Carlos Suárez, presidente del Real Valladolid, no confirma la continuidad del entrenador vasco, pero asegura que «lo lógico es que siga»
Cabizbajo y dolido. De esta guisa se presentó el presidente en zona mixta tras la derrota del Real Valladolid ante el Real Oviedo. Cuatro jornadas consecutivas sin alzarse con la victoria y ocho sin encontrar un estilo de juego y ofrecer una buena imagen es un camino impropio de un equipo que aspira a ascender a Primera División.
Las sensaciones encontradas tras el encuentro ante el conjunto carbayón generan aún más dudas en los alrededores de la Avenida del Mundial 82. El trabajo del cuerpo técnico es cuestionable, pero Suárez no es partidario de tomar decisiones en caliente: «Después de un partido tan malo no es momento de tomar decisiones ni de hacer planteamientos. Mañana –dijo en referencia al lunes– ya hablaremos con el míster y con la gente del club», aseveró.
Sin embargo, no confirma que Garitano ocupe el banquillo de Palamós el próximo domingo: «Yo a estas alturas no garantizo nada. Lo lógico y lo normal es que esté porque es un grandísimo entrenador y por eso se le fichó y se le convención para que viniera. Hay que tener fe y apoyarlo a él también».
Y es que el bagaje cosechado hasta ahora del Real Valladolid –nueve puntos de veinticuatro posibles– deja bastante que desear. La situación en la tabla no es ni mucho menos la esperada, pero el objetivo del equipo sigue siendo el ascenso. «Los resultados están siendo muy malos, pero de ahí a pensar que el Valladolid busca la permanencia dista mucho», aseguró el presidente.
Sin embargo, a los pésimos resultados se les suma también las malas sensaciones que evidencia el equipo; «sensaciones de pesadez, de miedo y de impotencia«, en palabras del propio Suárez, que le impide al equipo demostrar su categoría, relegándolo a una mucho menor. «No ha dado sensación de que pudiéramos ganar y el empate hubiese sido el mejor resultado para nosotros, pues al equipo no se le vio sensación de peligro o de fe«, afirmó.
«Todo el mundo se juega mucho, pero sin duda el que se juega la vida soy yo. La plantilla se hizo con cariño y con mimo dentro de las posibilidades, viendo lo que había en el mercado y sin querer equivocarnos y esta medida que ha dado en muchos partidos no es la que tiene ni el equipo ni el entrenador ni muchísimo menos el club«, explicó el mandatario.
Por otro lado, el presidente no cuestionó las decisiones de Garitano, asegurando que él combate ‘en otra guerra’: «No voy a entrar en tema deportivos, lo mío es otra historia, más allá de que las decisiones finales las tomo yo, pero no me voy a meter a hacer análisis».
Asimismo, Suárez no quiso «entrar en debates ni abrir polémicas», por lo que tampoco valoró las permutas realizadas por el míster tras los quince minutos de parón: «En los partidos sufro bastante y hay que ‘empastillarse’ para que la ‘patata’ funcione a su ritmo, así que lo analizo normalmente después. Es absurdo que yo entre en cuestiones de este tipo», sentenció para finalizar.