Hasta esta misma jornada, el técnico vasco casi calcaba los números del ascenso con el conjunto eibarrés. Tan solo había una diferencia, en la cantidad de goles marcados y encajados

Ya se puede decir, con los datos en la mano, que Garitano está haciendo una mala temporada. El técnico vasco, que puede estar ante sus últimas horas como blanquivioleta, ha empeorado su inicio de cuando ascendió con el Eibar.
En la campaña 2013/14, el equipo armero marchaba en la jornada ocho en decimoctava posición con el mismo número de puntos, de victorias, de empates y en fin, de derrotas que el Pucela de la misma jornada. Sin embargo, esa igualdad, que solo se diferenciaba en que el Eibar había anotado seis goles y había recibido nueve, mientras que el Real Valladolid llevaba ocho a favor y diez en contra, ha tocado a su fin.
Ese ‘empate técnico’ se rompió este pasado domingo en Palamós, donde el Real Valladolid cayó estrepitosamente ante el Llagostera por tres goles a uno.
Por su parte, aquel Eibar consiguió un empate ante un Hércules que terminaría la liga último. No obstante, en los diez siguientes partidos ligueros, los azulgranas consiguieron siete victorias y tan solo fueron derrotados en tres ocasiones. En la jornada veinte, los vascos ya marchaban terceros a solo tres puntos del líder.
El caso del Real Valladolid es, por desgracia, muy distinto. El Eibar era un equipo recién ascendido y su objetivo era la permanencia y pensar en el ascenso a Primera era, prácticamente, soñar. El Real Valladolid tiene otros objetivos marcados. El Pucela solo puede, solo debe, aspirar a ascender a Primera y encontrarse en puestos de descenso en la jornada nueve es un problema, que no un drama.
El caso es que Garitano, que dispuso de mucho tiempo, confianza y oportunidades en Eibar, en Valladolid no lo tiene porque la urgencia por estar arriba apremia y porque la situación del equipo no ayuda.