora, las caras de los últimos incorporados son el reflejo de la situación del equipo: hay dudas, miedo y desconfianz,a pero la visión positiva es que ya solo se puede ir hacia arriba. Los objetivos del nuevo entrenador pasan por recuperar la fuerza y energía de todos los futbolistas.
Al margen de los nuevos, Portugal tendrá que poner bien el cemento y los ladrillos. Es decir, construir una base sólida y estable. Para eso solo sirven los galones, el orgullo y la experiencia. Hacer que Óscar y Álvaro Rubio funcionen es primordial, al igual que Timor o Javi Chica. Y no estaría de más que desde el cuerpo técnico le dieran una pequeña recomendación al que desde hoy porta la batuta: echar un ojo a la cantera.
Ángel dio un nuevo aire a la banda izquierda en sus dos participaciones, sus intervenciones siempre han sido fantásticas y no hay duda de que merece más oportunidades, como, quizá, algún otro elemento del filial, caso de Toni o José. Habrá que estar al tanto de cómo se reestructura el equipo. Lo dicho, calidad hay. Toca pulirla.